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¿Por qué las personas se identifican con el Partido Republicano? Opinión

¿Por qué las personas se identifican con el Partido Republicano?

Fabián Bustamante Olguín
Por : Fabián Bustamante Olguín Doctor en Sociología, académico Departamento de Teología Universidad Católica del Norte, Coquimbo.
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La política conservadora está adquiriendo fuerza en nuestro país, principalmente debido a la falta de respuestas de la izquierda a las demandas de la ciudadanía. Además, el aumento creciente de la violencia delictiva, asociada al narcotráfico y al crimen organizado, así como la presencia descontrolada de inmigración irregular en algunas áreas del país, como las regiones de Tarapacá y Antofagasta, también contribuyen a este fenómeno. Cabe destacar la ausencia de una política migratoria clara en nuestra nación, lo cual genera diversos problemas, como la exclusión social, la presión sobre los servicios sociales públicos, los conflictos de convivencia y el ingreso de personas con antecedentes penales en sus países de origen. Todo esto ha sido aprovechado por la derecha radical, representada por el Partido Republicano, que se encuentra fuera del “grupo de poder” de los partidos políticos tradicionales de derecha (UDI y RN), y ve en ello una oportunidad para un futuro gobierno de derecha radical.


Según la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), publicada el jueves 27 de julio, se observa un notable respaldo por parte de la población chilena a la agenda política del Partido Republicano, liderado por José Antonio Kast. Entre la consulta ciudadana llevada a cabo entre noviembre y diciembre de 2022 y la presente, se ha evidenciado un aumento significativo de ocho puntos porcentuales, pasando del 2% al 10%. Este incremento posee una relevancia estadística considerable.

Aunque se reconoce que todas las encuestas de opinión pueden presentar ciertos sesgos y limitaciones, resulta relevante destacar que esta encuesta refleja una tendencia generalizada de pesimismo y conservadurismo en la sociedad chilena. Esta percepción se sustenta en el fracaso de la Convención Constitucional, mayormente liderada por individuos con inclinaciones de izquierda, quienes no lograron abordar en su totalidad las demandas del pueblo chileno.

En lugar de ello, se centraron exclusivamente en las denominadas políticas de identidad, las cuales tienen una clara limitación al enfocarse en demandas específicas sin aspirar a la universalidad. Como resultado, se ha desaprovechado toda la energía acumulada por los movimientos sociales desde el año 2006 en adelante, en aras de transformar el modelo institucional de la dictadura cívico-militar.

Adicionalmente, hay que considerar los casos de corrupción política, como el de las fundaciones en Antofagasta ligadas a Revolución Democrática, que de alguna manera desacreditan la idea de “superioridad moral” de cierta izquierda que pretendía alejarse de las prácticas políticas de la ex Concertación y la derecha. Esto también revela la incertidumbre actual de las políticas de izquierda, tanto a nivel nacional como internacional. Cada vez más, la aspiración hacia una sociedad igualitaria en términos socioeconómicos se ve prácticamente aplastada por la realidad.

En la actualidad, nadie está levantando la bandera de la revolución social. Incluso más, se piensa más en el fin del mundo debido al calentamiento global que en el fin del capitalismo. Creo que la gran pregunta que las izquierdas deberían formularse es sobre la viabilidad del socialismo, ya que son pocos los países que han seguido esa dirección. ¿Hacia dónde se dirigen las izquierdas? Esa es la pregunta que hasta ahora ningún intelectual de izquierda ha intentado responder. Todos estos asuntos al interior de la izquierda solo fortalecen a las derechas, y sobre todo a las derechas radicales que están en ascenso en Europa y también en América Latina.

La política conservadora está adquiriendo fuerza en nuestro país, principalmente debido a la falta de respuestas de la izquierda a las demandas de la ciudadanía. Además, el aumento creciente de la violencia delictiva, asociada al narcotráfico y al crimen organizado, así como la presencia descontrolada de inmigración irregular en algunas áreas del país, como las regiones de Tarapacá y Antofagasta, también contribuyen a este fenómeno.

Cabe destacar la ausencia de una política migratoria clara en nuestra nación, lo cual genera diversos problemas, como la exclusión social, la presión sobre los servicios sociales públicos, los conflictos de convivencia y el ingreso de personas con antecedentes penales en sus países de origen.

Todo esto ha sido aprovechado por la derecha radical, representada por el Partido Republicano, que se encuentra fuera del “grupo de poder” de los partidos políticos tradicionales de derecha (UDI y RN), y ve en ello una oportunidad para un futuro gobierno de derecha radical. No se trata exclusivamente de cuestiones valóricas para el Partido Republicano, sino también de la identidad nacional. La de inmigrantes a diversas zonas del país es percibida como una amenaza por sectores de la derecha radical chilena, ya que se teme un supuesto “reemplazo demográfico” (una teoría proveniente del Frente Nacional francés). En algunas áreas, se observa una presencia de población migrante mayor a la nacional, lo cual constituye una amenaza para ciertos sectores de la sociedad chilena. Por tanto, un partido que aborde esta temática puede resultar sumamente atractivo para una ciudadanía desilusionada con los partidos políticos tradicionales, ya que defiende los intereses de la nación.

En mi opinión, la prioridad en la seguridad nacional y la defensa es algo que los republicanos han utilizado para promover una socialización a través del miedo. Este aspecto aún no ha sido ampliamente debatido a nivel político, especialmente en la centroizquierda e izquierda. Considero que estos temas serán cruciales en las próximas elecciones presidenciales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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