Un grupo de profesores y estudiantes de instituciones chilenas y extranjeras vinculadas al mundo de la Filosofía respondieron a una Carta al Director enviada al Mercurio por varios académicos del mismo rubro en defensa del ex ministro Harald Beyer. «Avalarlo en nombre de la ley o de la técnica, es renuncia a la dignidad filosófica que ha de velar por la justicia», reza la misiva.
Un grupo de profesores y estudiantes de universidades chilenas y extranjeras, así como de otros organismos del mundo de la filosofía, emitieron una dura respuesta a la Carta al Director que a comienzos de abril publicó El Mercurio y que fue enviada, en defensa del destituido ministro Harald Beyer, por varios académicos del mismo rubro.
En la publicación inicial, los catedráticos hicieron un reconocimiento a la labor de Beyer en la fiscalización del lucro y la educación chilena, y llamaron a colaborar con la labor del gobierno de Sebastián Piñera.
En respuesta a esto, la «Carta Abierta: Por la Filosofía, por la Universidad» señala que «Parece harto ciega la defensa filosófica a un gobierno que una y otra vez demuestra su desdén ante el carácter público de la educación. Más aún cuando se lo hace desde la filosofía, sin otorgar ninguna razón de peso que sustente su validez, y sin más argumentos que la autoridad de instituciones que suscriben a la carta, o su fe en el Ministro y una supuesta agenda».
En el documento, los académicos aseguran que el ex ministro Beyer se desempeñó como un «cómplice» del lucro. «Avalarlo en nombre de la ley o de la técnica, es renunciar a la dignidad filosófica que, por no contentarse con una u otra receta, ha de velar por la justicia, esa palabra que tan rápidamente olvidaron quienes se han centrado en el derecho, y en una de sus peores versiones, a saber, la sostenida por la Constitución de 1980 impuesta por la dictadura».
Por último, la carta enfatiza que «Es claro que el problema del lucro no comienza ni termina con Beyer, sino que lo que sigue en juega es la necesidad de reconstruir una Universidad pública, laica y gratuita que asegure a todos los miembros de la sociedad el acceso a la educación, concebida como un derecho fundamental y no como un bien de consumo. Sin ella será imposible que exista, entre otras tantas cuestiones, el derecho a la Filosofía».
A continuación, lea aquí el documento completo.
