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Clínica UC estafada en más de US$ 1 millón por dos empleados de “remuneraciones”

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Christian Buscaglia
Por : Christian Buscaglia Periodista El Mostrador
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La información fue confirmada en exclusiva a El Mostrador por el gerente general del centro de atención de salud, Enrique Mena. Este último, explicó que en el marco de una revisión de distintos procedimientos hallaron un acto sospechoso, descubriendo que los encargados de la unidad Exequiel Marín y su ayudante Marcos Ravello, “se inflaban los sueldos”. Aunque la auditoría interna presume que el delito venía ejecutándose desde al menos cuatro años. Los imputados nunca levantaron sospechas, porque incluso habían recibido el premio al mejor compañero.


Dos funcionarios que trabajaban en el departamento de remuneraciones de la Clínica de la Universidad Católica (UC), fueron formalizados la semana pasada por la fiscal centro norte Ximena Chong, como autores de una estafa que -al menos hasta ahora- asciende a más de $ 600 millones. Se trata del jefe de la unidad Exequiel Marín y su ayudante Marcos Ravello, quienes quedaron con medidas cautelares dictadas por el juez de garantía.

La información fue confirmada en exclusiva a El Mostrador por gerente general del centro de atención de salud, Enrique Mena. Este último, explicó que en el marco de una revisión de distintos procedimientos hallaron un acto sospechoso, lo que derivó en una búsqueda más profunda, hasta que se percataron que Marín y Ravello “se inflaban los sueldos”.

Al avanzar en la indagatoria interna, acreditaron primariamente que los hechos podrían tener su origen hace al menos cuatro o cinco años, relató Mena, cálculo que hace por la permanencia de ambos imputados en la empresa. En todo caso, no estafaban a la institución de manera regular, “hay meses que sí y meses que no”, indicó el ejecutivo.

Marín y Ravello eran funcionarios estrella, que habían recibido premios otorgados al mejor compañero y nunca levantaron sospechas. Ni en su forma de vestir ni en el estándar de vida que llevaban.

Los conjurados

Los hechos quedaron acreditados gracias a la auditoría interna de la UC el 20 de agosto pasado y al día siguiente fue interpuesta la querella por estafa ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, designándose a Chong para tramitar esta indagatoria.

Era un secreto que pocos conocían, pero que se logró mantener como tal hasta el martes 25 del mismo mes, cuando un grupo de funcionarios de la Brigada de Delitos Económicos de Investigaciones (Bridec) llegó hasta al sótano de la Clínica UC, donde laboraban los imputados, procediendo a detenerlos e incautar varias cajas con documentación para realizar los peritajes de rigor.

Los hombres salieron esposados y tranquilos, como si esperaran que algo así sucediera en cualquier momento.

Pocos se percataron de la diligencia, pero corrió como reguero de pólvora en sólo minutos, por lo que las autoridades enviaron un comunicado interno explicando y lamentando la situación.

“Cuando nos percatamos de este hecho, lo denunciamos de inmediato. Nuestra mayor preocupación es que se hubiera afectado al personal y hubieran usado los dineros destinados al pago de imposiciones y cajas de compensación. Pero al revisar con profundidad, nos dimos cuenta que ese ítem estaba en regla”, explicó Mena.

Hasta ahora no está descartado que Marín y Ravello tengan cómplices fuera de la clínica, por ejemplo algunos proveedores. Para determinar con mayor precisión el verdadero alcance de la estafa, la UC contrató a una consultora externa.

“En este lugar las personas hacen carrera. Nos centramos mucho es el concepto de acoger a nuestros pacientes y esto se traslada a todos quienes trabajamos en este lugar, por eso más allá del dinero hubo una sensación de sentirse defraudado y dolido”, concluyó Mena.

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