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Desafíos hídricos y la ruta hacia una solución mediante anticipación, inversión y colaboración Opinión

Desafíos hídricos y la ruta hacia una solución mediante anticipación, inversión y colaboración

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Claudia Papic
Por : Claudia Papic Senior Advisor experta en sostenibilidad, directora de contenidos de ExpoAgua
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En resumen, el camino hacia la solución requiere anticipación, inversión sostenida y una alianza colectiva que una lo público, lo privado y lo ciudadano en un propósito común: agua segura, costo razonable y resiliencia frente a la variabilidad climática.


Hoy en Chile, tanto en Arica y Parinacota como en la Región de Los Lagos, hay decretos de escasez hídrica. Es decir, la crisis hídrica que para muchos es una realidad exclusiva del centro norte del país se vive también en el sur. En concreto, una de cada tres comunas está afectada por estrés hídrico, es decir, prácticamente 1 millón y medio de personas el 8% de la población viven la sequía a diario.

Este es un diagnóstico compartido por autoridades, empresarios, científicos y comunidades: la crisis no puede esperar. Un mensaje que se repitió varias veces durante Expo Agua. El gobernador Orrego apuntó que la seguridad hídrica es el principal desafío ambiental de la Región Metropolitana. La ministra de Obras Públicas, Jessica López, indicó que para completar la cobertura de agua potable y el tratamiento de aguas residuales en zonas rurales se requerirán hasta 12 años más y cientos de millones de dólares. El nuevo gerente general de Aguas Andinas, José Sáez, llamó a no permitir que la respuesta a una crisis de esta magnitud se mida en decenios. El tiempo de reacción ahora es inmediato o perderemos la capacidad de decidir el ritmo de nuestra propia seguridad hídrica.

Frente a este panorama, se requieren tres ejes para encontrar una solución viable y sostenible:

-Anticipación y planificación a largo plazo con agilidad operativa: necesitamos una visión estratégica integrada que priorice inversiones donde el riesgo es mayor y las brechas son más profundas. La creación de una Subsecretaría de Recursos Hídricos podría coordinar esfuerzos, reducir redundancias y acelerar trámites, asegurando que el modelo actual, financiado y gestionado por capitales privados, se convierta en agua segura de forma más eficiente.

-Inversión sostenida y diversificada: el desafío requiere recursos significativos. La inversión estimada para completar cobertura y saneamiento rural es alta, pero crucial. Debemos combinar fondos públicos con alianzas público-privadas que aporten eficiencia, innovación tecnológica y capacidad de ejecución, sin perder de vista la protección de tarifas razonables para la ciudadanía.

-Colaboración público-privada y participación ciudadana: la experiencia reciente muestra que la colaboración entre sector público, sector privado y comunidades es indispensable para avanzar. La gestión integrada de cuencas, inversiones en infraestructura y soluciones basadas en la naturaleza deben ser parte del ADN de las políticas hídricas. Además, involucrar a la ciudadanía en vigilancia, rendición de cuentas y monitoreo de resultados fortalece la legitimidad y la eficacia de las medidas.

Si queremos evitar escenarios extremos, como pérdidas de suministro o impactos económicos severos, debemos actuar con decisión y transparencia. La realidad es que la crisis hídrica podría acercarnos a situaciones límite como las de Kabul, Montevideo o Ciudad del Cabo.

En resumen, el camino hacia la solución requiere anticipación, inversión sostenida y una alianza colectiva que una lo público, lo privado y lo ciudadano en un propósito común: agua segura, costo razonable y resiliencia frente a la variabilidad climática.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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