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¡Se van las sisters, gaiiaaa!

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El periodista y cronista social, superventas gracias a «Siútico» (2008), describe a la marea rosada que cubrió el cerro San Cristóbal para pedir a la Virgen que las monjas del Villa María Academy asentadas en Chile no vuelvan a Estados Unidos. Si quiere saber qué es el Pink Power, cómo algunas «disidentes» ocultan que son ex alumnas cuando hacen una vida lejos de la manada y cómo vive la clásica egresada del VMA, el colegio de la fe alegre, sexy y deportiva, siga leyendo esta entrevista.  


-Cómo explicas que la partida de las monjas  del Villa María, que no significa el cierre del colegio genere tanta conmoción  en los medios. La nota de El Mercurio la firmaron cuatro periodistas. La Tercera lo llevó en el suplemento dominical, se llenó de cartas en los diarios.

-Algunos colegios, que serían unos diez, tienen un peso que va más allá de lo demográfico. Puedes verificarlo en el factor «ex alumno». Una vez conversaba con una experta en educación que me dijo que ella en el curriculum se fijaba más en el colegio que en la universidad, eso es un indicador. Son instituciones que su influencia va más allá del numero de personas que se educan en ellas: el pupitre Premium, esa es la única explicación que encuentro para el impacto.

Lo que me llama la atención es que una decisión interna, se transforme en una campaña que no entiendo para qué es. Se juntan y suben el cerro vestidas de rosado pero no entiendo para qué ni contra quien, lo entendería si hubiera una contraparte, se van las sisters y todo el mundo llorando a las sisters, qué lamentable, organícense y hagan algo pero por qué lo tengo que saber yo.

 -¿Crees que la noticia podría importarle a alguien que está bien lejos del mundo VMA?

 -Los gringos inventaron una prensa que es como la revista Vogue o la Vanity Fair que se encarga de mostrarle a la gente común como viven los ricos, una cosa como de entretenimiento, de saber, de conocer y conversar, como para aliviar las tensiones. Yo creo que eso no existe aquí, y esto aparece  como un pequeño vislumbre. Debe resultar atractivo para algún lector, pero no en términos de información: es similar al interés que puedes tener por Camila Parker Bowles. Me parece muy cómico lo de la campaña. Si quieren convencer a las monjas hablen con ellas.

 La fe sexy californiana

 -¿Cuál es el aporte del VMA a la geografía social de Chile?

 -Primero lo que no aportó nunca fue alguien que se haya ordenado en la misma congregación, lo que es una tendencia mundial, ahí están a la vanguardia, porque si hay algo que ha disminuido son las monjas y los curas, para bien o para mal. Ahora se sabe que ser cura en algunas congregaciones era un peligro. Por otro lado, claramente hay una diferencia entre el colegio de monjas de raíz hispánica y este de monjas gringas. El primero se maneja en un ámbito más severo y eso en el relato del cuico es lo que más se repite. La diferencia entre las niñas educadas en el Villa María versus cualquier otro colegio religioso de elite. Una ex alumna dice que no les prohibían cosas, no habían edictos contra el bikini, había otra relación con el cuerpo. En el campeonato de atletismo inter-escolar que es como el hito olímpico del cuico siempre se destacan las niñas del Villa María. Es la fe sexy californiana, pelo largo rubio, cuicas buena onda abiertas y líderes.  

-¿El verdadero «Pink Power»?

-Se preocupan de reforzar la seguridad, una seguridad que en el caso de las mujeres es distinta, porque siguen siendo mujeres en una sociedad patriarcal aunque sean de elite. El «pink power» es como Barbie, el rosado no es el color más adecuado para asociar a poder, es como un feminismo de poliéster. No se puede echar a todos en el mismo saco, pero una reacción donde se pinta un cuadro muy ilustrativo del Villa Maria fue cuando Juan Manuel Vial escribió una columna en LUN el 2005 a propósito de la inauguración de un centro de ex alumnos donde las maltrataba harto, y le respondieron «este joven tienen buen apellido pero un serio problema social, seguramente no tiene pedigrí para codearse con nosotros».

-¿Tienes amigas del VMA? ¿Qué dicen de todo esto?

 -Yo conozco solamente disidentes y sentirían como una delación que yo dijera que son del Villa María. Una muy amiga con la que hice un libro me confesó un año después de que nos conocimos que era del Villa María y yo usé esa información. De alguna manera podía chantajearla porque lo viven con culpa. Coincide con los rasgos de las mujeres que se educan ahí, que son súper seguras. Como dijo una de las monjas «nosotros educamos a líderes», que lo encuentro de terror. Imagínate mil personas educadas para ser primeras y la pobre que sabe que no es primera, que nunca lo va a ser, está cagá.

 -¿Son como el cuico progre o abajista, que esconde un poco su origen para que lo acepten?

-No creo que en el ambiente de los negocios y los gerentes eso ocurra, pero si vas a estudiar literatura a Juan Gómez Millas estás en una situación minoritaria. No puedes ponerte a cantar esas canciones en inglés que se ponen a cantar de repente en grupo. Por otro lado va a haber siempre gente que te está juzgando del otro lado y pidiendo credenciales, que te va a decir ‘tú no sabís lo que es vivir esta weá, tomar la micro y no hay tenido hambre nunca’. Son encuentros muy patéticos. Ese tipo de cosas pueden determinar que una amistad no sea posible porque es muy difícil zafarse de las dos cosas.

-¿Cómo es eso de las canciones?

-Hay un libro de Tobías Wolf que se llama «Vieja escuela» sobre una escuela privada norteamericana a la que el protagonista que no tiene ni uno, entra y se encuentra con este mundo de colegio privado gringo, me imagino que debe ser algo parecido en este caso porque tienen costumbres raras como ponerse a cantar canciones colectivas. Mi amiga incógnita del VMA me contaba que hasta hace algún tiempo las sisters tenían nombres de hombre, como de el papá de ellas, entonces había una sister Peter, por ejemplo, otra que juntaba el nombre del papá y la mamá George y Anne, se llamaba sister Georgeanne. Eso lo encuentro, al menos, perturbador. Las canciones deben ser métodos pedagógicos que tienen efecto a largo plazo. No alcanzo a verlo, pero  se ve que funciona, se ve que mal no les ha ido. A mí me dan vergüenza ajena, y esa felicidad explosiva por el colegio, me resulta un poco irritante también. Esa cosa de manada Barbie es irritante.

La nana de Bianchi

-¿Cómo es la vida de una ex alumna promedio del VMA?

-Las vidas con menos posibilidad de riesgo, más previsibles están en esos colegios. Es como «las educamos para el liderazgo» pero finalmente no es como que agarren a cualquiera y lo lleven a ser líderes. Difícilmente van a caer en la línea de la pobreza una vez que salgan de ahí. En verdad, no sé que es antes: si el huevo o la gallina. Los quintiles más bajos y los más altos son los de mayor predictibilidad. El más bajo es que posiblemente vas a tener una vida de mierda y vas a morir pobre, y el más alto, todo lo contrario. El colegio es como un sello más dentro de los otros sellos que pertenecen al segmento con mayor acceso a cultura, mejor educado, mejor relacionado y con un pasado más lustroso.

-Me imagino la tensión de los padres en el examen de admisión.

-Tengo el testimonio de una rechazada que es una mujer sumamente inteligente y por lo tanto sumamente mala de alma, que me contó que le habían preguntado ‘¿cual es tu color favorito?’ y ella preguntó ‘¿qué significa favorito’?, no sabía y cagó a los 5 años y cumplía con todos los otros requisitos. Se la perdieron las monjas.

 -El martes Felipe Bianchi publicó una columna que causó mucha irritación donde hablaba de un compañero al que le decían despectivamente «el hijo de la nana» ¿Podría la hija de la nana entrar al VMA?

-Estos colegios sobre todo religiosos tienen una versión Beta en un barrio pobre. Puede ser un buen colegio pero no es lo mismo. El Villa María no es una cosa de plata, no es el más caro, es una cosa de cupo. Hay una selección que es muy distinta a tener plata, creo que no corre el asunto.

«Si la niña dice ‘mami’, cagó»

-Ya pero supongamos que el jardín Junji es tan bueno que le permite a la niña pobre aprobar el examen y finalmente logra entrar. ¿Sobreviviría a la crueldad de las otras niñas?

-El sistema escolar en general es cruel, el símil más a mano que tengo es el carcelario, te obligan a estar doce años con gente con la que no escogiste estar y si no tenís habilidades sociales y logras imponerte estai cagao. En este caso si eres distinto, estai cagao. Si a la niña le preguntan ¿cómo le dices a tu mamá? y si le dice mami, cagó. Sabía que molestaban a las niñas que venían de provincia: «mira le dicen pan francés a la marraqueta»; el punto es por qué tenis que acceder ahí para tener una educación decente. Es como el cuento de las universidades cota mil, si la gente quiere educarse ahí está bien que haga lo que quiera, el punto es que la educación sea buena donde uno escoja, en cualquier parte.

-Queda la impresión de que si esto pasara en otro colegio, incluso de elite, no importaría tanto.

-Es que siempre la caricatura es entre el personaje que vivió la miseria y el otro, el ultra. Se da algo parecido con el gringo de ONG, cuando le decís que vienes de Latinoamérica, el gringo se siente con un poco de culpa y le puedes inventar cualquier cosa y te lo creen. Una vez le dije a un gringo que yo era provinciano de un país de Latinoamérica y que mis padres eran pastores y que yo pastoree cabras hasta los 15 años cuando logré estudiar… ¡y se lo creyó!, Después me preguntaba por las cabras. Cuando existe mucha distancia y no hay nada entremedio existe la sospecha en torno a la vida del otro, del poder, de las posibilidades, y de las oportunidades. El tema de las oportunidades hace poco explotó aquí como un tema político. Antes era mandar a la cresta al resto, la lucha de clases. Ahora, el discurso es «si tu querís, podís». Si tienes  cinco años ¿Cómo lo haces para llegar al Verbo Divino y acercarte a un puntaje digno y no caer en el liceo comercial A 1515?

-¿Es siútico ocupar la palabra «sister»? ¿es lo mismo que decir «clever» o «brief»?

-A lo mejor hablar en inglés puede ser un factor diferenciador para alguna gente, entre ellas les dicen sisters y tienen el sport day. Pero decir cosas en inglés no es tan revelador de status porque está en todas partes, es hasta ridículo porque si alguien dice algo en francés igual me río pero por último sabe francés pero ¿en inglés?. Prendís la tele y casi cualquiera tiene cable. Si están jactándose de eso es una herramienta bien rara.

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