Opinión
El lamentable asesinato del Sargento de Carabineros Francisco Benavides pone en la palestra si los particulares pueden cometer delitos contra los Derechos Humanos o si estos delitos pueden ser cometidos únicamente por el Estado a través de sus agentes.
Quienes argumentan que los particulares pueden afectar Derechos Humanos a través de su acción delictiva olvidan que la rama del derecho encargada de regular los abusos y la violencia cometida entre particulares es el derecho penal no mediando entre autor y víctima una asimetría de poder.
Por el contrario, los Derechos Humanos encuentran su origen en la insuficiencia del Derecho Penal para perseguir situaciones en que los abusos y la violencia era cometida por el Estado. El Derecho Penal era insuficiente en aquellos casos en que sí existe una asimetría de poder, en otras palabras, los Derechos Humanos originalmente constituyeron un límite al poder del Estado.
Esto no quiere decir que los agentes del Estado no tengan Derechos Humanos, todos los tenemos, estos son derechos inherentes a la condición humana, pero cuando un agente del Estado es violentado por un particular, independiente de su motivación, es el derecho penal el encargado de hacerse cargo. Distinto sería si ese mismo agente del Estado es violentado por el Estado, ahí si hablamos de una vulneración de Derechos Humanos.
La importancia de los Derechos Humanos es tal, que todos buscan de alguna forma de abanderar sus intereses en ellos, situación que ha generado una verdadera banalización de estos. Los chilenos nos hemos acostumbrado a oír en el debate público que todo es una vulneración a los Derechos Humanos: el saqueo a negocios en el contexto de una movilización social, la práctica “el que baila pasa” según el diputado Diego Schalper, la toma de los centros de educación por parte del alumnado, asesinato del Sargento Benavides y ahora las críticas de los diputados de a UDI a la creación de una Fiscalía especializada en Derechos Humanos.
Si no nos tomamos en serio el debate y la discusión sobre los Derechos Humanos, permitiendo que se acomoden a los intereses políticos de turno, ellos serán los únicos deslegitimados, se agravará la desinformación y caeremos en el absurdo que si todo es derechos humanos nada lo es, tal vez una nueva forma de defender los derechos humanos es no mentarlos en vano.
