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El difícil debut de la ministra Pérez a la sombra de Chadwick Falta de manejo político y problemas para dejar atrás su estilo de terreno

El difícil debut de la ministra Pérez a la sombra de Chadwick

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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El cambio fue brusco y acomodarse no ha sido fácil para la nueva vocera desde que el 5 de noviembre dejó la Intendencia y cruzó calle Morandé para instalarse en La Moneda. Es que las vocerías siempre son complejas, no todos quienes la desempeñan cumplen con los requerimientos y en su caso, además, está el factor no menor de tener la sombra de su antecesor, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, que dada su condición de hombre fuerte de Palacio, al final del día, es a quien todos recurren.


En La Moneda comentan que hay que darle tiempo, que solo lleva tres semanas, que la comparación con Chadwick es inevitable, pero que es injusto medirlos con la misma vara, porque son trayectorias y estilos distintos. Pero a pesar de la defensa que hacen algunos en Palacio, no se puede desconocer que la vocera ha sacado ronchas no solo en la oposición, sino que en el propio oficialismo y que su aterrizaje en la Segegob ha sido, al menos, turbulento.

En el gobierno cuentan que la ministra Pérez está abrumada ante la cantidad de temas que debe aprender y de los cuales debe manejar mucha información. El abanico es tan amplio que pasa desde el “couching” para aprender a maquillarse bien para los requerimientos de la televisión hasta reuniones con asesores de la Cancillería como una suerte de clase intensiva ante los inminentes alegatos de Chile y Perú ante La Haya.

Así, ha optado por pedir respuestas previamente hechas de todos los temas posibles para enfrentar a la prensa. Pero se nota lo rígido de sus argumentaciones y estas carecen del tono político necesario, como quedó en evidencia la tarde del 22 de noviembre, una jornada que no fue buena para la vocera.

El punto de prensa que dio tras el consejo de gabinete que encabezó el Presidente para analizar el presupuesto 2013 y los alegatos en La Haya se le fue totalmente de las manos. Originalmente iba a salir sola a dar la versión oficial a los periodistas, pero momentos antes en el entorno presidencial consideraron que era mejor que estuviera acompañada de los ministros sectoriales a quienes la Cámara de Diputados les había rechazado partidas presupuestarias: Jaime Mañalich (Salud), Evelyn Matthei (Trabajo), Rodrigo Pérez Mackena (Vivienda) y Chadwick, como jefe de gabinete.

La vocera dijo que por culpa de la oposición no habría “oxígeno en los hospitales”, que se tendrían que “reprogramar las operaciones”, que no habría becas y que “el Ministerio de Vivienda se paraliza”. Ante la insistencia de las preguntas para que justificara el nivel de alarma considerando que faltaban aún instancias de tramitación, se fue molestando cada vez más, un enojo que fue notorio y comentado, porque en más de una ocasión hasta respondió mal.

No fue todo. Matthei literalmente le quitó el micrófono para hablar y al final, Chadwick —quien no iba a dar declaraciones— salió a poner paños fríos: “El ítem bienes y servicios es una posición política” y sentenció que “se terminaron las presiones, llegó el momento de los acuerdos y las votaciones».

Pérez quedó irremediablemente eclipsada. Los ministros se retiraron y ella siguió hablando frente al micrófono en el patio de Los Naranjos, sin embargo el grueso de la prensa no esperó a que terminara y salió tras Chadwick siguiéndolo hasta el patio de Los Cañones.

Esa no ha sido la única duplicidad de declaraciones de la Segegob e Interior. Ejemplos abundan y siempre son en los temas centrales de la agenda, como la semana pasada cuando la vocera habló del emplazamiento de Matthei a Michelle Bachelet y del Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), puntos sobre los cuales Chadwick también se pronunció.

Desde el primer día que llegó a Interior, fue evidente que el entorno de Chadwick trató de marcar la diferencia entre lo que había sido su rol de vocero y su ahora condición de jefe de gabinete. Se le mantuvo más resguardado, con menos contacto con la prensa, pero la falta de respuestas lo saca a la palestra varias veces a la semana.

Cambio de “switch”  

La ministra Pérez es simpática, directa, aplicada, de trato cercano. Es joven y a sus 38 años ha hecho una rápida carrera política: concejal por La Florida, subdirectora del Sernam e Intendenta de la Región Metropolitana, donde tuvo una buena gestión, que además le calzaba como anillo al dedo, ya que como ella misma ha reconocido, no es muy proclive a estar encerrada en reuniones, sino que su fuerte es el trabajo en terreno.

[cita]Esa no ha sido la única duplicidad de declaraciones de la Segegob e Interior. Ejemplos abundan y siempre son en los temas centrales de la agenda, como la semana pasada que la vocera habló del emplazamiento de Matthei a Michelle Bachelet y del Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), puntos sobre los cuales Chadwick también se pronunció. [/cita]

Pero precisamente en Palacio observan que esa fortaleza le puede jugar una mala pasada, porque aún no cambia el switch de su otrora rol de Intendenta. Pautas como las del miércoles 14 de noviembre de ir a fiscalizar el proceso de vacunación gratuito contra la meningitis en la comuna de La Florida no tienen mucha relación con las tareas de un ministro político y vocero.

Pérez quiere instalar “vocerías ciudadanas”, en terreno, para remarcar la cercanía del gobierno con la ciudadanía. De hecho, el sábado 24 desde Puerto Montt defendió su estilo e insistió que “las políticas públicas no solo se hacen desde arriba, sino que también con los vecinos y vecinas”, discurso más de alcalde o candidato que de una ministra que debe marcar los acentos y contenidos políticos de su gobierno.

La vocería no ha sido un tema fácil para la administración Piñera. El Presidente debutó en su mandato con Ena Von Baer, quien en el papel tenía cualidades a su favor para el cargo: periodista, cientista política, investigadora, ex panelista Estado Nacional, rostro nuevo, joven y venía con los bonos arriba luego de haber protagonizó una batalla senatorial en la IX Región, la que perdió en fallo fotográfico ante el RN, José García Ruminot.

En una entrevista Von Baer se defendió de las críticas a su desempeño como vocera y argumentó que sacar a colación “que aquí hay poca experiencia o poco peso político es como decir que sólo pueden gobernar los que llevan 20 años». Pero al poco andar, la falta de experiencia le jugó en contra y en julio del 2011 fue cambiada por Chadwick y en La Moneda su nombre es sinónimo de la “mala vocería”.

Las ronchas y los roces

Estos días se le ha visto una agenda más política. Se reunió con el ministro de Educación, Harald Beyer, en plena crisis del sistema de acreditación de las universidades y tuvo un mediático café en el Congreso, el lunes, con distintos diputados, en el marco de la discusión de la Ley de Presupuestos 2013.

Pérez ya ha tenido más de un roce público desde su llegada a La Moneda y uno fue con Mañalich. El martes 13 de noviembre la vocera declaró que no correspondía que el Ejecutivo asumiera faltas en los problemas que evidenció la campaña de vacunación de la meningitis en distintos consultorios: “Creemos que hacer mea culpa es perder tiempo”. Pero el ministro de Salud la desautorizó en menos de 24 horas y reconoció su “responsabilidad por haber adelantado esta campaña de vacunación. La consecuente dificultad de informar de ello a toda la ciudadanía en una forma ideal es completamente mía”.

La semana pasada, el martes 20, la ministra Pérez se reunió por separado con el presidente del Movimiento de Integración y Liberalización Homosexual, Rolando Jiménez, y con su par de Fundación Iguales, Pablo Simonetti, para reactivar la discusión sobre el AVP. Las citas y las declaraciones con compromisos para reimpulsar el proyecto en el Congreso prendieron las alarmas en la UDI, quienes en su mayoría no comparten dicha iniciativa.

La molestia UDI fue inmediata, los diputados firmaron una carta en la que expresaban su molestia con la vocera. Incluso el jefe de la bancada, Felipe Ward, afirmó que la ministra “intentó poner una cuña dentro de los partidos de la Alianza y eso favorece a un candidato sobre otro”, aludiendo a Andrés Allamand —autor del proyecto cuando era senador— en desmedro de Laurence Golborne.

La carta no fue enviada finalmente, en parte porque el ministro Chadwick hizo gestiones en el Congreso para aplacar el enojo de su partido, aunque la UDI insiste en conversar con la vocera del tema. Es más, la molestia gremialista con la vocera fue parte del análisis de las reuniones del lunes en Palacio.

Con todo, el AVP no ha sido la única crítica desde el oficialismo a Pérez. Ese día 22, la vocera emplazó al Congreso a sacar el Presupuesto 2013: “Quedan pocos días, les pedimos que trabajen los ocho días que quedan para aprobar este Presupuesto y de lo contrario, los ministros que me acompañan, entonces, deben evaluar medidas de emergencia para que nuestros compatriotas no queden en la indefensión”.

Pérez insistió. “Quedan ocho días, sólo tres de los cuales ellos sesionan, cinco trámites todavía en el Congreso, por lo tanto, el llamado es a aprobar este presupuesto (…) a sesionar los 8 días que quedan, incluido el fin de semana”.

Sus palabras cayeron como piedra en el Congreso, no solamente en la oposición, sino que en el oficialismo. El senador UDI, Jaime Orpis, dijo que “hay mucha molestia, incluso dentro de la propia Alianza. Es muy delicado que el Ejecutivo termine pauteando que debe hacer otro poder del Estado”.

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