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Parlamentarias, las elecciones que pasan en silencio Opinión Archivo

Parlamentarias, las elecciones que pasan en silencio

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Diego Linsambarth Cartagena
Por : Diego Linsambarth Cartagena Profesor de Matemáticas y Física.
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En términos democráticos, esto significa que dejamos en manos de la inercia y el marketing político la elección de quienes tendrán un poder real y sostenido sobre nuestras vidas.


Mientras los medios dedican horas y portadas a los candidatos presidenciales, las elecciones parlamentarias pasan en silencio. Y, en ese silencio, se decide tu sueldo, tu pensión, tu educación, tu salud y el futuro del medioambiente.

Cada cuatro años, Chile vive un espectáculo político que gira casi exclusivamente en torno a la carrera presidencial. Los canales de televisión, los titulares de prensa y los debates radiales concentran su energía en quién será la próxima o el próximo presidente, mientras que el Congreso —la institución que en la práctica aprueba o frena las leyes que afectan la vida diaria— queda en un segundo plano mediático.

No es un detalle menor. En el Parlamento se decide el monto del salario mínimo, se discuten las reformas previsionales, postnatales, se aprueban (o rechazan) leyes que protegen o amenazan nuestros ecosistemas, y se define el presupuesto nacional, que condiciona la calidad de la salud y la educación pública. Pero, a diferencia de la elección presidencial, las campañas y debates parlamentarios rara vez ocupan la portada o el prime time.

Esta asimetría informativa tiene consecuencias profundas. Un electorado informado sobre la carrera presidencial, pero desinteresado o poco consciente del Congreso, tiende a votar por nombres, partidos o rostros conocidos, en lugar de evaluar programas, trayectoria legislativa o compromisos concretos. En términos democráticos, esto significa que dejamos en manos de la inercia y el marketing político la elección de quienes tendrán un poder real y sostenido sobre nuestras vidas.

La falta de cobertura no es sólo un problema editorial: Es un sesgo estructural. Al no entregar información equilibrada sobre ambas elecciones, los medios influyen indirectamente en la calidad de la representación política. Y no se trata de pedir que se reduzca el interés por la carrera presidencial, sino de exigir que las parlamentarias reciban un tratamiento proporcional a su importancia. 

¿Qué se podría hacer?

Crear un sistema unificado, amigable y territorializado, que permita ingresar tu región, comuna o dirección, y ver todos los candidatos al senado y la cámara de tu zona, su historial completo de votaciones importantes, sus  declaraciones de intereses y vínculos económicos, las empresas relacionadas o con las que han hecho lobby, sus vínculos con partidos, think tanks, fundaciones u otros actores, así como las noticias relevantes o escándalos en los que han estado involucrados.

El periodismo y las instituciones gubernamentales tienen una deuda pendiente: romper este patrón y abrir el foco. La ciudadanía, por su parte, debe asumir que la democracia no se juega cada cuatro años en La Moneda, sino cada día en el Congreso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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