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“La PDI manejaba antecedentes como que Ezzati lo trasladó y sacó fuera de Chile” Marcelo Vargas, víctima de abusos de un religioso, acusa encubrimiento del arzobispo de Santiago:

“La PDI manejaba antecedentes como que Ezzati lo trasladó y sacó fuera de Chile”

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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El abogado es el primer denunciante del sacerdote salesiano Rimsky Rojas, quien se suicidó en medio del proceso judicial en febrero de 2011. Señala que el arzobispo estuvo al tanto de la situación y solo actuó protegiendo al religioso. “Resulta espeluznante que el criterio que rige la respuesta de los dirigentes eclesiásticos sea ocultar los hechos en nombre de la defensa de la imagen de la institución. Para los funcionarios de Dios la reputación prevalece sobre el crimen”, dice Vargas.


«Al principio se produjeron en su oficina, luego en la residencia de los sacerdotes. Yo iba porque él nos cortaba el pelo, íbamos solos, nos citaba de a uno. En ese dormitorio estuve solo, nunca hubo otra persona. También hubo episodios en el baño, biblioteca, al interior de la capilla, al interior del vehículo que conducía, un furgón. Me sacaba de clases para que me fuera con él. Esto era todas las semanas. Con fecha 3 de julio de 1986 falleció mi madre. Entonces, los abusos se intensificaron, trasladándose al interior y exterior de mi domicilio».

Ese párrafo es parte de la vida de Marcelo Vargas. Extractos de su testimonio judicial, cuando en octubre de 2010 interpuso una demanda en contra de quien fuera subdirector del Instituto Salesiano de Valdivia, Rimsky Rojas, quien se mantuvo en ese cargo entre los años 1985 y 1987.

El de Rimsky Rojas –quien se suicidó en febrero de 2011– es también uno de los casos comentados por el periodista Juan Carlos Cruz –víctima de Fernando Karadima– para ejemplificar que el arzobispo de Santiago es sindicado como encubridor en algunos casos que incluyen a sacerdotes. “Ezzati tiene ropa tendida porque fue encubridor de abusos sexuales”, dijo el domingo en la noche en el programa ‘Tolerancia Cero’.

Cada vez que el ahora abogado Marcelo Vargas escucha el nombre del sacerdote muerto, revive la misma sensación: rabia. “Me indigna que un pederasta reconocido permaneció en la congregación salesiana por 30 años sin que la autoridades de la congregación lo separaran del contacto con niños y adolescentes, dejando una estela de víctimas y dolor”.

“La sensación de que todo está permitido es directamente proporcional al poder del que se dispone. Supongo que hablar en nombre de Dios todopoderoso puede confundir a cualquiera. Pero cuando un obispo utiliza como coartada que la justicia divina está por encima de la humana y que Dios será el que dé el verdadero veredicto y el que perdone a los pecadores… No solo estamos ante un enorme desprecio a las víctimas, se está asumiendo doctrinalmente la impunidad del criminal”.

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Marcelo Vargas: «Resulta espeluznante que el criterio que rige la respuesta de los dirigentes eclesiásticos sea ocultar los hechos en nombre de la defensa de la imagen de la institución. Para los funcionarios de Dios la reputación prevalece sobre el crimen».

Había pasado años guardando el secreto, pero en 2010 Marcelo Vargas decidió denunciar porque el escenario era otro: “Estaban las condiciones para denunciar, me refiero una mayor conciencia por parte de jueces, fiscales, padres, medios de comunicación, la sociedad toda, de que el abuso sexual a menores es antes un abuso de poder, y que los sacerdotes no son impunes a este respecto. Que las víctimas oculten los hechos o se resistan a denunciarlos tiene su lógica: una mezcla de temor a las represalias de los agresores, de vergüenza y de culpa. Pero que muchos padres prefieran pasar la página y tratar de olvidar antes que ayudar a sus hijos a denunciar los abusos, da cuenta de la influencia que ciertos tabúes y de la capacidad de coacción que la Iglesia mantiene sobre las personas”.

[cita] “Ezzati era director de la congregación cuando se produjeron los abusos en Valdivia. Según una testigo, apoderada del colegio Salesiano de Valdivia, un grupo de apoderados cansados de los acosos a su hijos exigieron el traslado de Rojas de Valdivia, so pena de dar a conocer los hechos a los medios de comunicación. Cuenta la testigo entonces que habría viajado desde Santiago a Valdivia el mismo Ricardo Ezzati y que el lunes Rojas ya no estaba en el colegio”. [/cita]

-¿Cuánto significó en términos de costos personales?
-Siempre supe los costos personales y familiares que me significaría denunciar y develar los abusos que viví, pero si mi testimonio sirve para que un niño se salve de las garras de estos pederastas con sotana, me doy por satisfecho y volvería a denunciar. Por lo demás, he recibido al apoyo de gente de bien comprometida con los derechos humanos y es lo que me importa.

-¿Qué pensaste el día en que se suicidó Rojas, en cuánto a la justicia que había tenido el caso hasta entonces?
-Nunca me he creído el cuento el suicidio de Rimsky Rojas. Al momento de su muerte la verdad es que la PDI ya manejaba antecedentes como que Ezzati lo trasladó y sacó fuera de Chile, nuevas denuncias ahora en Punta Arenas y la desaparición de Ricardo Harex –alumno del Liceo Salesiano San José de Punta Arenas–. En aquel tiempo (diciembre de 2010) también se supo que Ezzati sería investido Arzobispo de Santiago.

-¿Cuál es el rol que, según tú, jugó Ezzati en la protección de Rojas?
-Ezzati era director de la congregación cuando se produjeron los abusos en Valdivia. Según una testigo, apoderada del colegio Salesiano de Valdivia, un grupo de apoderados cansados de los acosos a su hijos exigieron el traslado de Rojas de Valdivia, so pena de dar a conocer los hechos a los medios de comunicación. Cuenta la testigo entonces que habría viajado desde Santiago a Valdivia el mismo Ricardo Ezzati y que el lunes Rojas ya no estaba en el colegio.

-¿Cuánto crees que ha pesado la figura de Ezzati en este caso?
-Resulta espeluznante que el criterio que rige la respuesta de los dirigentes eclesiásticos sea ocultar los hechos en nombre de la defensa de la imagen de la institución. Para los funcionarios de Dios la reputación prevalece sobre el crimen. Ezzati es la máxima autoridad de la Iglesia en Chile, una Iglesia acostumbrada a actuar en situación de monopolio oficial.

-Se contrapone lo que dicen los testigos con lo que dice el mismo Ezzati. ¿Él sabía o no?
-Se contrapone. Piense usted que el resultado de la investigación criminalística emitido por la PDI señala que el director del colegio salesiano de Valdivia, el sacerdote salesiano Alfonso Horn, «mintió, ocultó información encubriendo los hechos investigados» y Horn era el nexo entre comunidad educativa y Ricardo Ezzati.

-Crees que la suerte de Rojas y tu propia suerte –judicial– habría sido diferente sin esta protección de Ezzati?
-Sin duda. También se ha tratado de proteger al obispo Ezzati, quien en medio de la investigación en Valdivia fue nombrado arzobispo de Santiago y, posterior a su comparecencia a Comisión Investigadora del Sename en 2013, fue nombrado de todas formas cardenal. El papa Bergoglio ha abierto alguna rendija para sacar los abusos a la luz, pero se nota como empujan los suyos para mantener las puertas y las ventanas bien cerradas.

Por este caso Marcelo Vargas acusó obstrucción de Ezzati, cargo por el que la Corte de Apelaciones de Valdivia absolvió al arzobispo en 2014. «El juez de primera había rechazado la solicitud de sobreseimiento por tratarse de delitos de lesa humanidad imprescriptibles», señala Marcelo.

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