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La venganza de Beyer Encuesta CEP vino a confirmar “cambio de clima” en el debate educacional

La venganza de Beyer

Nicolás Sepúlveda
Por : Nicolás Sepúlveda Periodista de El Mostrador
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Se trató de la primera encuesta del think tank luego de que el ex ministro de Piñera asumiera su dirección, y los resultados en torno a la reforma educacional señalaron que la población apoya el copago y el lucro en los colegios, rechaza la gratuidad universal en las universidades y prefiere que sus hijos no se mezclen con quienes provienen de grupos sociales distintos. Todos resultados a contrapelo de lo que plantea el movimiento estudiantil y la reforma que impulsa el gobierno de Michelle Bachelet. Expertos lanzan una lluvia de críticas y afirman que la formulación de las preguntas fue parcial y que se forzó un resultado acorde con el ideario de la derecha.


“Ha primado la peor cara de la política”, aseveró Harald Beyer luego de ser destituido por el Congreso de su cargo de ministro de Educación hace poco más de un año por inhibirse de fiscalizar el lucro en la educación superior. No fue lo único que dijo: “Independientemente de esta destitución voy a seguir trabajando por la educación, seguiré trabajando por mis convicciones y tratando de aportar al país”, prometió en esa ocasión.

Al mismo tiempo que Beyer era destituido, entre los empresarios crecía la incomodidad y la incomprensión por lo que ocurría en Chile. El “no al lucro” que se había masificado en las protestas estudiantiles, cobraba ahora como víctima política a uno de los intelectuales más prestigiosos de la elite, cuya caída tendría un eco insospechado en el Centro de Estudios Públicos (CEP), el think tank con más peso en el sector, que estuvo más de 20 años dirigido por Arturo Fontaine, llamado “el príncipe de la elite”.

Fontaine no firmó la carta que un grupo de personalidades ligadas a la Alianza publicó en apoyo a Beyer, y cuando asistió por esos días al Congreso fue para criticar el proyecto de Superintendencia de Educación Superior que el entonces ministro de Educación había presentado al Legislativo, asegurando que este legalizaba el lucro en la educación superior. Fue mucho para el CEP. En tiempos de acoso a la derecha, la institución financiada por los grandes grupos económicos sacó a Fontaine de la dirección, dejando el cupo abierto para que Beyer aterrizara en sus oficinas algunos meses después, iniciando una administración más acorde al “ánimo de trinchera” que comenzó a instalarse en la derecha.

Pocos meses después, renunció al CEP la coordinadora del Área de Opinión Pública y responsable directa de la encuesta, Carolina Segovia. Según comentaron quienes conocieron los detalles de la dimisión, Segovia estaba incómoda, era muy cercana a Fontaine y el nuevo escenario no le agradaba.

[cita]A juicio de Garretón, la CEP perdió su sitial entre las encuestas prestigiosas con los cambios de los últimos meses: “La salida de Arturo Fontaine y de Carolina Segovia significó que la encuesta perdiera capacidad técnica y se transformara en un instrumento de ideologización y validación de los principios e ideas que tiene un determinado sector político”.[/cita]

Con director interino, durante la campaña presidencial del 2013, el otrora indiscutido estudio más influyente de la política chilena enfrentó una dura crítica desde la propia derecha. Evelyn Matthei, recién asumida candidata de la Alianza tras la bajada de Pablo Longueira, salió a matar el estudio antes de que se dieran a conocer los resultados.

Y, ahora, el estreno del nuevo CEP, con Harald Beyer a la cabeza y con Ricardo González en la coordinación del Área de Opinión Pública, no ha sido miel sobre hojuelas. La encuesta de opinión pública correspondiente a julio de este año incluyó un apartado sobre las reformas que impulsa el gobierno de Michelle Bachelet, donde las preguntas referidas a Educación sacaron ronchas.

Se ha dicho que las preguntas fueron tendenciosas, que ligaron valores positivos a aquellas alternativas que más acomodan a la derecha y que, a través de mañas, buscaron crear clima político, atribuyéndoles a las ideas de la derecha una mayoría que en realidad no tienen.

El analista del Observatorio Electoral de la Universidad Diego Portales, Kenneth Bunker, plantea que con esta polémica se abre un flanco de críticas al tradicional y prestigioso CEP, justamente porque el ministro de Educación destituido de la administración anterior aparece a cargo: “Al estar Beyer al mando, podría ser usado para desacreditar la encuesta. Es un hecho simbólico que permite criticarla. Fontaine era mucho más liberal y de bajo perfil, Beyer estuvo en la palestra en el gobierno de Piñera”.

 EL PODER DE LA PREGUNTA

Hace tres años, en su encuesta de junio-julio del 2011, el CEP preguntó a la población qué tan de acuerdo estaba con que los colegios, escuelas y liceos tuviesen fines de lucro. En esa ocasión, un 80% se manifestó en contra de que se generaran ganancias con la educación, y sólo un 16% estuvo de acuerdo. Tres años después la pregunta fue otra; y el resultado, también.

Esta vez no se mencionó la palabra lucro: “¿Qué le parece que los colegios particulares subvencionados, además de entregar educación, generen ganancias a sus dueños?”. Las opciones eran dos: “Le parece bien, siempre y cuando tengan un nivel educacional bueno y los padres estén informados”, y “le parece mal que se obtengan ganancias y debiera estar prohibido por completo”. La primera tuvo un apoyo mayoritario de 49%, mientras que la segunda llegó a un 42% de respaldo. La conclusión fue que la ciudadanía no rechazaba el lucro, y así se difundió en diarios de circulación nacional y noticieros prime de televisión.

Las críticas llovieron, como nunca antes, por cómo se formularon estas preguntas.

Claudio Fuentes, del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, distingue lo ocurrido en el ítem de educación con el resto de la encuesta, señalando que hay errores graves: “El módulo educación tiene problemas de distinto tipo: tiene preguntas muy extensas que se hacen inentendibles para el ciudadano común, lo mismo con el fraseo… cuando la pregunta no fluye fácilmente genera un problema para la comprensión de la gente”.

Fueron varias las preguntas que generaron críticas. “¿Cree Ud. que es bueno que los padres puedan complementar el subsidio educacional que otorga el Estado a través de un copago (pagando matrícula y/o colegiatura) para mejorar la educación de sus hijos, o Ud. cree que esto debiera estar prohibido?”. Un 52% señaló estar de acuerdo con el copago que realizan los padres en paralelo al subsidio estatal, apareciendo como mayoría quienes se oponen al proyecto del gobierno y a una de las principales demandas del movimiento estudiantil.

Fuentes dice que hubo preguntas confusas, fraseos mal planteados y prácticas que no se usan cuando se hacen encuestas: “Hay preguntas que contienen dos alternativas en una sola opción. Como la que dice si prefiere que su hijo esté en un colegio parejo y parecido al mío, o bastante distinto… ese ‘parejo’ no es lo mismo que ‘parecido’, eso no se hace y ahí hay un problema. Otro problema es que hay una pregunta que de frentón no está considerada dentro de las políticas públicas que se están debatiendo, que es que el Estado no financie colegios particulares subvencionados… esa pegunta es falaz y no se ajusta a la realidad porque no es parte del debate público. Esa pregunta, además, puede influenciar respuestas de otras preguntas”.

Kenneth Bunker coincide en la crítica, señalando que existió un punto de inflexión en la encuesta con la salida de Fontaine y Segovia, y que ahora se hace más evidente la conexión de la encuesta con el mundo de la derecha más dura: “Todos sabemos que el CEP está financiado por gente de derecha, y sabemos que es un centro de estudio cercano a la derecha. Me imagino que quienes financian piden ciertos resultados”.

En el análisis detallado, Bunker establece que en general la encuesta anduvo bien, que las preguntas sobre política fueron las tradicionales y que allí no hubo mayor problema, el que a su juicio se concentró en el apartado sobre educación: “Cuando uno plantea una pregunta que tiene dos opciones posibles (a favor o en contra), la persona lo primero que escucha es el argumento a favor, y la gente tiende a responder a favor de lo primero. Por eso mismo cuando ponen candidatos presidenciales, por ejemplo, lo hacen por orden alfabético o los ubican en distinta posición a lo largo de la encuesta. En la pregunta del copago se pone la opción que lo apoya en primera opción, y todos sabemos que la derecha no quiere que se elimine el copago. Lo habitual en estos casos es que se hacen dos preguntas distintas para llegar a una respuesta, pero aquí se mezcló todo”, asegura el analista, quien agrega que en países como Estados Unidos o Gran Bretaña siempre una respuesta tiene varias preguntas, para asegurarse de llegar a un resultado veraz.

En la edición de este domingo de El Mercurio, Harald Beyer respondió a varias de las críticas. Dijo que “si uno hace encuestas, es imposible dejar contentos a todos con las preguntas, particularmente si los resultados no son del agrado de los detractores”, a lo que agregó que “nuestra política es abierta y publicamos todo el cuestionario, la metodología y los datos justamente para someternos al escrutinio público. Valoramos las críticas, pero a veces ellas reflejan desconcierto con las respuestas de la población más que un problema en la formulación de las preguntas”.

Sobre las preguntas en específico, Beyer aseguró que estas fueran formuladas con anterioridad a que él se hiciera cargo de la encuesta, y que antes, cuando los resultados eran otros, estas no se cuestionaron. Y en parte tiene razón.

La pregunta sobre el copago (“¿Cree Ud. que es bueno que los padres puedan complementar el subsidio educacional que otorga el Estado a través de un copago para mejorar la educación de sus hijos, o Ud. cree que esto debiera ser prohibido?”), se realizó también en el estudio de fines del 2011, aunque en esa ocasión los resultados fueron distintos. Un 48% opinó que el copago debiera estar prohibido.

 LAS ENCUESTAS, LA DERECHA Y EL CLIMA

Al momento de analizar los resultados de la encuesta, Beyer plantea que esta es clara en asegurar que la lectura de la Nueva Mayoría está errada, y que “se ve que hay una cierta disociación entre la agenda del gobierno y las opiniones de la población. El diagnóstico del gobierno era que aquí se iniciaba un nuevo ciclo político porque había una cierta crisis de la democracia y cierto inconformismo de la ciudadanía con las políticas públicas que se habían desarrollado. Creo que las dos cosas quedan un poco invalidadas en esta encuesta. No aparece un inconformismo gigante”.

En la misma línea se manifiesta el investigador en temas de educación de Libertad y Desarrollo, Rodrigo Troncoso, quien argumenta que “más que cambio de clima, es un mejor conocimiento respecto de este clima, porque ya otras encuestas indicaban un poco estas cosas… en general, la gente no está en contra del lucro ni del copago. Lo que pasa es que en la Nueva Mayoría se ha instalado una percepción de que eso era lo que la ciudadanía quería”.

La instalación en el país de un clima político adverso a los cambios ha sido tema de debate en las últimas semanas para diversos analistas. Quienes son más proclives a las transformaciones, han planteado que la elite sigue contando con la capacidad de generar climas de opinión que defienden sus intereses, mientras que quienes se sienten más a gusto con el actual estado de cosas argumentan que la instalación de cierto clima obedece a los errores del gobierno y a la incertidumbre desparramada entre la población por el desconocimiento de los proyectos del Ejecutivo.

Para el sociólogo de la Universidad de Chile, Manuel Antonio Garretón, el “cambio de clima” en la sociedad obedece a una campaña orquestada por los medios tradicionales. “Ese clima cambió por efecto de las maniobras mediáticas de El Mercurio y La Tercera, que se dedicaron a mostrar y a relevar discrepancias al interior de la Nueva Mayoría y, por otro lado, a poner opiniones de sectores que se oponían a la reforma, de una forma parecida a como actuaron en la Unidad Popular esos medios. Eso generó un cambio de opinión donde la CEP no genera mayor efecto, porque es una encuesta mal hecha, mañosa, con interpretación de las preguntas que no corresponden”.

A juicio de Garretón, la CEP perdió su sitial entre las encuestas prestigiosas con los cambios de los últimos meses: “La salida de Arturo Fontaine y de Carolina Segovia significó que la encuesta perdiera capacidad técnica y se transformara en un instrumento de ideologización y validación de los principios e ideas que tiene un determinado sector político”.

Otro factor de críticas hacia la reciente encuesta CEP fue la colaboración prestada por Cadem, la encuestadora que levantó hace varios meses el ex encargado de estudios públicos de la administración de Sebastián Piñera, Roberto Izikson.

Al respecto, Kenneth Bunker asegura que todas las encuestadoras tienen una agenda política, y que es sabido que tanto la CEP como las encuestas de Cadem, junto con las de Adimark, son cercanas a la derecha. “A principios de año estuve mirando las encuestas de Colombia, donde todas las encuestadoras tienen que registrarse en una especie de Servel de las encuestadoras, y cada vez que publican una encuesta tienen que transparentar quién las financia, qué ponderación le dan a cada pregunta y cuál es la base de datos. En Chile –señala Bunker– eso no pasa, es un mundo privado sin regulación. Hay encuestas, como de Libertad y Desarrollo (LyD) e Imaginacción, que evidentemente son cercanas a los partidos: LyD a la UDI e Imaginacción al PS. Se asocian con medios y evidentemente son encuestas partidarias, donde sus sectores no van a salir perjudicados”.

Como sea, y a pesar de las críticas, Beyer marcó su punto, el que quedó sintetizado en su entrevista del domingo, donde aseguró que la calle –asociada al movimiento social, a quienes marchan y a los que piden cambios– no representa a la mayoría, por lo que llamó a la Presidenta Bachelet a tomar conciencia de esa diferencia. “Ahí está el error de diagnóstico del Gobierno, pensar que esa calle realmente representaba al conjunto de la polis. Creo que no representa al conjunto de la polis, y eso queda muy claro en la encuesta”, advirtió.

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