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Hezbollah en Chile: ¿un volador de luces? Opinión

Hezbollah en Chile: ¿un volador de luces?

Richard Kouyoumdjian Inglis
Por : Richard Kouyoumdjian Inglis Experto en Defensa y Seguridad Nacional
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Si Hezbollah estuviera operando en la zona –por “operando” me refiero no solo a operaciones de recaudación de fondos, lavado de dinero y cosas de ese estilo–, tengan por seguro que los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel ya nos habrían alertado.


Bastante ruido se ha generado en los últimos días, debido a la supuesta presencia de elementos de Hezbollah en Chile, no quedando claro si esa presencia es actual o es pasada y, de estar presentes o haber estado presentes en Iquique, ¿haciendo qué?

Cuando uno se enfrenta a este tipo de situaciones, lo primero que debe hacer es preguntarse si lo que se plantea tiene alguna lógica o si estamos frente a algo que tiene más cara de volador de luces, que parece ser el caso y explicaré por qué es así.

Lo primero es entender qué es Hezbollah. Es una organización musulmana chií libanesa que es financiada, capacitada y armada por Irán. Dispone de un brazo político y otro militar, estando este último catalogado como un grupo terrorista por varios países, incluyendo Estados Unidos y la Unión Europea.

Hezbollah tiene como enemigos declarados en su manifiesto a EE.UU. e Israel, países contra los cuales orienta la mayor parte –pero no todo– su accionar, ya que en su minuto combatió junto a Siria al Estado Islámico. Hacen lo que Irán a través de la Guardia Revolucionaria les dispone realizar, ya que son funcionales a ella, más aún por su condición de chiitas.

Hezbollah no tiene a Chile entre sus países enemigos, lo que no quiere decir que no pudiera tener entre sus objetivos instalaciones de Estados Unidos, de Israel o de la comunidad judía en nuestro país, pero, dicho eso, hace más de 30 años que no realizan atentados en Sudamérica, siendo los únicos casos relevantes los que ocurrieron en Buenos Aires en el 92 y 94, en contra de la embajada de Israel y del edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA. Ambos atentados son los peores experimentados por ese país y los dos se les asignan a ellos.

Si Hezbollah estuviera operando en la zona –por “operando” me refiero no solo a operaciones de recaudación de fondos, lavado de dinero y cosas de ese estilo–, tengan por seguro que los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel ya nos habrían alertado o, bien, ya se habrían hecho ellos cargo del problema.

Estoy seguro de que dentro de la apreciación de riesgos y amenazas que se hace en Chile, Hezbollah no figura dentro de las preocupaciones. El proceso de determinar qué es un riesgo y una amenaza es un proceso formal y riguroso que se realiza en el Ministerio de Defensa Nacional y que guía nuestros esfuerzos de inteligencia y seguridad. Nunca escuché que este grupo terrorista fuera algo que nos quite el sueño, sueño que sí nos quitan el crimen organizado, la inmigración ilegal y la insurgencia en la Macrozona Sur.

Lo que sigue es preguntarse por qué, siendo que no es un tema para Chile, este asunto es algo que preocupe al senador Rubio de Estados Unidos y a la ministra Bullrich de Argentina. Me aventuro a decir que para el primero es un tema que trae réditos para los republicanos en época de elecciones y, para la segunda, una forma más del Gobierno de Milei para alinearse con EE.UU. e Israel, países con los cuales la administración argentina quiere estar cerca, muy cerca y, en el caso particular de Estados Unidos, ser el favorito de la región, en lo que más bien parece el regreso del hijo pródigo.

Todo apunta a que es un volador de luces, pero más me preocupa que el Gobierno de Boric haya enganchado en algo que claramente lo parecía, pero que bien podía convenirles para desviar la atención y enviar la pelota al córner en una época en que todo les juega en contra.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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