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Ex cónsul de Chile en Bolivia contesta acusaciones de diputado Tarud

El parlamentario PPD, Jorge Tarud, afirmó que »si Emilio Ruiz-Tagle reconoció que había que darle salida al mar a Bolivia, eso fue gravísimo", juicio que el diplomático confiesa que »había dejado pasar». Sin embargo, afirma, »ya basta; estas desafortunadas declaraciones, hechas casi un año más tarde de lo ocurrido, me obligan a romper ese silencio».


Y la respuesta no se hizo esperar. La crítica del diputado Jorge Tarud (PPD), en relación a lo que él cataloga como »erróneos nombramientos de embajadores», hechos por el Presidente Ricardo Lagos, fue rápidamente contradicha por el diplomático Emilio Ruiz-Tagle, quien fuera incluido dentro del negro panorama que detalló Tarud.



El parlamentario PPD afirmó que »si Emilio Ruiz-Tagle reconoció que había que darle salida al mar a Bolivia, eso fue gravísimo", juicio que el diplomático confiesa que »había dejado pasar»; sin embargo, cree que »ya basta; estas desafortunadas declaraciones, hechas casi un año más tarde de lo ocurrido, me obligan a romper ese silencio».



En conversación exclusiva con El Mostrador.cl, Ruiz-Tagle afirmó taxativo que »lo señalado por el diputado Tarud es absolutamente falso, y es una falsedad dicha con publicidad -en un medio de difusión público-, lo que daña gravemente a mi persona, mi honra y mi prestigio profesional. Esto me parece inaceptable».



»¿Se puede pensar acaso que un diplomático de experiencia, como es mi caso; que ha desempeñado funciones de cierta importancia en la Cancillería, como ser director político para América del Sur, América del Norte; director de Política Especial, representante de Chile ante el APEC (Senior Officer), jefe de gabinete del ex canciller Insulza; que ha ejercido la cátedra de Derecho Internacional en las universidades tradicionales de Santiago; que ha servido diversos cargos en el exterior, etc., se va a arrancar con los tarros y, por iniciativa propia, va a reconocer que hay que darle mar a Bolivia? Eso no sólo me ofende a mí, sino además a la lógica más elemental», sentenció Ruiz-Tagle.



El diplomático subraya que cabe precisar que jamás recibió tampoco instrucciones, »tan absurdas», de alguna autoridad superior. Por eso, »puedo imaginar que este poco feliz comentario podría guardar relación, o buscar algún sustento -aunque completamente inexacto y precario- en una declaración que emití, en octubre del año pasado, al semanario boliviano "La Epoca", del cual en la prensa chilena se publicaron solamente dos o tres líneas, en las cuales se desvirtuó completamente el contexto, ya no sólo del artículo en general, sino de los mismos párrafos citados, pues al fragmentarlos adquirían casi el sentido contrario de lo dicho expresamente», detalló.



Emilio Ruiz-Tagle O., también ex embajador chileno en Paraguay, detalla que en la polémica suscitada por dicha entrevista, en una pregunta en la que el periodista alude a la presión internacional y el "gas por mar", como mecanismos bolivianos, su respuesta textual es la siguiente, lo que rebatiría lo que se difundió en Chile: »Creo que usted ha usado una palabra que me sirve para la respuesta. Ha señalado la palabra "presión" y eso es justamente lo que Chile no acepta. Creo que aquí hay que expresar dos cosas categóricamente: una, que Chile tiene un tratado plenamente vigente con Bolivia, de 1904. Chile cumple y cumplió todas las formalidades de ese tratado. En términos jurídicos, Chile no tiene obligaciones con Bolivia, más allá de cumplir aquellas derivadas del Tratado, cosa que hace rigurosamente. Todos los países, no solamente en los de América, sino en los de Europa y en el resto del mundo, fijan su unidad territorial según tratados similares al de 1804».



»Segundo, en términos políticos o en términos, llamémoslos así, de convivencia, el mecanismo de la presión no es aceptable. Si usted tiene los títulos jurídicos perfectamente acreditados, cumple con ellos, los honra plenamente, mal se puede aceptar la presión. La presión no es la forma que debe utilizarse, ya sea por parte de un país, una empresa o una persona si es que existe de por medio un derecho jurídico legítimo. Tercero, creo que todo en la vida es tangible, todo, un tratado puede ser intangible para el derecho internacional, pero todo es tangible, de todo se puede conversar en la vida. Pero creo que para conversar de cualquier cosa se requiere crear un clima que lo haga posible y ese clima indudablemente no es el de la presión" (Ruiz-Tagle solicita que se destaque en negrita lo que solamente fue resaltado por la prensa local).



-Ante la pregunta de si creía que en el futuro, un año o una década, Bolivia podría tener un acceso soberano al mar, ¿qué respondió?
-Que yo pensaba que sí. Respondí exactamente: Porque creo que en el fondo nadie quiere que esto afecte indefinidamente los vínculos entre países vecinos con tantos lazos familiares, tantos lazos de todo orden, educativos e históricos. Nadie quiere que este tema lo hereden nuestros hijos y nuestros nietos. Sin duda, este es un pensamiento común entre los chilenos y, sin duda, es el mío y de mucha gente. Ahora, repito, los dos países tenemos opinión pública y los dos países tenemos que administrar las realidades culturales, políticas, sociales y políticas que vivimos. Pienso que es ahí donde hay que trabajar, justamente esos son los temas que hay que forjar para crear las condiciones que nos permitan de verdad tener diálogos sin exclusiones y no desafíos mediante micrófonos y delante de terceros. Que Bolivia recupere una salida al mar es algo que personalmente desearía.



-¿Hubo algo omitido de la conversación con el periodista boliviano?
-Sí, se me preguntó si lo anterior era compartido por mi gobierno, y yo respondí que la canciller Alvear había señalado, durante la Asamblea de la ONU, que no estaba en discusión temas de soberanía entre Bolivia y Chile. Y que yo creía que eso era así, y que justamente por eso pensaba que los dos países debíamos mejorar nuestras relaciones, construir un futuro en que pudiéramos usar mejor que ahora todo lo que nos une. Yo le respondí afirmativamente la pregunta anterior pensando en el futuro, no en la coyuntura actual. Pero ese último párrafo también fue omitido, al igual que el restante 60% de la entrevista que se referían, básicamente, a los temas del gas y de la presión boliviana como estrategia. Por eso, hasta donde se puede ver, en ninguna parte de estas declaraciones se encuentra el concepto de reconocer -que se aproxima a "confesar", "asumir" o "admitir"- de que Chile tiene que darle una salida al mar a Bolivia que me atribuye el señor Tarud. Se trata de aproximaciones muy diferentes.



Ruiz-Tagle reflexiona sobre el telón de fondo de la polémica que critica Tarud, y a su favor considera importante agregar que »ese artículo se publicó en medio de una fuerte ofensiva del gobierno de Carlos Mesa contra Chile, procurando ganar la voluntad de terceros países de la región para su causa; siendo vehemente y agresivo en foros internacionales, en el Congreso y en otras instancias; también en momentos en que estaba tan difundida la idea de "gas por mar", con titulares en los periódicos, rayados en las calles, etc., que hasta gente culta había llegado a creerlo. Descartar categóricamente ambas ideas fue el propósito de esta entrevista: Chile jamás negociaría nada bajo presión y en nada le interesaba, por ser totalmente inaceptable -aunque sólo fuera por la seguridad del abastecimiento- el chantaje de "gas por mar».



»La diplomacia tiene matices delicados, por eso son personas y no terminales de computación los que representan a los países ante otros; se requiere palpar las sensibilidades del medio», sentencia el diplomático.



-Entonces, ¿qué le parecen las declaraciones del diputado Tarud?
-Quiero pensar que no leyó esa entrevista, sino tan sólo las líneas que maliciosamente se discriminaron y que señalé con anterioridad… Creo que sería bueno para todos que este problema se superara, ciertamente en una forma lógica, con las correspondientes compensaciones y resguardos del interés nacional. ¿Por qué? Porque sería bueno para el Norte Grande de Chile, porque permitiría hablar -sin agravios- de recursos hídricos y energéticos, de explotaciones mineras conjuntas, de turismo y, en fin, de variadas otras áreas de interés común.



-Aparte que debiera contribuir a terminar, o al menos a morigerar, con esa espina de odiosidad y de animadversión que existe en Bolivia hacia Chile, con frecuencia bien cultivada por sus autoridades, para obtener réditos internos. Particularmente, por Carlos Mesa. Pero para que esto pueda ocurrir algún día, se requiere de un trabajo que normalmente tarda años, en crear una trama de intereses comunes, generar un clima amistoso y no hostil, trabajar en educación -especialmente en Bolivia- y crear, en definitiva, un ambiente que permita el diálogo. Como están las cosas hoy, simplemente, no se puede, ni parece que se podrá por bastante tiempo.





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