“No cabe duda, la humanidad es casi completamente responsable del calentamiento global”, asegura un nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que hace resonar las alarmas. Pero, además, todas las voluntades deben estar puestas en que se tomen las medidas hoy, para que, en las próximas dos décadas, el planeta no supere los 1,5 °C de aumento de su temperatura promedio, límite para que el planeta siga siendo vivible y no se extingan masivamente las especies. 1,5° C es el límite de incremento de la temperatura mundial que se pusieron como meta los 197 países que firmaron el Acuerdo de París del 2015.
Es urgente crear mayor conciencia y sensibilizar a la sociedad entera sobre los efectos del cambio climático y los gravísimos impactos ambientales y humanos que está ocasionando. La tragedia de los incendios forestales recientes, en Europa y EE.UU, las inundaciones en Asia, o la sequía en Medio Oriente y zonas de América del Sur, nos alertan sobre la magnitud de las amenazas y hacen aún más crítica la necesidad de unir esfuerzos para evitar mayores desastres.
“El riesgo de que un país entero termine sumergido bajo el agua, es tan extremo, que las condiciones de vida en esa nación pueden volverse incompatibles con el derecho a la vida y la dignidad, incluso antes de que ocurra”, dijeron los expertos, lo mismo que sucede con los grandes incendios y desastres naturales que están obligando a las personas a migrar, hacia diferentes partes del mundo.
Como sabemos, reducir las emisiones se torna más urgente que nunca, ya que estamos viviendo un punto de inflexión respecto al calentamiento global que hará de nuestro planeta, un lugar incompatible con la vida humana. El exceso de CO2 es el principal causante del calentamiento de la atmósfera por el efecto invernadero, agravando la falta de agua, al incrementarse las sequías, realidad que en Chile se torna crítica.
En este aspecto, el sector privado juega un papel clave, cuando actúa en coordinación con el Estado y la ciudadanía. Debemos acelerar las inversiones en desarrollo de fuentes de energía renovables, conversión a combustibles más limpios, mejoras en la eficiencia de los procesos de combustión y modificación de las tendencias de consumo a través de la educación ambiental.
Necesitamos coherencia entre la ambición climática de los países, con lo que nos indica la ciencia, y lo que las personas del planeta exigen, y reconocer también, la acción climática del resto de actores no gubernamentales. La reducción de la Huella de Carbono es un desafío que incumbe a todos: empresas, instituciones y ciudadanos. Todos, en la medida de sus posibilidades y responsabilidades, pueden y deben contribuir a la protección del planeta, para así cuidar a la humanidad.
1.5°C es el umbral que nos ha propuesto la ciencia, número que está en juego, pero es también el límite fijado entre la vida y la muerte para todos los que habitamos en el mundo. Está en nuestras manos tomar conciencia de la gravedad y amenaza que significa el calentamiento global y llegar a acuerdos mundiales ambiciosos, a solo meses de la realización de la COP26.