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Almirante Larrañaga llama a seguir el ejemplo de Prat en el servicio público

Almirante Larrañaga llama a seguir el ejemplo de Prat en el servicio público

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«Para lograr servir bien a la Patria, se la debe servir siempre, en todo momento y lugar. La vida del servidor público debe ser una sola. La vida de Arturo Prat es un ejemplo e inspiración de lo que debe ser una vida de servicio», sostuvo el comandante en jefe de la Armada.


El comandante en jefe de la Armada, almirante Enrique Larrañaga, llamó a seguir el ejemplo de Arturo Prat en el servicio público, en una ceremonia ajena a los disturbios, realizada en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, donde las Fuerzas Armadas rindieron homenaje a las Glorias Navales.

En su alocución titulada «A Chile le hace bien el 21 de mayo», el almirante expresó que «en este día, resulta oportuno reflexionar con humildad, sobre el compromiso que representa para todos los chilenos, el ser herederos de un patrimonio histórico, generado por hombres que vistieron el uniforme de nuestra Armada, pero por sobre todo, herederos de una tradición que señala valores excelsos, lo que nos exige asumir frente  a Dios y sin mezquindades, este privilegio construido y legado con generosidad y grandeza. Ellos dieron muestras de unión ante la adversidad, de obediencia y cohesión bajo el mando de sus superiores. El resultado fue la gloria, la victoria y el recuerdo permanente de todos los chilenos sin distinción».

Expresó que «en ese orden de ideas, con legítimo orgullo puedo expresar que la Armada de hoy, heredera de estas tradiciones de honor y gloria, es la misma de Prat. Una Marina conformada por cerca de 26.000 hombres y mujeres, leales, íntegros, honestos, profesionales y con un alto grado de compromiso y entrega por la Institución y el país, motivados por el ejemplo del Comandante Prat y su dotación».

«Una Marina que abraza principios y valores, que venera a sus héroes, que acoge compatriotas de distinto origen y condición social, que posee un alto grado de preparación profesional y que continúa poniendo a disposición de la Patria todas sus capacidades, en sus diversos ámbitos, con el solo propósito de hacerla cada día más grande y más respetada», sostuvo.

El comandante en jefe de la Armada sostuvo que «hombres como Prat nos invitan a reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante y su ejemplo nos impulsa a hacer las cosas de manera correcta. Por ello, no resulta de extrañar que todo chileno sepa quién es Arturo Prat, y que su figura sea transversal a todo nuestro pueblo. Prat es un personaje de unidad nacional y es un símbolo que contribuye a nuestra identidad e identificación como chilenos».

Larrañaga destacó en su discurso que la figura de Arturo Prat sigue siendo un ejemplo a seguir, ya que «en Iquique se dio una muestra clara y contundente de cómo se debe entender el servicio a la Patria. Se sirve a Chile con renuncia de sí mismo, con honor, con dedicación, con entrega, dando con alegría lo mejor que cada uno tiene, sin esperar retribución».

En ese sentido, explicó que «se anteponen los intereses de la Patria y el bien común de los ciudadanos a cualquier aspiración personal, por legítima que sea».

«Para lograr servir bien a la Patria, se la debe servir siempre, en todo momento y lugar. La vida del servidor público debe ser una sola. La vida de Arturo Prat es un ejemplo e inspiración de lo que debe ser una vida de servicio. Su apoyo constante a su madre, su devoción de esposo y padre, su austeridad, su conciencia de ciudadano, su consecuencia como cristiano, su comportamiento como abogado y su pundonor como Oficial de Marina», arguyó.

Añadió que en cada una de las facetas de vida del héroe fue uno solo «recto, honesto, valiente, austero y sencillo. Todas estas son virtudes personales y ciudadanas que nuestro pueblo valora y atesora, porque están inscritas en nuestro ser como chilenos y en la esencia del alma nacional».

Finalmente, el almirante expresó que «¡Cómo nos cambiaría la vida y la convivencia, si en todos los ámbitos del quehacer de nuestro querido Chile, nos preocupáramos más del amor a la causa propia, que en denostar la causa ajena. Si recuperáramos el respeto en nuestras relaciones. Si nos preocupáramos de nuestros deberes, tanto como de nuestros derechos!».

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