El ex mandatario fue parte de la gestión de Minera Andes Iron, sociedad matriz de la minera Dominga, y del desarrollo del proyecto, hasta diciembre de 2010, tres meses y medio después de bajar Barrancones.
El 26 de agosto de 2010, el ex Presidente Sebastián Piñera cedió ante la presión ciudadana y pidió a los dueños de la empresa Suez Energy que buscaran un nuevo lugar para instalar el proyecto de la Central Termoeléctrica Barrancones aprobado en Punta de Choros.
«Creo que con esto hemos enfrentado con responsabilidad, sabiduría y respetando nuestro estado de derecho, el tema de la central (…) puedo decir a todos los amantes de la naturaleza, que como Presidente me siento feliz de poder preservar un santuario de la naturaleza que he podido disfrutar con mis propios ojos», sostuvo el jefe de Estado.
«La base del éxito es ser responsable y honrado», señaló el mandatario, quien anunció que le encargó a la entonces ministra de Bienes Nacionales, Catalina Parot, que elaborara una planificación del territorio con la finalidad de no perjudicar el medio ambiente.
Piñera, con sólo una llamada telefónica desde La Moneda, pactó la bajada del proyecto. Pese a que dos días antes, la Corema de Coquimbo había aprobado el millonario proyecto energético.
Entonces, se criticó al Presidente Piñera de haber pasado por alto la institucionalidad medioambiental vigente del país. De todos modos, su jugada fue bien recibida por los habitantes de la comuna de La Higuera: por salvar los ecosistemas de dos zonas bajo protección ecológica, la Reserva Marina Islas Choros-Damas y la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt.
Lo que no se sabía en esa fecha, era que Piñera, sus hijos, dos de sus ejecutivos de mayor confianza y un amigo cercano tenían intereses comerciales en la zona donde se instalaría la termoeléctrica, informa hoy Radio Bío Bío.
Según la emisora, el ex mandatario y sus cercanos «formaban parte de un proyecto que se venía gestando desde hacía más de un año, que por esos días agarraba fuerza y que sólo unos meses después empezaría a tramitarse en el Sistema de Evaluación Ambiental (SEA)».
La familia del Presidente era uno de los principales accionistas de Minera Andes Iron, la sociedad matriz de Minera Dominga. Situación que no se encontraba en sus declaraciones de patrimonio e intereses.
De hecho, eran los socios mayoritarios.
De acuerdo al reportaje, «la participación de los Piñera Morel era indirecta en una estructura de propiedad en forma de cascada. El vehículo que utilizaron fue el mismo que usaban en esos años para invertir en el extranjero: Mediterráneo Fondo de Inversión Privado (FIP), un fondo de inversión privado gestionado por Administradora Bancorp S.A., una de las empresas del Grupo Bancard, el family office del expresidente».
A través de ese FIP tenían la posición predominante en Minería Activa Uno SpA, sociedad que cuando se creó Minera Andes Iron, se adjudicó el 99,9% de la propiedad.
Si bien Sebastián Piñera no participó en la administración, sí estuvo en la propiedad del FIP y la sociedad que lo gestionaba a través de Inversiones Odisea. Allí estaban su hermana María Teresa y su hijo Juan Sebastián, su amigo y socio José Cox y cuatro de sus ejecutivos más cercanos, Ana María Délano, Nicolás Noguera, Santiago Valdés y José Ignacio Bravo.
Nicolás Noguera, gerente general de Bancard y hombre fuerte en los negocios del entonces Presidente, representó al FIP en sus inversiones. También invertía por su cuenta en Minería Activa Uno SpA.
Lo hacía a través de Asesorías e Inversiones Larraín y Noguera, más conocida como Átomo Ltda., una sociedad que compartía en partes iguales con Juan de Dios Larraín, hijo del senador y ex presidente de la UDI, Hernán Larraín, consigna Bío Bío.
Asimismo, Santiago Valdés, ex administrador electoral de Piñera y ex gerente de administración de Bancard, invertió por cuenta propia en Minería Activa Uno SpA y tenía poderes de administración sobre el FIP. Lo hacía a través de su sociedad Inversiones Calatrava.
Valdés está formalizado en el caso SQM por haber emitido 16 facturas de Bancorp a la minera no metálica, por asesorías sin respaldo que suman un total de $340 millones.
De esta forma, el ex mandatario fue parte de la gestión de Minera Andes Iron, sociedad matriz de la minera Dominga, del desarrollo del proyecto, y luego se retiró en diciembre de 2010, tres meses y medio después de bajar Barrancones.