
Fiesta en embalse El Yeso: cuidemos nuestra agua y naturaleza
Todos tenemos el derecho a visitar estos sitios, pero a la vez tenemos el deber de hacerlo en forma responsable y respetuosa con el otro, con la naturaleza y con las normas del lugar.
Una familia se llenó de críticas después que se viralizara su fiesta de revelación de sexo en el embalse El Yeso, un hermoso y prístino lugar de la cordillera de los Andes, en el Cajón del Maipo, que es administrado por la Asociación Parque Cordillera, cuyo objetivo es proteger y cuidar los recursos naturales e hídricos del área y ser un espacio de esparcimiento para las personas en contacto con la naturaleza.
Miles de usuarios apuntaron al impacto negativo en el lugar al esparcir un polvo de color rosado. Para empezar a evaluar el impacto, debemos preguntarnos por la composición química y física del polvo, si son compuestos tóxicos, persistentes (podrían contener metales o microplásticos), si el tamaño de partícula genera un impacto o si contaminó el agua cercana. Tal vez no.
Este hecho fue bien mediático, pero existen muchos eventos de contaminación que pasan desapercibidos, como visitantes que dejan basura o simplemente no protegen el lugar. Todos tenemos el derecho a visitar estos sitios, pero a la vez tenemos el deber de hacerlo en forma responsable y respetuosa con el otro, con la naturaleza y con las normas del lugar.
En la contaminación del agua han surgido los contaminantes emergentes, que son sustancias químicas o biológicas que se encuentran en el ambiente y que no están reguladas de manera explícita en la normativa ambiental vigente, ni las plantas de tratamiento están diseñadas para ellos, que tienen potenciales efectos adversos en la salud humana o en los ecosistemas.
Ahí encontramos fármacos, productos de cuidado personal, microplásticos, entre otros, productos que la mayoría usamos a diario. Luego de su uso estas sustancias van a los alcantarillados y cursos de agua, los cuales pueden ser fuente de agua, ya sea potable o para usos productivos o ecosistémicos.
Más allá del accionar puntual de esta familia, los invito a reflexionar sobre el accionar de cada uno en su día a día. Hoy ya no alcanza con pensar en un “Net zero”, debemos aspirar a un impacto positivo en nuestro entorno.
Si pensamos en el marco de los límites planetarios que ha planteado y cuantificado el Centro de Resiliencia de Estocolmo, vemos que ya el 2023 se ha sobrepasado el umbral seguro de seis de los nueve límites planetarios. La situación no puede seguir como está, debemos aportar en forma positiva para revertir esta situación y debe ser ya. Esto no es fácil, pero debemos avanzar hacia allá con premura y decisión.
En un contexto en que la sociedad se enfrenta a una triple crisis planetaria (cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad), deberíamos tener una postura que invite a la colaboración que parta en lo personal, pero se expanda a lo global. “Respeto por las generaciones actuales, futuras y la naturaleza” debería ser el lema para generar conciencia, ya que no tenemos otra Tierra en la cual vivir y debemos actuar para retroceder hasta límites de operación segura para un sistema terrestre estable y resiliente. De lo contrario, las generaciones futuras, incluida la bebé en camino y quien se hizo la fiesta, están en riesgo, producto de la triple crisis.
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