Opinión
Lukas Solís/AgenciaUno
El Gobierno de una vez por todas debe poner al frente a las personas, dar las señales correctas en favor de ellas y en contra de la delincuencia. Estamos recién empezando el 2024, todavía hay tiempo para enmendar, pero para ello el Presidente Boric debe tomar una postura de Estado.
El año 2023 terminó con una profundización manifiesta de la crisis de seguridad en el país: un 5,5% de aumento de los delitos de mayor connotación social respecto del 2022, sin contar que el año que recién pasó dichos delitos se incrementaron un 45,3% en relación con 2021. A esto, se adiciona la cifra más alta de percepción de inseguridad, según la última ENUSC: 90,6%. Secuestros extorsivos, descuartizamientos, narcotráfico y crimen organizado transnacional, entre otros graves delitos, son parte del registro delictual del 2023. Algunas noticias positivas, como la desarticulación de la banda “Los Piratas del Tren de Aragua” en Calama, por parte de Carabineros de Chile, son insuficientes frente a la realidad delictual.
Este 2024 parte con una gran cantidad de homicidios, avizorando un mal panorama, si es que no se toman prontamente las medidas adecuadas. El proyecto que moderniza el Sistema de Inteligencia del Estado sigue estancado en su tramitación; el que tipifica el ingreso clandestino como delito, sin urgencia alguna; la reforma constitucional que permite el resguardo de las Fuerzas Armadas de los barrios críticos, ignorada; y el fast track legislativo, incumplido, con importantes iniciativas retrasadas, como la Defensoría de las Víctimas de Delitos o el Ministerio de Seguridad.
En paralelo, conocemos pensiones de gracia otorgadas por el Gobierno a delincuentes comunes de un modo incomprensible. El subsecretario de Prevención del Delito preocupado de los vendedores informales de cerezas, y la ministra vocera invalida de antemano la instancia básica de coordinación del Estado frente a esta crisis, el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), diciendo que “no da resultados”.
Lamentablemente, vemos a un Gobierno que aún no reacciona. Continúa con ideología en su actuar, pero también con una falta de foco completo en las prioridades. Ideología y desconexión son una pésima combinación. Quienes terminan pagando por esos graves errores son, en definitiva, las personas que solo buscan vivir en paz y tranquilidad.
El Gobierno de una vez por todas debe poner al frente a las personas, dar las señales correctas en favor de ellas y en contra de la delincuencia. Estamos recién empezando el 2024, todavía hay tiempo para enmendar, pero para ello el Presidente Boric debe tomar una postura de Estado y actuar con urgencia y sentido de responsabilidad. Ya no hay más excusas.
