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La permanente crisis en Chile y la carencia de un proyecto nacional Opinión Agencia Uno

La permanente crisis en Chile y la carencia de un proyecto nacional

Fabián Bustamante Olguín
Por : Fabián Bustamante Olguín Doctor en Sociología, académico Departamento de Teología Universidad Católica del Norte, Coquimbo.
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Nos encontramos ante la ausencia de unos fundamentos comunes en la política chilena que permitan un verdadero debate sobre los problemas que aquejan a nuestra nación. Pareciera ser que cada político se dedica a pronunciar discursos autorreferentes sin considerar a la ciudadanía, y esto conlleva una descalificación constante, exacerbando aún más la crisis de representación que enfrenta Chile.


Nuestro país se encuentra atravesando una crisis de índole política sumamente preocupante. Esta crisis se manifiesta en los casos de corrupción política asociados a las fundaciones vinculadas al partido Revolución Democrática, así como en el voto en contra emitido por los diputados de la derecha chilena para evitar la supresión del secreto bancario. Además, se observa un debate político sin sentido, en el que muchos políticos diariamente acusan a sus adversarios de todas sus deficiencias, generando así una situación de gran inquietud. Nos encontramos ante la ausencia de unos fundamentos comunes en la política chilena que permitan un verdadero debate sobre los problemas que aquejan a nuestra nación. Pareciera ser que cada político se dedica a pronunciar discursos autorreferentes sin considerar a la ciudadanía, y esto conlleva una descalificación constante, exacerbando aún más la crisis de representación que enfrenta Chile.

Lamentablemente, el gobierno actual presenta dificultades en cuanto a su dirección política, las cuales se ven agravadas por las polémicas protagonizadas por algunos miembros de su coalición. Estas controversias indudablemente afectan la imagen del gobierno del presidente Gabriel Boric. Las izquierdas han perdido su rumbo y carecen de perspectivas tanto en Chile como en el ámbito internacional. Tras el plebiscito, las izquierdas fueron derrotadas de manera inapelable y han demostrado una falta de capacidad de respuesta.

Más allá de esto, lo verdaderamente lamentable es cómo la política partidista chilena se está convirtiendo en un constante acto de revanchismo entre las distintas coaliciones políticas. Siempre se busca algún caso de corrupción en el adversario político para denigrarlo públicamente y esta dinámica se repite una y otra vez. Es muy probable que un futuro gobierno, por ejemplo, de tendencia derechista, deba enfrentar las mismas problemáticas que actualmente aquejan al gobierno.

Desde mi punto de vista, uno de los principales inconvenientes que enfrenta Chile en la actualidad radica en la carencia de un proyecto nacional que defina una dirección clara para nuestra nación. Tanto la centroizquierda como la centroderecha y el ala más radical de derechas, representada por el Partido Republicano, adolecen de un proyecto nacional sólido. El caso del Partido Republicano resulta sumamente interesante, dado que busca intensificar la radicalidad de un modelo económico que claramente se encuentra agotado en nuestro país: el modelo de mercado neoliberal. Este modelo extractivista está ocasionando graves daños a nuestro entorno natural, y muchos miembros del Partido Republicano niegan incluso la existencia del cambio climático.

En este sentido, otro aspecto que no debe pasarse por alto dentro de esta crisis social, política y económica son los empresarios. Con su obstinación, también han contribuido al actual estado de insatisfacción ciudadana. La defensa incondicional del “modelo chileno” basado en el retail y el extractivismo, centrado únicamente en el crecimiento económico y no en el desarrollo, claramente no es el camino hacia un mayor bienestar para nuestra nación.

Además de todo lo anteriormente mencionado, Chile enfrenta diversas crisis adicionales, como la crisis de seguridad. Resulta inaudito que se produzcan tiroteos en una estación de metro en pleno día laboral, que se cometan robos de vehículos mediante el denominado “portonazo”, o que un grupo indeterminado de personas asalte a un individuo no solo con el objetivo de sustraerle sus pertenencias, sino también para causarle daño físico. Asimismo, persiste una crisis migratoria en el norte y en otras áreas del país. Además, se presentan crisis en el ámbito educativo, en el sistema de salud, en el fútbol chileno, en el clima, entre otros aspectos. Estas crisis deberían ser consideradas como oportunidades para mejorar diversos aspectos de nuestra nación.

Es imperativo tomar en serio estas crisis, ya que está en juego el porvenir de nuestra nación. Esta crisis se manifiesta como una crisis de identidad que denota una pérdida del sentido de pertenencia y la difuminación de los límites. Asimismo, carecemos de un proyecto común que unifique las voluntades. Esta crisis puede constituir tanto un cambio cualitativo negativo como positivo. No obstante, considero que poseemos numerosos aspectos positivos y nuestra ciudadanía merece un destino más próspero.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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