Hacia nuevas formas de construir bienestar
Estamos viviendo tiempos de profunda transformación social. Inequidades sociales, incluyendo aquellas históricas presentes en salud, han tocado por fin un punto de no retorno: no más indolencia, no más intolerancia a la diferencia, no más falta de reconocimiento y aceptación mutua. El país clama, como nunca antes, un nuevo acuerdo social. Esto es, una nueva forma de vivir que nos haga más sentido y donde todos y todas podamos gozar de bienestar en igual medida.
Nuestros estudios sociales en salud, por ya más de una década, han informado sobre la magnitud y profundidad de las desigualdades sociales en los resultados de salud poblacional. La distribución de buena salud entre dominantes y dominados, en cualquiera de sus formas (la llamada clase media, personas viviendo en pobreza o con alguna discapacidad, mujeres, niños y niñas, adolescentes y jóvenes, inmigrantes, pueblos indígenas, personas de la diversidad sexual, por mencionar algunas de estas categorías), depende de las políticas públicas que cada país define e implementa. Hemos aprendido que la política pública, incluyendo la política de salud, se vive en el cuerpo de cada persona y familia, produciendo malestar y estrés crónico en aquellos que no se sienten reconocidos o escuchados. Este es uno de los llamados más sentidos de nuestra población, en reconocimiento de nuestra fragilidad humana, toda vez que nosotros o alguien cercano se enferma. El dolor de no siempre encontrar respuesta oportuna y sensible en salud a cada historia y realidad particular.
Como parte de esta manifestación social, tenemos un llamado urgente y profundo desde la salud poblacional. Desde nuestro aprendizaje en investigación, vemos una valiosa oportunidad en fortalecer, en materia de política pública en general y de política de salud en particular, los siguientes ámbitos:
Hoy tenemos la oportunidad de renovar nuestra forma de construir salud en nuestra población, desde el reconocimiento de la diferencia sociocultural y su inclusión formal en procesos, vigilancia de salud poblacional y atención directa en salud. Llamamos a contemplar de manera seria, explícita y planificada la voz de todos los grupos sociales en temáticas de salud, no solo los poderosos y bien conocidos, los intelectuales y los más articulados. Se deben convocar, especialmente, a aquellos que se sienten diferentes, desintegrados, silenciados y marginados en la construcción histórica de nuestra política y nuestra sociedad. Ellos son múltiples, diversos y cambiantes; es por esta razón que el llamado debe ser amplio, abierto, inclusivo y transversal. Este es un paso fundamental para asegurar la legitimidad de un nuevo acuerdo social y de salud.