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Pobreza y pandemia 2020: la importancia del empleo y el rol de las ayudas sociales Opinión

Pobreza y pandemia 2020: la importancia del empleo y el rol de las ayudas sociales

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Patricio Ramírez
Por : Patricio Ramírez Coordinador Observatorio Económico y Social de la Universidad de La Frontera
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El Ministerio de Desarrollo Social y Familia presentó recientemente los resultados preliminares de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) versión 2020, denominada Casen en pandemia 2020, que entre sus objetivos tiene el conocer la situación de pobreza por ingresos de las personas y los hogares, así como la distribución del ingreso de los hogares.

La estimación de pobreza por ingresos a nivel país llegó a 10,8% equivalente a 2.112.185 personas. Esta tasa de pobreza total se descompone en 4,26% de pobreza extrema (831.232 personas) y un 6,56% de pobreza no extrema (1.280.953 personas).

En 2017 la pobreza por ingresos llegó a 8,6% (2,3% pobreza extrema, y 6,3% pobreza no extrema). Es decir, la pobreza total registró un incremento de 2,2 puntos porcentuales (pp.) y la pobreza extrema aumentó en 2,0 pp. respecto de la anterior medición. Esta es la primera alza en la pobreza en 2 décadas, cuando en 2000 llegó a 36% luego de un 35% registrado en 1998.

Como era esperable por la crisis generada por la pandemia y sus efectos, la incidencia de la pobreza aumentó, pero en menor medida a la proyectada, dada la magnitud de la crisis (FMI esperaba 12,2% para Chile) y en menor proporción por el aumento sufrido en otros países de la región. Ecuador, por ejemplo, pasó de 21,5% de pobreza prepandemia a 32,4% pospandemia; Argentina subió de 32% hasta 42%; Costa Rica de 20% a 26,2%; Uruguay de 7,9% hasta 11,6%; Colombia de 35,2% a 42,5%. Chile es el país de la región con la tasa más baja de pobreza y la que menos subió durante la pandemia.

La pobreza aumentó con mayor fuerza en las zonas urbanas del país, pasando de 7,4% (2017) a 10,4% en 2020. Mientras que en la zona rural anotó una disminución de 16,5% a 13,8%.

Si bien los niveles de pobreza total por ingreso en Chile parecen no haber subido tanto como se anticipaba por los fuertes impactos de la crisis de la pandemia, sí se observan aumentos significativos en desigualdad. Por ejemplo, el indicador 10/10 que mide la diferencia de los ingresos del trabajo de hogares del 10% de mayores ingresos y los del 10% de menores recursos resultó en 416,6. Es decir, los ingresos del trabajo de los hogares del 10% más rico del país representaron 416,6 veces los que percibieron aquellas familias del 10% de menores ingresos. Para la medición de 2017 este indicador era de 39,1. En la misma línea, el índice 20/20 pasó de 13,6 en 2017 hasta 35,1 en 2020. El coeficiente de Gini, por su parte, que es una medida de desigualdad, es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno), en 2017 era de 0,501 y en 2020 pasó a 0,527, mostrando un aumento en la desigualdad de ingresos.

El aumento en los niveles de pobreza y en la desigualdad estarían explicados en gran parte por la caída en los ingresos del trabajo producida por el fuerte impacto negativo que tuvo la pandemia sobre el mercado laboral, afectando especialmente a los sectores de menores ingresos. En 2020 se destruyeron más de 1 millón cien mil puestos de trabajo en relación con el año anterior, equivalentes al 12% de los ocupados. La tasa de participación laboral se ubicó en 2020 en niveles mínimos históricos en torno al 56%; donde las mujeres, las más afectadas, cayeron al 45% de participación, lo cual provocó una fuerte reducción en los ingresos del hogar que fue en parte compensada por los subsidios y ayudas estatales para enfrentar la pandemia.

A nivel regional, La Araucanía su ubicó nuevamente como la región más pobre de Chile, con un 17,4% de personas bajo la línea de la pobreza, seguida de Ñuble (14,7%) y Tarapacá (14%). En el otro extremo, las regiones con menor pobreza son: Magallanes (5,7%) y Aysén (6,6%). En relación con la pobreza extrema, la Región de Tarapacá registró en 2020 la mayor tasa del país, alcanzando el 6,9%; seguida de Arica y Parinacota junto a La Araucanía, que registraron un 5,9%. Si bien La Araucanía sigue siendo la región más pobre, no registró un aumento respecto a 2017, cuando marcó 17,2%; es decir, mantiene la incidencia de pobreza total, lo cual es algo positivo considerando la crisis de la pandemia, donde 6 regiones registraron aumentos significativos de pobreza respecto a 2017, aunque sí anotó un aumento en pobreza extrema desde el 4,6% registrado en 2017.

El empleo es uno de los principales ingresos de las personas, y en esta crisis se perdió mucho empleo, por tanto, afectó significativamente los ingresos del hogar, en especial a los sectores más vulnerables (primeros quintiles) que tienen empleos más precarios, con mayor informalidad y mayor vulnerabilidad ante shocks externos. Las ayudas estatales y las medidas de mitigación jugaron un importante rol para no observar aún mayores cifras de pobreza a nivel nacional y regional. Es el caso, por ejemplo, del Bono Covid y del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Buena parte de la caída en los ingresos del trabajo fue compensada con los incrementos de subsidios estatales. Según estimaciones de la Cepal, la tasa de pobreza sin considerar estas ayudas habría escalado a 13,7%.

El principal vehículo para derrotar la pobreza es el empleo, por eso la urgencia y relevancia de que las políticas públicas se enfoquen con fuerza en la recuperación de los empleos perdidos en la crisis, en la generación de mayores plazas laborales y en estrategias que permitan la incorporación de las mujeres al mercado laboral, que han sido de las más golpeadas en participación y ocupación.

  • Patricio Ramírez es coordinador del Observatorio Económico y Social de la Universidad de La Frontera

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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