Han pasado 50 años de este cruel episodio que marcó el pasado de nuestro país.
El miércoles 4 de octubre del 2023, me encontraba en el barrio de Palermo, Buenos Aires. Eran pasadas las 13:00 horas y almorzaba en el restaurante El Galeón del Norte, ubicado en Av. Santa Fe con esquina Gurruchaga. En la mesa contigua seis hombres charlaban sobre inversiones inmobiliarias y respecto al futuro de Argentina. Este local gastronómico se encuentra casi frente al hermoso y bien preservado jardín Botánico. Y a 15 metros de El Galeón del Norte, en la misma calle Gurruchaga, se ubica la Comisaría de Policía Anexo 14A (ex 23). El 30 de septiembre de 1974, pasadas las 00:50 horas, el teléfono de esta estación policial sonó insistentemente. Un llamado anónimo alertó que un vehículo había explotado en la calle Malabia 3351, falleciendo sus dos ocupantes. Estos eran Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert.
La estación policial desde afuera parece una obra de arte. La entrada es sostenida por dos columnas con aires griegos. Sencillamente una maravilla arquitectónica. En contraste, la puerta interior de ingreso tenía un vidrio roto cubierto por un plástico negro, seguramente, producto de las obras que se estaban realizando a modo de conservación. La recepción del recinto era amplia y había al menos dos oficinas destinadas para atención de público y de llamadas. A un costado de las oficinas descansaba la imagen de una virgen, la que estaba protegida por un vidrio. Desde esta unidad salió aquella noche un contingente policial para ver de qué se trataba esta explosión.
Con toda seguridad, el carro policial inició su recorrido por la calle Santa Fe y giró hacia la izquierda en República Árabe de Siria, avanzando en paralelo al jardín botánico. En línea recta por esta misma vía, cinco cuadras al noreste, la policía argentina se encontró con el vehículo incendiado y completamente destruido.
Los cuerpos sin vida producto de la violenta explosión se encontraban en la acera. La imagen era desgarradora y no amerita mayor detalle. Fue tal la dimensión del estruendo, que restos del vehículo fueron a dar a la azotea de un edificio de siete pisos ubicado frente al lugar donde ocurrió el fatídico hecho.
Carlos Prats, excomandante en Jefe del Ejército y uno de los hombres de confianza de Allende, a tal punto que llegó a ser su ministro de Defensa e Interior, había abandonado el país junto a su esposa días después del golpe de Estado, teniendo que dejar a sus hijas en suelo nacional. En Buenos Aires sería protegido por el Gobierno de Juan Domingo Perón, sin embargo, tras la muerte de este el 1 de julio de 1974, la seguridad que lo custodiaba ya no sería la misma.
Esta coyuntura sería aprovechada por la dictadura chilena para eliminar a una amenaza que Pinochet conocía bien y que la tenía cerca.
En 1989 el Gobierno de la ciudad bonaerense cambió el nombre de la calle Malabia a República Árabe de Siria.
Esta arteria en la actualidad goza de una tranquilidad envidiable, la cual solo es profanada por uno que otro taxi que se anima a hacer sonar su bocina.
Los vecinos y conserjes de los edificios aledaños dicen no saber lo que ocurrió aquella madrugada del 30 de septiembre del 74.
El edificio donde vivía Prats y su esposa hoy luce con un impecable blanco, mientras que el portón del estacionamiento, donde el auto explotó, está pintado de un negro que parece brillar. Y justo frente a República Árabe de Siria 3351 –lugar del atentado y del edificio donde residía Prats–, se emplaza la cafetería y bar Bella Italia. En su vitrina exhibe al público dos canastos que contienen en total más de cincuenta naranjas. Mensaje subliminal, dirán los fanáticos del filme El Padrino.
Volviendo a los hechos, lo que ocurrió después con los responsables del atentado, tras la insistente lucha de justicia por parte de las hijas de Prats, es historia conocida.
Han pasado 50 años de este cruel episodio que marcó el pasado de nuestro país.
Toca siempre tomar lecciones de nuestra historia y cuidar la democracia, la que a veces se vuelve frágil. Pero también es tiempo de mirar hacia el futuro con tolerancia.