Un aspecto fundamental de la nueva PNSST es la transversalización del enfoque de género e inclusión.
El mes pasado se publicó la Ley integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Fue un hito importante, pues esta ley reconoce algunas de las demandas que llevaron en mayo del 2018 a miles de mujeres a las calles para exigir la erradicación de esta violencia, a través de la prevención y del endurecimiento de las sanciones.
Esta ley ha venido a complementar los avances logrados en otras políticas y leyes trabajadas y aprobadas desde entonces, y, ante el compromiso del Gobierno actual por transversalizar dichos objetivos, se suma ahora lo publicado en nuevas políticas nacionales que se articulan a estas medidas, entre las que se encuentran la Ley N° 21.643, que “modifica el Código del Trabajo y otros cuerpos legales, en materia de prevención, investigación y sanción del acoso laboral, sexual o de violencia en el trabajo”, conocida como Ley Karin, y la publicada el mes de mayo recién pasado, que da un paso crucial hacia la construcción de entornos laborales más seguros, saludables y equitativos.
Nos referimos a la publicación de la nueva Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (PNSST), para el período 2024-2028. Esta actualización, en línea con los Convenios Internacionales de la OIT, reafirma el derecho fundamental a la seguridad y salud en el trabajo y establece un marco integral para prevenir lesiones, enfermedades y muertes relacionadas con la actividad laboral. Consideramos que no ha sido muy difundida y, por lo mismo, queremos detenernos en algunos artículos que creemos que impulsa cambios significativos en los ambientes laborales.
Un aspecto fundamental de la nueva PNSST es la transversalización del enfoque de género e inclusión. La política reconoce que la seguridad y salud en el trabajo no es un tema neutral, sino que está profundamente afectada por las desigualdades de género y las brechas existentes en el mundo laboral. Por ello, se busca garantizar entornos libres de discriminación, violencia y acoso, promoviendo la equidad e igualdad entre las personas trabajadoras.
La PNSST se caracteriza por su enfoque universal e inclusivo, abarcando a todas las personas trabajadoras del sector público y privado, independientemente de su condición de empleo, modalidad contractual, discapacidad, estado migratorio, edad, práctica laboral, género, diversidad o etnia.
Las acciones de prevención deberán considerar estas características y aplicar un enfoque diferenciado, tomando en cuenta las necesidades y vulnerabilidades específicas de cada grupo. La nueva PNSST no solo define principios y objetivos, sino que también establece compromisos claros para todos los actores involucrados en la seguridad y salud en el trabajo.
Las entidades empleadoras, tanto públicas como privadas, tienen la responsabilidad de garantizar entornos laborales seguros y saludables, eliminando o controlando los riesgos previsibles y promoviendo una cultura preventiva con enfoque de género, diversidad, equidad e inclusión. También se espera de las trabajadoras y los trabajadores conductas de respeto y buen trato, “considerando como valores esenciales el enfoque de género, diversidad y la inclusión, erradicando los actos de discriminación, violencia y acoso en el trabajo”.
La PNSST indica que, para promover e integrar una cultura preventiva, se debe incorporar la prevención de los riesgos laborales y promoción de la salud en todos los niveles de la educación, desde el inicial hasta la educación superior o técnica, además en la formación y capacitación, con el fin de fomentar conductas, buenas prácticas y entornos de trabajos seguros y saludables.
Las universidades, en su rol de formadoras de profesionales, tienen un papel fundamental en la implementación de la nueva PNSST, ya que en ella se indica que se deben realizar “investigaciones y estudios sobre seguridad y salud en el trabajo que incorporen el enfoque de género y diversidad y el reconocimiento de enfermedades profesionales, que consideren la especificidad propia del género de las personas trabajadoras”.
Además, se promueve una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones sobre materias de seguridad y salud en el trabajo y en la generación de estadísticas y registros de información, desagregando datos que consideren el enfoque de diversidad.
Desde el proyecto InES Género USM y el Observatorio de Género en ciencia e ingeniería de la USM aplaudimos esta medida, que ha contemplado no solo la perspectiva de género de manera transversal, sino que dichas conclusiones fueron posibles a través de una metodología de participación inclusiva y diversa.
Estamos seguras de que solo así se podrán ir dando pasos concretos hacia una mayor justicia e igualdad en la proyección de la calidad de vida que persiguen las diversas instituciones que dan empleo en el país, como es el caso de las universidades, que lo hacen además formando personas y generando conocimiento.