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Termómetro de salud mental Opinión

Termómetro de salud mental

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Ignacio Sánchez
Por : Ignacio Sánchez Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
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Durante esta grave pandemia uno de los efectos más significativos que ha presentado la población es el severo deterioro de la salud mental. Recientemente, el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC en conjunto con la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) presentaron el tercer estudio de salud mental UC-ACHS, que presenta una verdadera radiografía de lo que está ocurriendo en nuestro país. El estudio tiene una representación nacional y realiza un seguimiento a personas durante diferentes momentos de la pandemia. Se evalúa el modo de vida, las alteraciones en la salud mental y el uso de servicios de apoyo en la población. Esta es la tercera medición, la que se ha realizado en abril de este año (durante la segunda ola), que se compara con las realizadas en julio (peak de la pandemia) y noviembre 2020 (cuando la situación sanitaria estuvo mejor), e incluye a más de 1.400 individuos, adultos entre 21-68 años, de manera aleatoria, con un diseño longitudinal, es decir, se realizan entrevistas de manera telefónica a las mismas personas en diferentes ocasiones durante este seguimiento.

Dentro de los principales hallazgos del estudio destaca que cerca de un tercio de los encuestados refieren síntomas o presencia de problemas de salud mental. Resalta el temor a ser víctimas de la delincuencia y el miedo a contagiarse de COVID-19 como las principales preocupaciones, seguidas por la difícil situación económica y la posibilidad de perder el empleo y quedar cesante. Por otra parte, las alteraciones del ánimo fueron muy significativas, dentro de las que se encontró sensación de agobio, trastornos del sueño –en particular insomnio–, problemas de concentración en el trabajo, cansancio y síntomas de depresión en cerca del 40% de los encuestados.

En la encuesta destacó también el alto índice reportado en el concepto de sentir o vivir en soledad, alcanzando a casi un tercio de las personas. Hubo un incremento significativo en todos los parámetros evaluados en relación con la última medición y, a pesar de la gravedad de estos números, solo cerca de un 15% tuvo la oportunidad de consultar a un psicólogo o psiquiatra durante la pandemia. Por otra parte, el sedentarismo se duplicó entre las mediciones, alcanzando a más del 40% de la población encuestada, y un porcentaje similar respondió que su vida era completamente diferente en la actualidad comparada con la vida antes de la pandemia.

Así, también, más de la mitad de las personas manifestaron su incapacidad de disfrutar las actividades normales diarias. En relación con las brechas de género, sin duda la pandemia ha afectado de manera más grave a las mujeres, y en esta encuesta se manifestó con mayor temor a perder el empleo y una significativa presencia de agobio y depresión, probablemente secundarios al exceso de trabajo y a tener una mayor carga en las labores de la casa, teniendo que compatibilizarlas con las tareas del trabajo.

Los resultados de esta encuesta evalúan las interacciones entre la salud física, los estilos de vida, los efectos económicos y en el empleo de la grave pandemia que nos afecta y su relación con sus repercusiones en los trastornos y alteraciones de la salud mental de nuestra población. También nos demuestra los cambios durante el año transcurrido, mostrando la relación con la severidad de la presentación de la crisis sanitaria y en concordancia con las medidas de confinamiento y restricciones que se deben tomar debido a la evolución de la pandemia.

Desde las políticas públicas, es importante destacar el desarrollo del programa SaludableMente del Ministerio de Salud, que tiene como objetivo ayudar a la ciudadanía para mejorar la salud mental y el bienestar psicosocial de las personas. A través de una mesa de expertos y con el aporte de universidades y miembros de la sociedad civil, se ha apoyado esta valiosa iniciativa, que requiere un importante apoyo y recursos para cumplir esta labor. Además, al interior de las instituciones es prioritario evaluar con atención estos números y tendencias y realizar las medidas preventivas que correspondan, de educación, prevención y también de tratamiento, para poder apoyar a las personas que están en una situación muy difícil. Así lo hemos entendido en la UC por medio de un proyecto especialmente dirigido a nuestra comunidad, el que está en pleno desarrollo para ser implementado en los próximos meses.

En resumen, los datos que revela este estudio son concordantes con lo que conocemos a nivel internacional y en diferentes cifras nacionales. Lo más interesante del estudio es el seguimiento y las variaciones que se demuestran en términos de un agravamiento progresivo de la situación. Los efectos en el largo plazo de esta pandemia no los conocemos, sin embargo, debemos estar muy alertas y realizar todas las medidas de educación y prevención para cuidar a nuestras comunidades. Esta verdadera pandemia de problemas de salud mental puede seguir a la pandemia del coronavirus, por lo que es mandatorio implementar medidas en la actualidad. Es evidente que la salud mental de nuestra población va a tener un impacto directo en la convivencia nacional y en la forma de relacionarnos. Es decir, de la forma en que abordemos este importante problema, podremos construir un mejor país.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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