
¿Quién vota por quién?
Lo que estarían definiendo las elecciones presidenciales próximas es el votante obligado o renuente, preocupado especialmente por la seguridad, inmigración y el crecimiento económico. Y, claro, en ese escenario, uno de los bloques juega con todas las ventajas.
La irrupción de múltiples candidatos a las elecciones presidenciales, o al menos a sus próximas primarias, lleva a preguntarse qué estamentos, grupos sociales, de género o generacionales, representa cada uno. Si bien desde las encuestas es muy difícil establecer afirmaciones sociológicamente profundas respecto de las clases, segmentos de clase o estamentos sociales representados por cada candidatura, los resultados de las encuestas permiten saber a qué tipo de personas atrae cada candidato o precandidato.
Restringiremos este análisis a solo seis candidatos, que son los que han estado en los primeros lugares de la grilla de postulantes durante más tiempo, no han rechazado explícitamente su candidatura o actualmente son apoyados por partidos de mayor tamaño, por lo que su llegada a alguna papeleta electoral parece más probable. Nos referimos a tres candidatos de la oposición: Evelyn Matthei, Johannes Kaiser y José Antonio Kast, y a tres candidatos del oficialismo: Carolina Tohá, Jeannette Jara y Gonzalo Winter.
Revisando las encuestas aparecidas públicamente entre marzo y abril del presente año y que entregan evidencia respecto del tipo de potenciales votantes de cada uno de ellos (Agenda Criteria, Pulso Ciudadano de Activa, Panel Ciudadano de la UDD y Black and White), podemos establecer las siguientes tendencias:
- Quizá la evidencia más clara que emerge de varias de esas encuestas es que el votante obligado (es decir, quien no vota regularmente, más que cuando existe una obligación legal, acompañada de una multa), favorece con claridad a los tres candidatos de la oposición y perjudica a los tres candidatos del oficialismo. El más favorecido entre los primeros parece ser José Antonio Kast y particularmente perjudicada resulta Carolina Tohá. En suma, el votante más reacio a la política y quizás más apolítico o antipolítico, vota actualmente más a los candidatos de la derecha.
- Con relación al nivel social, variable tradicionalmente relevante para quienes venimos profesionalmente desde la sociología, los resultados son menos claros o al menos son diferentes a lo que era habitual hace algunos años, pues se observa cierto nivel de complementariedad al interior de cada subgrupo ideológico de candidatos. Por ejemplo, si bien entre los candidatos de derecha Evelyn Matthei obtiene preferencias especialmente entre los sectores sociales más altos (ABC1, C1 y hasta C2, según las diferentes encuestas), José Antonio Kast aumenta sus elecciones en los sectores medio bajos (C3) e incluso bajos (D y E), mientras que Johannes Kaiser parece tener un voto preferente en sectores medios altos (C1), así como en sectores bajos (D y E). Por su parte, algo similar ocurre entre los candidatos de la izquierda: mientras Carolina Tohá parece ser especialmente fuerte en sectores altos (ABC1), medio altos (C1) y medio bajos (C3); las encuestas que comienzan a incluir en su parrilla de candidatos a Gonzalo Winter y Jeannette Jara, los muestran más atractivos para segmentos medios (C2) y populares (D y E). En función de ello podríamos decir que la existencia de múltiples candidatos tiene como consecuencia que tanto la derecha como la izquierda sean actualmente capaces de atraer votos de todos los sectores sociales, desdibujando un poco las clásicas atribuciones de clase o estatus social a ciertas tendencias ideológicas.
- Con relación a los grupos generacionales o de edad, eje muy relevante en la política de los últimos 15 años, encontramos un fenómeno muy similar al descrito en relación con el nivel social: los diversos candidatos por cada bloque tienden a diversificar su atractivo generacional, fenómeno que parece especialmente claro en el caso de los candidatos de derecha. Por ejemplo, Evelyn Matthei parece atraer especialmente al votante maduro, pues sus preferencias aumentan al ir subiendo la edad de las personas, alcanzando su máximo entre los mayores de 50 años. Por su parte, José Antonio Kast es particularmente atractivo entre los más jóvenes, de hasta 40 años, mientras que Johannes Kaiser sube principalmente a partir de los votantes de 45 años y más. Por su parte, en el bloque de candidatos gobiernistas, Carolina Tohá parece convocar principalmente a las personas de edad media, entre 40 y 50 años, mientras que Gonzalo Winter aumenta sus preferencias entre los menores de 30 y Jeannette Jara entre los más jóvenes y los mayores de 55 años, completando la heterogeneidad generacional atraída por el bloque.
- En cuanto al sexo de quienes votan, tampoco se puede afirmar la existencia de tendencias demasiado claras. En el sector de la derecha, Evelyn Matthei y José Antonio Kast suben sus preferencias entre las mujeres, pero Johannes Kaiser hace lo propio entre los hombres. Por su parte, en la izquierda, Carolina Tohá tiende a atraer más a las mujeres, mientras que Gonzalo Winter lo hace entre los hombres y Jeannette Jara parece atraer votantes entre ambos sexos por igual.
En suma, una de las consecuencias de la actual abundancia de candidatos es que se han tendido a desdibujar las vinculaciones entre estratos sociales, grupos generacionales y de sexo, con el voto por alguno de los dos bloques ideológicos en pugna.
Por supuesto, ello podría ser solo pasajero y deberse a la aún relativa lejanía de los eventos electorales o a que aún no decanta el número de candidatos reales, ya sea por medio de primarias o la primera vuelta electoral. Quizá ya más avanzado el proceso veremos con mayor claridad los atractivos diferenciales de cada bloque.
Sin embargo, la evidencia disponible actualmente, si bien no permite atribuir demasiados claros arraigos sociales, generacionales o de sexo a cada sector político, sí deja claro que son los votantes obligados quienes se decantan por la derecha, a lo que se suma que las encuestas señalan a este mismo sector como particular y bastante homogéneamente atractivo para quienes priorizan objetivos nacionales, como mejorar la seguridad del país, ordenar los procesos de inmigración y reactivar la economía (demanda ante la cual resulta especialmente convincente José Antonio Kast).
Frente a ello, la candidatura de Carolina Tohá (no se dispone de mediciones de los otros dos candidatos) solo aumenta ligeramente sus preferencias entre quienes demandan seguridad y un poco más entre quienes optan por lograr mayor igualdad de género.
Considerando todo lo anterior, más las prioridades que parece tener la población respecto de los grandes problemas nacionales que debería enfrentar el Gobierno, al menos de momento, más que las diferencias de segmentos sociales, generacionales o de sexo, lo que estaría definiendo las elecciones presidenciales próximas es el votante obligado o renuente, preocupado especialmente por la seguridad, inmigración y el crecimiento económico. Y, claro, en ese escenario, uno de los bloques juega con todas las ventajas.
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