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Indicadores para la seguridad alimentaria: ecoacuerdo continental con FAO Opinión

Indicadores para la seguridad alimentaria: ecoacuerdo continental con FAO

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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Incluso los gremios, como la SNA, se han sumado al clamor de las agrupaciones y sindicatos en la perspectiva social y sustentable, con el lema “ecoagroexportadores”, que debe convertirse en un sello de las Américas.


Con apoyo activo de FAO y otras agencias internacionales (ICCA, bancos de desarrollo), se acordó entre 30 ministerios de Agricultura de América Latina y el Caribe una estrategia de seguridad alimentaria que el Presidente Boric pidió sea central en la VIII Cumbre de la CELAC, que se realizará en marzo próximo. Mediante esta estrategia buscamos los indicadores claves de transformación para evitar las falsas antinomias (solo mercado interno y abandonar exportaciones, solo actores dinámicos o Agricultura Familiar Campesina), y a su vez, la retórica banal, donde no se logran acuerdos para focalizar recursos y políticas en desarrollo rural integral, como condición vinculada a mejores sistemas alimentarios con sustentabilidad.

1. Incremento del gasto público en fomento agrícola y seguridad hídrica

En el caso de Chile, el porcentaje de gasto público en el sector silvoagropecuario había venido bajando para colocarse bajo el 1% del total, lo que se ha revertido en la gestión del Presidente Boric por la vía de mayores presupuestos para el ramo (5.3% de crecimiento para el 2024) y la mayor focalización de recursos de otros ministerios y agencias estatales en agricultura. La Estrategia de Soberanía para la Seguridad Alimentaria, que reúne diversos actores y ocho ministerios, ha permitido focalizar esfuerzos de gobiernos regionales en seguridad fitosanitaria, protección contra incendios, apoyo a innovación agrícola, programas de riegos, empleos de viveristas y conectividad digital. Los sectores más activos son el Ministerio de Obras Públicas en riego, recuperación y defensa en ríos, caminos rurales, y el Ministerio de Economía, al avalar el crecimiento del crédito agrícola con BancoEstado y programas de fomento vía CORFO y otras agencias que van desde la industria agroalimentaria, modernización hortícola, promoción industria de la madera a ayudas a turismo rural. Sumados los programas interministeriales, se acerca en total a un dos por ciento del gasto público.

2. Gasto público per cápita similar urbano y rural

El continente tiene enormes brechas entre el gasto de sus ciudades y la ruralidad. En Chile, se ha avanzado en el Gobierno del Presidente Boric con un royalty minero que logró en promedio un crecimiento del 8% de los ingresos de los municipios rurales a pleno régimen el 2025, proveniente de proyecto de grupos regionalistas. Previamente, en la Comisión de Estado del 2014, que presidí, se creó con la Presidenta Bachelet el fondo de zonas extremas con impacto directo en la agricultura, como, por ejemplo, lograr la rentabilidad para un embalse en el Valle de Lluta en la desértica Arica y las mejoras presupuestarias de las australes regiones de Magallanes y Aysén.

En la última encuesta de pobreza en Chile se muestran buenos resultados, pero una clara diferencia entre el 6% en lo urbano y el 10% en lo rural. Obligarse a que la inversión pública en su integralidad se traduzca en percápitas de gasto integrado sea al menos convergente, es fundamental en servicios básicos, pero también en fomento y habitabilidad.

3. Intercambio exportador y fomento a la agricultura familiar y alimentación nacional

Hay “expertos” que siguen oponiendo intercambio con la puesta en valor, defensa y opción preferencial por la agricultura campesina. El Gobierno del Presidente Boric optó en su programa por equilibrar la balanza.

En una clara estrategia de profundizar la cualidad de potencia silvoagrícola y alimentaria de Chile en ciertas áreas (frutas, pesca, productos forestales, vinos, carnes blancas), la que data desde el siglo XIX con exportación de trigo desde el centro sur y frutas desde Aconcagua y O’Higgins, profundizada con un plan frutícola de los gobiernos de la reforma agraria con Frei y Allende y el inicio de la salmonicultura en el convenio CORFO-Japón de 1971. El salto viene en democracia con la firma de acuerdos comerciales que ha llevado a Chile a tenerlos con países donde habita el 85% de la población mundial.

Sin embargo, hubo detrimento a lo interno y desbalance entre apoyo a pequeños y grandes productores. Pero la nueva estrategia se ha llevado con coherencia: nueva ley de riego que se focaliza en pequeños productores, cooperativas, conducción de agua para todos y medianos productores; fortalecimiento de INDAP en programas con mujeres y comunidades indígenas, programa de cultivos tradicionales sumados a créditos para medianos que logró subir el 2023 de 45% a 60% la autosuficiencia en trigo. Un camino por recorrer y seguir fortaleciendo con comercialización, valor agregado, agroseguros e industria. El intercambio también favorece a sectores campesinos como el apícola, berries orgánicos, entre otros. Dicho mundo, al que se ha ayudado en los desastres climáticos, ha sido clave en estabilizar los precios en Chile con producción de hortalizas y frutas frescas (inflación bajó de 13% el 2022 a 4% el 2023).

4. Lucha contra el hambre y la mala alimentación

Como bien resalta la FAO, la lucha es contra del hambre (Chile tiene en torno a un 20% de población de mediano acceso a alimentos), pero a su vez contra la mala nutrición, que lleva a nuestro país a ubicarse en la OCDE, junto a USA y México, entre los de mayor obesidad, que da cuenta del poco acceso a frutas y verduras frescas, proteínas animales y/o vegetales, legumbres y buenos hábitos.

Por eso, el Ministerio creó con ODEPA el indicador Mejores Alimentos de Temporada, que orienta en una cultura de consumir alimentos que se estén cosechando, de forma de acceder a menores precios. Además, en trabajo con el Ministerio de Educación, se ha impulsado el incremento de verduras, frutas y uso de miel en el Programa de Alimentación Escolar. Adicionalmente, junto al movimiento Cinco al Día, se promueve ante FAO el Día Mundial de las Frutas y Verduras.

5. Innovación y rescate de prácticas tradicionales ancestrales para producir más con menos

Nuevamente la “y”. Como lo conversamos antes de su muerte con Jacques Chonchol, el gran promotor de la reforma agraria, no se puede obviar el aporte que representan las mejoras genéticas y el avance en mayor producción y especies resilientes al cambio climático (como los arroces con menos gasto de agua que se experimentan en Maule y Ñuble con apoyo del IICA), pero a su vez, es necesario reconocer y apoyar el rescate de semillas tradicionales, la formación en agroecología y el uso de abonos naturales. El propio Paulo Freire, que rescata la educación popular, trabajó en el MINAGRI de Chile hacia 1970, marcando la importancia de la pluralidad de saberes.

6. Sistemas tributarios justos que capturen rentas altas e incentiven acceso a alimentos sanos con menos IVA

Chile brega por aumentar su carga fiscal de 22% a 28%, para acercarse al promedio de la OCDE (35%), y que esté basada en mayores impuestos a las rentas altas en vez de nuestro regresivo sistema en el que el IVA es la mitad de la tributación. Parcialmente la cadena de alimentos de calidad y frescos está exenta por la notable red nacional de ferias libres que se surten desde mercados mayoristas regionalistas y, en algunos casos, directamente de los productores. Pero ante la mala nutrición hay que hacer esfuerzos para evitar desperdicios de alimentos y mantener incentivos a la compra de legumbres y productos asequibles.

7. 50% adaptación y 50% mitigación en opción verde

Chile ha aportado a que los ministerios de Agricultura de la región no estén a la defensiva en la crisis climática y seamos parte activa de la solución. Prueba de ello fue la realización en abril de 2023 de la Primera Conferencia Mundial para Reducir Emisiones de Metano en la Agricultura, liderada por el Ministerio de Agricultura con el apoyo del Global Methan Hub. El 30% del problema es metano y eso implica menos desechos vegetales pudriéndose en los campos, como profundizar en la industria de carnes blancas la producción de bioabonos. El Plan de Mitigación Sectorial, comprometido en la Ley Marco de Cambio Climático, entrega distintas estrategias para abordar esta tarea.

A su vez, crecen los programas de restauración con bosques mielíferos que ayudan a la apicultura, se prohibieron con acuerdo con la industria los plaguicidas más tóxicos como el Paraquat, se cumplirá con una ley que fomente bosques mixtos con agroforestería para un paisaje más resiliente a los megaincendios y que aporte, a su vez, a la captura de carbono con la industria de la madera. Se trabaja en la regulación del cultivo en laderas y parcelaciones rurales indiscriminadas que hoy requieren planes de manejo y seriedad.

No basta adaptarse defensivamente. La agricultura puede usar menos agua y ser eficiente, productiva y verde, Incluso los gremios, como la SNA, se han sumado al clamor de las agrupaciones y sindicatos en la perspectiva social y sustentable, con el lema “ecoagroexportadores”, que debe convertirse en un sello de las Américas, con credibilidad en indicadores en todas estas áreas, incluidas las mejoras salariales estructurales en el mundo rural.

 

 

 

 

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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