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Los avances en el tratado internacional sobre pandemias de la OMS Opinión

Los avances en el tratado internacional sobre pandemias de la OMS

Ante las posibilidades reales de nuevas epidemias que vuelvan a poner en jaque la salud mundial, y conscientes de las falencias en la respuesta a la crisis del Covid, la Organización Mundial de la Salud tiene dentro de su agenda adoptar un tratado de preparación ante las pandemias.


El órgano encargado de la negociación del texto de dicho tratado es el Cuerpo de Negociación Internacional de la OMS (INB por sus siglas en inglés), que está conformado por los representantes de los países, y observadores de la sociedad civil o sector privado. El 28 de marzo del presente año, la OMS emitió un nuevo resumen de los avances en las reuniones con los Estados Miembros a partir de la quinta reunión del órgano intergubernamental.

El objeto de dicho tratado incluye la “prevención, preparación y respuesta ante pandemias”. Entre los períodos de sesiones que se dieron entre la primera y segunda reunión del Tratado Sobre Pandemias se realizaron las primeras rondas de audiencias públicas, donde las deliberaciones de las reuniones fueron informadas a todas las partes interesadas, incluyendo a público general. Esto, en principio, muestra un importante avance en la transparencia de las sesiones, aun cuando los procesos vinculantes “deben” seguir delimitados a los miembros activos de las distintas naciones que participan en el proceso.

Sin embargo, a pesar de los avances y preparaciones para el 2024, aún existen diferencias entre parte de los Estados Miembros. Si bien uno de los importantes avances se basa en lo que se denomina el “Borrador Cero” (borrador inicial preparado con la colaboración de la secretaría de la OMS), las discusiones en el INB  han evidenciado prioridades y expectativas distintas entre los países, en las que, territorialmente hablando, se dan con mayor diferencia entre el sur y el norte global.

Las diferencias no son solo en cuanto al fondo, sino también, en cuanto al proceso, particularmente debatido, ha sido el estándar  de transparencia. Por un lado EE.UU. y China, intentan excluir a los y las participantes no estatales en las revisiones de los borradores que se generen en las múltiples reuniones. Esto último ha sido contrario a la propuesta de la Unión Europea y Chile, los que han  planteado que los borradores deben ser de acceso público, que involucren a las partes interesadas, sean estas representaciones estatales o no.

En cuanto al fondo, se aprecian diferencias de los Estados Miembros, las que pueden verse reflejadas en el tema de la propiedad intelectual, la que ha sido un eje problemático desde el inicio de la pandemia, dados los grandes intereses comerciales que tienen las transnacionales farmacéuticas y el gran lobby que han ejercido en distintos puntos de las negociaciones. Países como Sudáfrica y Brasil intentan que se generen acuerdos sobre “obligaciones jurídicamente vinculantes” para los suministros a las naciones del tercer mundo o en vías de desarrollo.

Otro punto álgido son las diferencias  sobre qué se debería considerar una pandemia o no, cuáles serían los principios de transparencia y equidad para transferencias tecnológicas y de conocimientos ligado a los financiamientos de investigación, los que hasta la quinta sesión del INB siguen en discusión.

A pesar de todo esto, no debemos desanimarnos sino, por el contrario, seguir empujando un proceso  en el que Chile ha jugado un importante rol como su iniciador, y que es la esperanza frente a las nuevas pandemias que vendrán.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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