Estudió con César Barros en la UC y fue expulsado con Jorge Marshall de la USACH por el último rector militar de esa casa de estudios en la dictadura. En los 90 fue parte central de Ilades, centro académico ligado a los jesuitas. Más tarde se acercó al abanderado RN al cual apoyó en el diseño de su programa en 2005. Reconocido como un profesional altamente calificado, el panelista de Tolerancia Cero hoy enfrenta un incómodo escenario ante los cargos del órgano contralor a la Facultad de Economía y Negocios de la U, que dirige.
El jueves 8 de enero no fue un buen día para Felipe Morandé. El decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile se enteró a través de la prensa de los resultados preliminares de un sumario de la Contraloría con duras conclusiones que podrían empañar su buena administración.
Morandé, uno de los cinco macro coordinadores del grupo Tantauco que diseña el plan de gobierno de Sebastián Piñera, asumió en 2006 el decanato de la FEN con la misión de continuar el trabajo de Joseph Ramos y profundizarlo para convertir a la Facultad en una institución competitiva y cercana al mundo privado, con el cual ha estrechado lazos a través de los contactos con diversos ex alumnos de la Facultad, entre ellos el empresario Álvaro Saieh.
Definido como liberal pero reservado y no dado a ufanarse de sus vínculos con Piñera, Morandé desde temprano se fascinó por los temas macroeconómicos, recuerda César Barros. El presidente de Salmón Chile y la Bolsa de Productos, fue su profesor en la Universidad Católica en los 80`s. Barros venía llegando de Estados Unidos y se mostró muy sorprendido de su interés por las nuevas tendencias en macroeconomía.
Morandé era compañero de curso de Klauss Smith Hebel y Anita Holuigue, esposa de Felipe Lamarca y fundadora de radio Duna, quien dirige grupo Dial (consorcio de Copesa que agrupa a radios Beethoven, Carolina, Disney, Duna, La Perla del Dial, Paula y Zero). “Los tres estudiaban juntos y después Felipe se fue a doctorar a Minessota aconsejado por Edgardo Barandiarán”, cuenta Barros.
Después de obtener su PhD, Morandé se dedicó a la academia en Minessota y fue profesor en Houston. “Pocos economistas en Chile terminan enseñando en Houston”, afirma un colega suyo que más tarde trabajó con él en la Universidad de Santiago, a la cual Morandé llegó en 1987 junto a otros académicos como el ex MAPU Jorge Marshall, actual director del Instituto Expansiva UDP que milita en el PPD. En la USACH el grupo de académicos que se juntó provenía de todo el espectro político. “Felipe era de centro pero se mostraba opositor al régimen militar”. Sin embargo, para el general Patricio Gualda, último rector militar de la casa de estudios, no hubo distingos a la hora de perseguir a los profesores de la Facultad de Economía. “Nos hizo un sumario y nos despidió a todos”, agrega otro ex académico de la USACH.
De los jesuitas al piñerismo
Expulsado junto a sus colegas, Morandé partió con Marshall al Instituto Latinoamericano de Doctrina y Estudios Sociales, ILADES. En la entidad vinculada a los jesuitas, fundada por el padre Pierre Bigo con ayuda del cardenal Silva Henríquez, Morandé estrechó vínculos con Jorge Rodríguez Grossi y se reencontró con su ex compañero Klauss Smith Hebel.
Ad portas del retorno a la democracia, Ilades firmó un convenio con la Universidad de Georgetown para dictar un posgrado, del cual Morandé se convirtió en director. Fue el único que se quedó en Ilades. Desde allí, a comienzos del gobierno de Patricio Aylwin, creó el área de Trabajos de Asesoría Económica al Congreso Nacional (TASC), un grupo que prestó consultoría a parlamentarios a través de las publicaciones técnicas y de análisis de proyectos de ley.
“Felipe tenía cierta cercanía con los jesuitas pero el hecho de haber estado en Ilades no lo marca necesariamente. Se puede decir que era filo DC pero tenía una afinidad cultural y social ligada a la derecha. Su cambio al piñerismo debe ser parte de lo que es Chile”, explica otro economista que lo conoció en esa época.
En 1997 Morandé se convirtió en gerente de la división de Estudios del Banco Central, donde fue jefe de Klauss Smith Hebel, y reportó al director Carlos Massad. En el BC Morandé era considerado un hombre de la oposición y “ya en ese tiempo era amigo de Piñera”, afirma un profesional del instituto emisor que recuerda el único episodio controvertido de la carrera del economista.
Las redes del perito
En 1999, dos años antes de dejar el Banco, Morandé fue comisionado como perito de común acuerdo entre la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) y Telefónica CTC Chile, para la fijación tarifaria de la telefonía fija. En la dura negociación entre la autoridad y la compañía de telecomunicaciones, además participaron Ricardo Paredes, por el lado de Telefónica, y Ricardo Ramos, en representación de la Subtel. El resultado de las pericias no dejó satisfecho a nadie. “Su participación no fue muy buena, aunque en estricto rigor no dependía estrictamente de Morandé”, dice un ex directivo de Telefónica.
Todos los consultados concuerdan que en su período en el Central, Morandé amplió sus redes, amén de su carácter afable y expertise profesional, que le abrió las puertas a consultorías del Banco Mundial, el FMI, el BID, el ministerio de Hacienda y para asumir la gerencia de estudios de la Cámara Chilena de la Construcción, puesto que mantuvo hasta su arribo al decanato de Economía y Negocios de la Universidad de Chile en 2006.
Entremedio, destacó como uno de los cerebros del programa económico de la campaña de Piñera el 2005 y se enfrascó en una polémica con el comando de Michelle Bachelet, de donde surgieron acusaciones respecto a la originalidad de las 120 medidas del empresario y abanderado de RN. “Nunca se va a saber quién le copia a quién, todas las ideas tienen una raíz común”, afirmó sobre el supuesto plagio de ideas programáticas, días antes de la segunda vuelta presidencial. Desde entonces, el economista profundizó su cercanía con el abanderado presidencial de RN.
Un escenario incómodo
“De aquí a cuatro años veamos cómo está cada uno en materia de resultado en investigación y en docencia y delineemos qué facultad es la mejor”, advirtió Morandé por el diario a Francisco Rosende, su par de la Universidad Católica, cuando se convirtió en decano de Economía y Negocios de la casa de Bello, pese a que entonces aún resonaban los ecos del caso MOP-Ciade que enturbió la imagen institucional en 2003 cuando Nassir Sapag, jefe del Centro de Investigación Aplicada para el Desarrollo de la Empresa (Ciade) fue destituido y condenado por estafa al fisco en una de las aristas del caso MOP-GATE investigada por la ministra Gloria Ana Chevesich.
Seis años más tarde, una situación similar al caso MOP-Ciade detectada por Contraloría, trae de vuelta los fantasmas de hechos “por los que terminan pagando justos por pecadores”, dice un investigador de la FEN, molesto por los casos mencionados por el organismo fiscalizador. Entre ellos se incluye faltas a la probidad y posibles delitos de fraude al Fisco en el funcionamiento de la Fundación Facultad de Negocios (FFN), debido a la existencia de sociedades constituidas por académicos -que a su vez pertenecían a la fundación- que aprobaban los contratos, se auto-contrataban y auto-pagaban, incluyendo a sus propios familiares. Por esta razón, los antecedentes ya están en manos del Ministerio Público y el Consejo de Defensa del Estado (CDE) que estudian la presentación de una querella criminal, donde podría incluirse el propio Morandé en su calidad de decano.
El tema no sólo inquieta en la U. de Chile. Sino también en el piñerismo. Como integrante del equipo económico de Piñera, el riesgo de que Morandé sea siquiera mencionado en una causa judicial que recuerda al MOP-Ciade podría significar cuestionamientos del oficialismo a uno de los profesionales más cercanos al candidato de RN en plena campaña electoral. Algo similar ocurre en Chilevisión, canal de propiedad de Piñera en el cual Morandé es panelista de Tolerancia Cero (programa al que se sumó en reemplazo de Sergio Melnick). La sola aparición de su nombre en una indagatoria de consecuencias insospechadas, podría servir de munición para cuestionar la independencia editorial de la estación si no toca el tema en su noticiero y el programa dominical de conversación.
Apasionado de la farándula, como se reconoció en una revista de papel couché, el verse involucrado en un símil del “escándalo de la semana” de Primer Plano, no es una imagen que le agrade a Morandé, quien prefirió no hablar con El Mostrador.