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Ricardo Montero Allende y la Subsecretaría de Defensa Opinión Fotografía: @mindefchile

Ricardo Montero Allende y la Subsecretaría de Defensa

Richard Kouyoumdjian Inglis
Por : Richard Kouyoumdjian Inglis Experto en Defensa y Seguridad Nacional
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No queda más que desearle lo mejor al subsecretario Montero, que viene con preparación académica y experiencia tanto en los ministerios de Defensa Nacional como de Interior y Seguridad Pública. Es esperable que pueda desempeñarse por más de seis meses en el puesto y que los senadores que no le perdonan la idea de eliminar el Senado (en el proyecto de la Convención Constitucional) lo dejen trabajar. Por otro lado, esperamos que pueda vivir con los fantasmas de su época de convencional constituyente, relativos al rol de las Fuerzas Armadas, los Estados de Excepción Constitucional, el uso de la fuerza, y los derechos humanos.


El miércoles 16 de agosto se designó el cuarto subsecretario de Defensa en lo que va de la administración Boric. Ricardo Montero Allende reemplazó a Víctor Jeame Barrueto, quien, a pesar de su buen desempeño, no alcanzó a cumplir seis meses en la posición. Nadie entiende mucho las razones para el reemplazo del exdiputado y exintendente metropolitano, como tampoco se entendió mucho la salida de Gabriel Gaspar, en marzo de este año. Barrueto tenía experiencia y capacidad política, algo que no abunda en Zenteno 45 y, por otro lado, Gaspar era por lejos la persona del mundo de la izquierda que más sabe de temas de defensa.

Qué busca o quiere el Presidente de la República con este nuevo cambio, es difícil de saber y quizás sea conveniente que La Moneda lo aclare, ya que de lo contrario deja que los rumores hablen y eso no es bueno. Estoy seguro que no es que el antecesor de Montero cayó en desgracia con el Presidente por no ser un experto en Defensa, ni que es una pasada de cuentas de la ministra del Interior a Barrueto por temas internos del PPD, o que Ricardo Montero va a reemplazar a Maya Fernández el día en que se vaya para postular a un cargo de elección popular, ni la posibilidad más fantásticade que la ministra Tohá mandara a su exjefe de gabinete a tomar el control del Ministerio de Defensa para usarlo con menos restricciones en temas de seguridad.

Puede que nunca sepamos por qué llegó el subsecretario Montero, pero el cambio ya está hecho y su designación es una prerrogativa presidencial, independientemente del malestar que produjo su nombramiento a los senadores Espinoza o Quintana. Pero dicho esto, sabemos lo que se espera de un subsecretario de Defensa y qué es lo que funciona bien en esta posición, ya que tenemos los ejemplos exitosos de los dos gobiernos de Piñera y de Bachelet 2, y que no es más que permanencia en el puesto, ya que los temas que debe manejar requieren de conocimientos y experiencia en la materia, algo que abundó en los casos de Óscar Izurieta, Marcos Robledo y Cristián de la Maza.

Las características y responsabilidades de esta posición están claramente detalladas en la Ley 20.424 de febrero del 2010, en su título II, relativo a las subsecretarías, y en los reglamentos y decretos supremos específicos en que se detallan con precisión la organización, tareas y productos que desarrolla esta repartición pública. Este trabajo es producto de la gestión de los tres subsecretarios mencionados, todos los cuales estuvieron cuatro años en el puesto, y tuvieron tiempo para dejar bien organizada la Subsecretaría de Defensa, al punto que la persona que ocupe hoy en día la posición solo debe saber de Defensa y, si no sabe, aprender rápido, tal como lo estaba haciendo el saliente.

No queda más que desearle lo mejor al subsecretario Montero, que viene con preparación académica y experiencia tanto en los ministerios de Defensa Nacional como de Interior y Seguridad Pública. Es esperable que pueda desempeñarse por más de seis meses en el puesto y que los senadores que no le perdonan la idea de eliminar el Senado (en el proyecto de la Convención Constitucional) lo dejen trabajar. Por otro lado, esperamos que pueda vivir con los fantasmas de su época de convencional constituyente, relativos al rol de las Fuerzas Armadas, los Estados de Excepción Constitucional, el uso de la fuerza, y los derechos humanos.

El subsecretario de Defensa es ahora un actor clave en la conducción política de la Defensa Nacional. Se debe principalmente a ello y no a las necesidades de la seguridad pública. Es él quien debe asegurar que la Defensa Nacional exista para cumplir sus roles principales y que solo sea un excepcional contribuyente en la solución de los problemas del subsecretario Monsalve. Si el subsecretario no se cree el cuento, nadie más lo hará.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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