
Menos ideología, más ciencia: una mirada larga para la salmonicultura
Nadie discute que la salmonicultura ha generado empleo, encadenamientos y crecimiento. A mí, al menos, me gustaría que eso perdurara. Porque cuando la actividad colapsa, no hay sustentabilidad en ninguno de los tres pilares: ni ambiental, ni social, ni económico.
En el reciente Salmón Summit 2025 en Frutillar me invitaron a exponer sobre desarrollo económico y medioambiente y partí diciendo algo que debiera ser obvio, pero parece que aún incomoda: el debate ambiental no se divide entre izquierdas y derechas, sino entre cortoplacismo y visión de largo plazo. Basta mirar lo que ha ocurrido en la industria salmonera para entenderlo. El afán de producir sin límites llevó a ciclos económicos “tipo serrucho”: pasamos de 1.2 millones de toneladas antes del brote de ISA a 0.7 millones; luego vino una recuperación breve y, después, una nueva caída por floraciones de algas nocivas, escapes y sobreproducción. Ninguna de estas crisis la causó la regulación ambiental. Más bien, fue el Estado el que tuvo que ir al rescate de la industria en 2016, frente al colapso por algas nocivas.
La industria necesita estabilidad, no desregulación. Y eso solo se logra con reglas claras y una visión de largo plazo que permita producir sin sobresaltos, sin estragos sociales por centros abandonados, ni pasivos ambientales irrecuperables. Sin embargo, el tono en el reciente debate presidencial realizado en la cumbre de este gremio fue alarmantemente hostil hacia la institucionalidad ambiental.
Prefiero no personalizar, pero una frase resume el enfoque: “No dejen que el Ministerio de Medio Ambiente les quite los sueños”, en referencia a la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (tramitado durante cuatro gobiernos), y a la limitación de la salmonicultura en áreas protegidas. Otra candidatura anunció que eliminaría la Ley Lafkenche, sin matices ni alternativas. Ignoraron incluso que durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera se inició un cambio de tono en la fiscalización ambiental del rubro salmonero, ante incumplimientos graves, incluyendo casos de sobreproducción que derivaron en querellas por estafa, como la de Australis.
El Servicio de Biodiversidad, que se menciona como una amenaza, no es un capricho: es una recomendación de la OCDE hace más de 15 años. Y la Convención de Washington, que restringe actividades industriales en áreas protegidas, rige en Chile desde 1975. La preocupación por emplazar centros de cultivo en ecosistemas sensibles no es ideología; es ciencia y memoria. En Los Lagos, la producción ha caído un 50% debido a problemas de escapes -hoy los ríos están llenos de salmones que no deberían estar ahí- y al deterioro del fondo marino por acumulación de nutrientes que vuelven inviable seguir produciendo en las mismas zonas.
Claro, se pueden lanzar frases efectistas, e incluso ganar elecciones con ellas, y buscar abrir nuevos polos de producción en lugares aún prístinos. Pero eso solo replicará los mismos ciclos de auge y colapso. Eso no es desarrollo, es repetición de errores. Esto requiere menos dogma y más evidencia. Una mirada que ponga a la ciencia por delante de los slogans.
Nadie discute que la salmonicultura ha generado empleo, encadenamientos y crecimiento. A mí, al menos, me gustaría que eso perdurara. Porque cuando la actividad colapsa, no hay sustentabilidad en ninguno de los tres pilares: ni ambiental, ni social, ni económico.
El problema comenzó cuando un sector político comenzó a apropiarse de la causa ambiental, muchas veces sin mérito ni consistencia. Eso quebró los consensos. Hoy, lo que vemos son motosierras en vez de acuerdos. Recuperar una mirada común para proteger lo que es de todos no es solo urgente: es lo único que puede garantizar que la salmonicultura tenga futuro.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.