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Consumos problemáticos y vulnerabilidades: por una visión más integrada e inclusiva Opinión Imagen referencial

Consumos problemáticos y vulnerabilidades: por una visión más integrada e inclusiva

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Natalia Riffo Alonso
Por : Natalia Riffo Alonso Directora Nacional de SENDA
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Muchas personas no logran acceder a tratamiento por barreras invisibles como el miedo o el estigma. En este Día Internacional de la Prevención, proponemos mirar el fenómeno del consumo con enfoque de derechos.


“Estoy orgulloso de lo que estoy logrando, de lo que estoy haciendo. Ayudar a otras personas me ha fortalecido, y al fortalecerme yo, también puedo fortalecer a quienes me rodean”. El testimonio es de Ricardo, una persona de El Monte que hace algunos años enfrentó un consumo problemático y que hoy, con el apoyo del Programa de Pares Especialistas en Recuperación de SENDA, acompaña a otros que atraviesan procesos similares. 

Casos como el de Ricardo nos recuerdan que la recuperación es posible, pero que también que detrás de cada proceso hay una historia. Por eso, este 26 de junio, en el que conmemoramos el Día Internacional de la Prevención del Consumo de Drogas, proponemos una reflexión que va más allá de las cifras. ¿Por qué hay personas que acceden a tratamiento y otras no? ¿Por qué la recuperación se ve como una meta lejana? La respuesta no está solo en las decisiones personales, sino también en las condiciones que hacen posible el acceso.

Hay barreras que no siempre están del todo visibles, pero que influyen: miedo, pobreza, falta de redes de apoyo y estigmas. Aunque hemos avanzado en ampliar la cobertura de servicios, todavía persiste una distancia entre las personas que necesitan apoyo y quienes logran pedirlo de manera oportuna. 

Las mujeres, por ejemplo, muchas veces lo postergan por temor a perder el cuidado de sus hijos e hijas. También sabemos que la población infanto-adolescente sin adultos que los acompañen, personas en situación de calle o con trayectorias de vida de exclusión, tienen menos oportunidades desde el comienzo.

Por eso insistimos en que se necesita una política que no solo intervenga sobre “el consumo”, sino que se atreva a mirar las causas, que entienda que prevenir también es reparar, y que recuperar no pasa necesaria y exclusivamente por dejar una sustancia.

Con esa mirada construimos el Plan de Acción de Drogas 2024–2030, que aterriza la Estrategia Nacional 2021–2030 a través de ocho objetivos y 123 acciones. Más allá de los avances en su implementación, estamos hablando de una política de Estado que pone la salud, los derechos humanos y la inclusión en el centro. Una política que entiende que la prevención no ocurre de manera aislada, sino que también es colectiva, y se construye en la escuela, en la familia, en la plaza, en el barrio, en cada espacio comunitario. 

En los últimos años hemos dado pasos importantes, como ampliar la cobertura de programas de tratamiento en lugares y para poblaciones que antes no tenían acceso, diseñamos respuestas preventivas más pertinentes a la realidad de cada comunidad y en alianza con los municipios y actores locales, visibilizamos que nadie debería sentirse juzgado por tener un consumo problemático. Pero todavía hay mucho por hacer. 

Por eso, en este Día de la Prevención del Consumo de Drogas, el llamado no es solo a conmemorar, sino a involucrarse. A construir una cultura del cuidado en la que todas las personas, sin importar su historia de vida, género, lugar de residencia o edad, puedan ser acompañadas e integradas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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