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The Economist: «Piñera está tratando de desviar el debate de la educación hacia el de la ley y el orden»

La publicación británica sostiene que la crisis estudiantil se convirtió en el mayor conflicto político en dos décadas en el “país más exitoso de América Latina” y que la estrategia del jefe de Estado podría no ayudarlo mucho, considerando que la causa de los jóvenes “sigue siendo popular”.


Para el semanario británico The Economist, el Presidente Sebastián Piñera está intentando levantar su alicaída popularidad “tratando de desviar el debate de la educación hacia el de la ley y el orden”, en alusión a los proyectos para hacer frente a los actos vandálicos que protagonizan encapuchados durante las manifestaciones convocadas por el movimiento estudiantil.

“Si lo hace, esto podría ayudarlo un poco, pero no mucho”, sostiene un artículo titulado «The fraught politics of the classroom», y que advierte que “la causa de los estudiantes sigue siendo popular».

“La educación es cara, y los padres asumen la mayor parte de la factura. Casi el 40% del gasto en escuelas y educación superior que hacen los hogares es por lejos la cifra más alta de la OCDE”, agrega.

Y destaca que en el país “sólo el 15% del gasto en educación superior proviene de fuentes públicas, en comparación a un año promedio de la OCDE de 69%. El resto proviene de los hogares”.

Demandas estudiantiles y orden público

Respecto a la extensa movilización estudiantil, la publicación sostiene que desde mayo pasado cientos de escuelas han sido tomadas, lo que ha impedido a miles de estudiantes asistir a las aulas. Lo mismo pasa, indica, respecto de muchos universitarios, que llevan meses sin ir a clases.

Asimismo, se refiere a las marchas por el centro de Santiago, que han terminado en incidentes entre la policía y “una minoría violenta” que han dejado en cinco meses 1.800 detenidos y 500 funcionarios de la fuerza pública heridos, con daños avaluados en “millones de dólares”.

“Muchos residentes evitan el centro de la ciudad en los días de protesta para escapar de ladrillos, botellas, chorros de agua y gases lacrimógenos”, señala.

Respecto a las demandas de la Confech y los secundarios, The Economist señala que “los estudiantes argumentaron, correctamente, que la educación es un bien público”, aunque sostiene que con menos razón, piden que todo el sistema sea ‘gratis’ (es decir, pagados por el contribuyente)”. Añade que el gobierno, por su parte, sostiene que el “financiamiento universal sería un subsidio a los ricos”.

De todas maneras, retrata a Sebastián Piñera como un empresario que no ve como un problema que las escuelas lucren. Y afirma que “por lo menos dos ministros han tenido vínculos con negocios de la Educación (al igual que destacados políticos de oposición)”.

Finalmente, la nota cree que el mandatario guarda la esperanza de que “las protestas se quede sin vapor. Como se acerca el verano, es posible, considerando que el apoyo a la causa estudiantil se ha ído erosionando por la ciudadanía que está harta del vandalismo en las ciudades”.

Finalmente, sostiene que para que Piñera logre que Chile se convierta en un país desarrollado necesitará “una fuerza laboral con mayor educación” y que debiera tomar nota de que, por una parte, las universidades más destacadas del mundo son sin fines de lucro, y que por otro lado Chile está “penosamente lejos de la igualdad de oportunidades para su pueblo”.

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