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Energía renovable: la arriesgada e inevitable apuesta por diversificarse

La crisis del gas, derivada de los cortes anunciados por Argentina, removió a los empresarios en la materia y llevó a que las autoridades repitieran una y otra vez: "hay que diversificar la matriz energética". La energía solar, eólica y geotérmica no es explotada, sin embargo, en los niveles que debiera hacerse.


«Se venden turbinas de viento usadas». La frase, tan común en países desarrollados, está lejos de leerse en las páginas económicas de algún diario en Chile, donde las energías renovables son vistas con moderada distancia, más que como una realidad cercana.



La crisis del gas, derivada de los cortes anunciados por Argentina, removió a los empresarios en la materia y llevó a que las autoridades repitieran una y otra vez: "hay que diversificar la matriz energética". Pero la tarea no es fácil. Según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE), el consumo de gas natural en Chile llega al 26 por ciento, mientras que el de petróleo crudo asciende a 41 por ciento. Sólo el 7 por ciento del consumo corresponde a energía hidráulica, emanada de los grandes cursos de agua del país o de embalses especialmente construidos para ello como la polémica Ralco.



En tanto, el uso de energías solar y eólica está representado en pequeños proyectos locales a lo largo del país, sin que represente un uso significativo, mientras que la geotérmica está en etapa de estudio.



Alemania, a la cabeza



En contraposición, en Europa desde hacia varias décadas el tema ha sido tomado en serio: el calentamiento global, junto con un continente que ve agotados sus recursos hace que Alemania, por ejemplo, encabece la lista de los productores de energía generada por viento o eólica.



En España también se han generado intensas políticas destinadas a fortalecer el uso de esta clase de energías, donde se han emplazado grandes parques eólicos y recientemente fomentado el uso de la biomasa, combustible generado a partir de los desechos de origen vegetal o animal.



Mientras, en Inglaterra se está avanzando en el uso de la energía proveniente del mar, donde los esfuerzos académicos y del gobierno están volcados hacia las costas para encontrar nuevas formas de combustibles. "La fuerza de las olas y de las mareas podría aportar una parte muy importante de la energía que necesita nuestro país en el futuro», dijo el ex-viceministro británico de Energía, Brian Wilson cuando impulsó un proyecto en ese sentido el año pasado.



El uso de este tipo de energías va de la mano con la protección del medio ambiente, debido a que varias empresas dedicadas a este rubro han dañado el entorno con sus proyectos. En España se han impugnado proyectos de sistemas eólicos emplazados en áreas de preservación ecológica, como también algunos dedicados a la biomasa, debido a que algunas industrias han encubierto en sus procesos la quema de materiales tóxicos.



En América Latina, países centroamericanos como El Salvador y México tienen avanzadas políticas en cuanto a geotermia o uso del calor de la tierra para generar electricidad. En tanto, en Brasil la energía eólica es extensiva, tanto como el uso de alcohol de caña de azúcar en el transporte. Todo esto, enmarcado en una ley que incentiva este tipo de energías.



Renovables sin subsidio



Las políticas de energía en Chile se han orientado a hacer cumplir los planes energéticos trazados en los noventa. En cuanto a las energías renovables, la entidad ha desarrollado estudios técnicos sobre la materia y, como parte del programa de electrificación de zonas rurales, estudia emplazar turbinas eólicas en algunas islas de Chiloé.



Las acciones hasta ahora están destinadas a diversificar la matriz energética, pero no subsidiar ninguna energía específica. La idea es fomentar este tipo de inversiones acogiendo a los empresarios del sector con reglas como las que tienen otros productores de otros combustibles.



La única empresa que se ha atrevido a invertir en este ámbito en el país es Saesa, que tiene un proyecto eólico en marcha en Coyhaique, Undécima Región. El gerente de recursos humanos de la firma, Gabriel Fierro, explica que la generación de energía a partir del viento tomó fuerza en la zona debido a las buenas condiciones que presenta como el alto precio del diesel -lo que obliga a buscar alternativas-, la adecuada velocidad del viento y la forma de incorporarse a la red eléctrica que permite paliar las variaciones que presenta la generación eólica.



Sostiene que, internacionalmente, el uso de recursos renovables en el país es apreciado como una apuesta arriesgada "debido a que no recibe subsidio estatal, a diferencia de otros países desarrollados".



Con el sistema en marcha, Fierro detalla que ya están planeando invertir en Chiloé, donde podría aplicarse un sistema combinado de viento y diesel, debido a las variaciones que sufre el sistema. "Los costos no aumentan para la gente debido a que estos proyectos sirven como alimentadores de un sistema más grande. La aplicación del sistema, eso sí, es costoso debido a que el precio de tres turbinas eólicas superan los tres millones de dólares", dice.



Pero los lugares para invertir en esta materia no se reducen al archipiélago chilote: según datos de la propia CNE entre las zonas susceptibles a que se apliquen estos sistemas están las costeras, las islas, el altiplano nortino y las regiones australes.



Abortado proyecto



La directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, una de los más preocupadas en la materia, sostiene que en el país no se aprovechan los recursos naturales energéticos lo que se traduce en que a que "no ha habido una política para aprovechar con excepción de la hidroelectricidad".



En agosto de 2003 presentó un proyecto para el aprovechamiento y uso de las energías renovables -para normar la utilización de las energías geotérmica, eólica, solar e hidráulica de pequeño y mediano tamaño-, el que no fue patrocinado para su tramitación en el congreso.



"Esta propuesta se diseñó por dos razones: Chile es vulnerable por su dependencia de otros países, si se continúa importando petróleo hay cuencas donde simplemente la saturación de contaminantes no permite que se sigan usando combustibles fósiles", dice Larraín.



Otro de los fundamentos del proyecto fueron los problemas generados por la escasez el gas natural al ser escaso y, por otro lado, el uso de la hidroelectricidad que ha generado apagones en años de sequía.



Los alcances de esta iniciativa se toparon con la tramitación de la llamada Ley Corta -modificación a la Ley Eléctrica- donde se lograron remover los obstáculos para el ingreso de los renovables al sistema. Así, los distribuidores están obligados a comprarle a aquellos que generan energías renovables y pagarles un precio justo, pero no se establece un fondo para promover iniciativas de este tipo.



De concretarse una política de este tipo, por ejemplo, los rellenos sanitarios podrían vender y autoabastecerse de los gases que generan los desechos acumulados.





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