He escuchado con cierto humor, los últimos días, a diversos personajes de la izquierda chilena, rasgando vestiduras, por la postura de Joaquín Lavín, al declararse socialdemócrata.
Dicen que esta ideología pertenece a la izquierda, que el ideario de derecha no comulga con esta, tan brillante y progre y que, por lo tanto, Lavín tiene que renunciar a la derecha e irse a la izquierda… lo que querían…
Fuad Chahin estuvo al borde del infarto y dijo: “Él es muy oportunista. Sabe que mientras nosotros no definamos una candidatura presidencial que represente un centro progresista y que plantee un cambio tranquilo, él busca ocupar ese espacio». El sociólogo Ernesto Ottone lo definió así: “Si tú eres socialdemócrata, estás en contra de una visión extrema del capitalismo como el ordenador de toda la vida social. La socialdemocracia requiere de un Estado regulador, fuerte, que morigere los resultados del mercado” y advierte que “hay que evitar la frivolidad en las palabras para un debate político serio”, pero “no hago un juicio de condena: me alegro que un hombre que viene de la derecha autoritaria históricamente cambie y se percate que Chile necesita este tipo de soluciones. Pero otra cosa es el uso frívolo, superficial, para ganar votos de centro”. O sea, picados, picados y asustados, el defensor está quedando mal parado y el delantero contrincante se les está metiendo por la espalda, como diría un futbolero.
Pero veamos primero qué es la socialdemocracia. San Wikipedia, que todo lo sabe, dice lo siguiente:
“La socialdemocracia es una ideología política, social y económica, que busca apoyar las intervenciones económicas y sociales para promover la justicia social en el marco de una economía capitalista, así como un régimen de política que implica un compromiso con la democracia representativa, medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la economía en las disposiciones de interés general y estado de bienestar. La socialdemocracia tiene como objetivo crear las condiciones para que el capitalismo conduzca a mayores resultados democráticos, igualitarios y solidarios; y se asocia a menudo con el conjunto de políticas socioeconómicas que se hicieron prominentes en el norte y el oeste de Europa durante la segunda mitad del siglo XX».
«La socialdemocracia moderna se caracteriza por un compromiso con políticas destinadas a reducir la desigualdad, la opresión de los grupos desfavorecidos y la pobreza, incluido el apoyo a servicios públicos universalmente accesibles como atención a personas mayores, cuidado infantil, educación, atención médica y compensación laboral”. Esto me suena al Chile de la pandemia, ¿o no? ¿Y el Presidente es de izquierda?… raro, ¿verdad?
Si vamos más atrás, y revisamos las teorías de Bernstein, político alemán de origen judío de fines del siglo XIX, considerado el padre del revisionismo y uno de los principales fundadores de la socialdemocracia europea, planteaba un pensamiento que es promotor de una ideología en la que se supone debe prevalecer la democracia política, social y económica.
Según los postulados de esta ideología, en la democracia económica, el Gobierno debe estar al servicio del bienestar de la clase proletaria y de los trabajadores en general. Y ha de prevalecer una economía mixta que combine la empresa privada con la empresa estatal y las empresas cooperativas. Asimismo, el Estado debe intervenir en la economía, cumplir un papel de promotor de la «justicia social» y «redistribución de la riqueza», suponiendo que así se van a reducir las desigualdades económicas y sociales. Acuérdese, fines del siglo XIX. ¿Alguien de la derecha democrática no está, con los matices propios del siglo XXI, de acuerdo con esto?
Desde principios del siglo XX, la socialdemocracia ha evolucionado y se ha transformado en el centro del pensamiento político en muchos países que son derechamente capitalistas, pero con preocupación por lo social. ¿Es ser de izquierda preocuparse de lo social? ¿Desde cuándo conceptos como igualdad, justicia, solidaridad, bienestar, empatía, son de izquierda? Qué frescura más grande. De esto nos quiere convencer la izquierda chilena y de ahí la alharaca. Cómo es posible que un momio les quiera pellizcar la fruta, dónde se ha visto…
Que alguien me explique dónde dice que esto sea ser de izquierda. ¿Quién en el mundo puede afirmar que la Democracia Cristiana alemana, que adhiere firmemente a estos principios, con la canciller Angela Merkel a la cabeza, es de izquierda?
Dejémonos de tonteras, estos son principios muy universales, que pueden aplicar a cualquier ciudadano bien nacido, de derecha, centro o izquierda, que quiera lo mejor para su país. Muchos militantes de partidos de derecha caminan como lienza por esta misma vereda, me incluyo.