Esta semana se exhibirá por primera vez en Chile el documental que indaga en los mecanismos utilizados para destruir el proyecto de socialismo democrático de Salvador Allende. »Uno puede estar o no de acuerdo, lo importante es que es un testimonio», argumenta su realizador.
Luego de más de 30 años de su estreno en el Festival de Cannes en 1976, el documental "La Espiral" se exhibe en Chile. Su director, el sociólogo e investigador Armand Mattelart, viajó para asistir personalmente a su presentación y dialogar con el público sobre un filme que explora en los años de gobierno de la Unidad Popular y los instrumentos que se desarrollaron para provocar su caída.
El belga conoce bien el país, al que llegó en 1962 para desempeñarse como académico e investigador de la Universidad Católica y se quedó hasta 1973, cuando debió volver a Francia. Fue en ese forzado retorno a Europa en el que se encontró con Jacques Perrin, actor y productor de filmes como "Z", de Costa Gavras, y más recientemente "Los Coristas".
Durante una visita a Chile junto al director griego, Perrin forjó una estrecha amistad con el periodista Augusto Olivares. Ahí, durante el rodaje de "Estado de Sitio", Perrin le prometió a su nuevo amigo que, de ocurrir algo durante el proceso político que se vivía en el país, él haría todo para que la memoria de lo que había sucedido se guardase. Poco después, Olivares murió en La Moneda junto al Presidente Allende el 11 de septiembre de 1973.
Fue así como Mattelart tomó el proyecto de "La Espiral", una idea que "tiene una genealogía muy ligada a una persona" y que hoy en día es uno de los documentales referentes a Chile que más se ha visto internacionalmente. Los dos años de producción incluyeron una exhaustiva recopilación de películas, noticiarios y entrevistas por todo el mundo, especialmente Cuba, que conservaba un amplio registro audiovisual del período de la Unidad Popular.
"Había que recoger información en todas partes del mundo, ya que durante mi estadía aquí yo no tenía en mente hacer una película sobre Chile, yo básicamente escribía", cuenta Armand Mattelart en entrevista con El Mostrador. "Lo que nos interesaba desde el principio era dar un trasfondo histórico a los tres años de la Unidad Popular, no hacer solamente una película sobre esos tres años, sino tratar de mostrar qué ocurrió".
Derecha y concentración de medios
Ejemplos de ello, dice, son el modelo de oposición de parte de la alianza de la derecha democratacristiana y la derecha tradicional y cómo esto se explica finalmente a través de la historia. Según Mattelart, las formas organizativas de la Democracia Cristiana -organizaciones de base, juntas de vecinos- permitieron al partido proponer una oposición que ligara sectores profesionales y vecinales.
"Nuestra perspectiva era tratar de mostrar que lo que ocurrió no se explicaba en esos tres años, había que tener una perspectiva histórica. Lo mismo a nivel de las fuentes norteamericanas. Por qué los Estados Unidos en un momento denominado eligen, frente a la UP, tal estrategia", asegura.
Por eso, explica que "La Espiral" debe su nombre a que da cuenta de la forma en que se montó la película. "No es nada de lineal, es una manera de volver cada vez atrás para proyectar hacia el futuro y para explicar fenómenos".
-En un momento de la realización incorporan un juego de simulación norteamericano llamado "Política". ¿Cómo se llega a él?
-Estábamos buscando una estructura de la película, porque teníamos una cantidad fabulosa de horas de film. Durante mi estadía en Estados Unidos encontré una persona que había participado de un juego de simulación, lo que a fines del siglo XIX se llamaban ‘juegos de la guerra’, como les decían los alemanes. Tomas un conjunto de hipótesis, un conjunto de actores, de agentes y los pones en cierto tipo de posición frente a cierta situación. Este juego era un pedido que había hecho el Pentágono a un equipo universitario, de imaginar cómo iba a reaccionar los diferentes actores de la escena nacional de un país que se llamaba "Patria", cuya riqueza nacional fundamental era el cobre. Cómo iban a reaccionar las transnacionales, los inversionistas extranjeros, militares, clases medias, estudiantes, movimientos de mujeres, etc. Es finalmente crear un escenario, claro que tenía como referente real a Chile, que es el único país que tiene como riqueza nacional fundamental el cobre.
-¿Cómo finalmente este juego se transforma en el hilo conductor de la historia?
-Tuve en mis manos este documento, discutimos mucho y vimos que era la mejor solución para proponer un análisis desde los agentes sociopolíticos. Luego entramos en contacto con un dibujante, Jean-Michel Folon, que nos ilustró los personajes del juego. Esto permite un análisis de clases y de grupos que es fundamental. Porque el problema eran las alianzas. Finalmente los actores se dan cuenta de que hay que apoderarse de la calle y en diciembre de 1971 es el momento clave que es el desfile de las cacerolas, donde se ve que, mientras Allende está con Fidel Castro en el Estadio Nacional, en las calles desfilan mujeres de diversa procedencia, no solamente las viejas momias. El juego es una ficción anclada en ciertas realidades, ya que la idea era proyectar las reacciones posibles de los diversos sectores frente al ascenso al poder de un partido ‘revolucionario’.
-Según su percepción, ¿cómo influyó el tema de las clases y las alianzas en la caída de Allende?
-Al nivel de la oposición, pienso que esto se puede contestar a partir de dos momentos. Uno de los primeros actores del modelo de resistencia de la UP son los gremios patronales, de la industria, la agricultura, el comercio mayorista, que en Chile tienen una larga trayectoria. La tímida reforma agraria que había lanzado Frei Montalva descontentó a todo el mundo, a los campesinos y a los gremios patronales, que modernizaron su ideología. De una derecha tradicional se volvieron tecnócratas, el gremialismo: defender ideologías políticas enmascarado en intereses profesionales. Eso es fundamental, porque ya antes de la Unidad Popular había una reflexión sobre la modernización a la resistencia de una reforma agraria, había una preparación organizativa. En segundo lugar, la activación de los gremios profesionales de la pequeña burguesía. El momento importante es cuando se funda la Cuproch (Central Unitaria de Profesionales de Chile). A partir de ahí la DC, que estaba muy organizada a nivel de pequeños y grandes empresarios, piensa en términos de movilizar las diferentes profesiones en contra del proyecto de la UP. Esos son dos zócalos que permiten ver cómo se gestan progresivamente alianzas concretas, que tuvieron que tener un intelectual organizacional, que fue El Mercurio.
-Antes de la Unidad Popular, usted publicó un estudio sobre los medios masivos y la prensa liberalÂ…
-Es un estudio que emprendimos en 1967 y se publicó en marzo de 1970. Su origen tiene una particularidad: lo hicimos a pedido del movimiento estudiantil de la Católica que se había apoderado en mayo de ese año. Es la primera vez que El Mercurio se lanza contra un movimiento estudiantil, que era una ciudadela de los hijos de la elite de la época. A raíz de esta manipulación, donde se trataba a los estudiantes de subversivos, hicimos un estudio de la estructura de poder, las vinculaciones de este grupo de prensa, de la comunicación de masas, de las estrategias de El Mercurio frente al movimiento estudiantil y también frente a lo que se llamaba en esa época el ‘poder joven’. Producto de este estudio, la Universidad Católica se abrió a la realidad nacional. Se formó el Centro de Estudios de la Realidad Nacional, dirigido por Jacques Chonchol (posteriormente ministro de Agricultura durante el gobierno de Salvador Allende). En este nuevo tipo de centro se permitió este estudio, que cuando salió, El Mercurio y la prensa de derecha dijeron que era ‘marxismo de ficción’.
-En este estudio se concluye que estos medios liberales se oponen a los cambios…
-Sistemáticamente, ante todo proyecto de reforma -e incluso la sola idea de reforma- se vuelven alérgicos. Incluso durante el gobierno de Frei, donde se hicieron cosas interesantes, hubo varias medidas para las clases populares, un principio de reforma agraria, la sindicalización de los campesinos. El periodo de Frei también fue fundamental. No esperaron a la UP, se opusieron primero a las reformas de la DC.
-¿Cómo se podría llevar este análisis a la actualidad nacional?
-Lo que yo compruebo es que finalmente todas las críticas que se habían hecho al gobierno de la Unidad Popular, como que se apoderaba de los medios y quería ir en contra de la libertad de prensa, lo que veo es que durante la UP hubo tanta libertad de expresión y de prensa como nunca. Hoy en día, Chile es uno de los países donde hay más concentración a nivel de prensa. Siempre en el medio está el diario que hemos criticado y que habíamos puesto en el centro de nuestros análisis. Y no solamente nosotros.
"La Espiral" se presentará entre el 8 y el 15 de noviembre en las siguientes instancias:
-Jueves 8, 18:00 horas. Fundación Fernando Álvarez Castillo. Serrano 742 / 746, Concepción.
-Viernes 9, 15:00 horas. Escuela de Periodismo Universidad de Chile. Av. Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa, Santiago
-Sábado 10, 19:30 horas. Parque por la Paz, Villa Grimaldi. Av. José Arrieta 8.401, Santiago
-Martes 13, 14:00 horas. Universidad Técnica Federico Santa María, Valparaíso.
-Miércoles 14, 18:45 horas. Cineteca Centro Cultural Palacio de La Moneda. Plaza de la Ciudadanía s/n
-Jueves 15, 15:00 horas. Sala América Biblioteca Nacional, en el marco del Festival Internacional de Cortometrajes, Fesancor