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Los «niños» Piñera Morel: mucho más que simples hijos que viajaron con su papá Presidente PAÍS

Los «niños» Piñera Morel: mucho más que simples hijos que viajaron con su papá Presidente

Para bien y para mal, Sebastián y Cristóbal han seguido la senda y estilo de hacer negocios de su progenitor. En más de una ocasión al filo de la ética pública, como fue el caso del viaje a China, ya que por más que se hayan pagado –como dijeron– la estadía con sus propios recursos, lo cierto es que accedieron a redes comerciales privilegiadas en esos ocho días y, más allá de los temas de tecnología, el sello del clan, especialmente del primogénito del Mandatario, es la inversión de capitales y, en eso, los chinos son protagonistas.   


Durante días, la explicación oficial para justificar la presencia de Sebastián y Cristóbal Piñera Morel en la gira oficial al Asia, fue que ambos solo estaban acompañando a su padre, el Presidente Sebastián Piñera, porque querían pasar tiempo como familia. Incluso, cuando se les vio participando en reuniones oficiales con empresarios chinos, se escudaron en que no estaban haciendo negocios, sino que asistieron como simples oyentes. Respuestas insuficientes que no pudieron acallar los cuestionamientos y dudas que desató el episodio, ya que se trata de hombres grandes, hechos y derechos, no de niños, que además tienen trayectoria empresarial, que tuvieron el privilegio de codearse durante una semana con los actores relevantes del mercado asiático y que, al menos uno de ellos, se ha dedicado por años a las inversiones.

Para bien y para mal, los hermanos Piñera Morel han seguido la senda y estilo de hacer negocios de su progenitor.  En más de una ocasión al filo de la ética. Como el viaje a China, ya que por más que se hayan pagado –como dijeron– su estadía con sus propios recursos, lo cierto es que tienen negocios y redes que van más allá de los temas de tecnología, pues apuntan a la inversión y, de eso, los chinos son protagonistas.

No por nada el mayor de los hijos del Jefe de Estado, Sebastián Piñera Morel, salió al ruedo en el cuestionado caso Exalmar, que tuvo como protagonista a su padre el 2017, por las acciones adquiridas de la pesquera peruana durante su primer Gobierno, mientras Chile y el país vecino resolvían en la Corte Internacional de La Haya el diferendo limítrofe. Un documento que reveló El Mostrador en abril de 2017 indicaba que el asesor de Bancard, Cristóbal Silva, entregó a Piñera Morel y otros ejecutivos del grupo un informe sobre el negocio en Perú.

Sobre lo anterior, Piñera Morel declaró ante el fiscal Metropolitano Oriente, Manuel Guerra, lo siguiente: “Respecto del correo que se me consulta, según me informó el abogado de la empresa, estuve copiado en un solo correo en que un analista, Cristóbal Silva, en un mail dirigido a Nicolás Noguera le comunicaba que se avecinaba la oferta pública inicial de acciones de la empresa Exalmar, lo cual me imagino fue un error del analista en cuanto a incluirme en un correo que no guardaba relación con mi labor dentro de la empresa. Debo decir que a mí no me llegó otra comunicación como esa más adelante”.

En julio del 2017, en plena campaña presidencial de su padre, Sebastián Piñera Morel reiteró –en declaraciones a La Tercera– que se sentía libre de cualquier responsabilidad en el caso Exalmar. «Yo estuve copiado en un solo mail, que lo mandó el analista al gerente general con copia a dos analistas seniors, uno de los cuales era yo. De hecho, en ese mail él comentaba que no deberíamos participar. ¿Se pudo haber evitado? Sí. A mí me tocaba ver fondos internacionales, pero las personas que trabajan en Bancard son las mejores que conozco, súper correctas y siempre se trató de trabajar con una óptica que redujera el conflicto de interés. Retroactivamente, ahora, cuando uno dice ‘¿pudo haber sido de otra forma?’, claro, pero así se puede llegar hasta el infinito», comentó entonces.

Ingeniero Comercial de la PUC y MBA de Stanford, Sebastián Piñera Morel partió su carrera en IM Trust, para luego aterrizar en Bancard, family office del clan del Mandatario. Por tres años fue portfolio manager, hasta el 2011, cuando partió a Estados Unidos para hacer un máster. A su regreso a Chile, en 2013, empezó a montar su propia compañía, BP Capital, junto a José Miguel Bulnes, una administradora de fondos de inversión con la que luego formaría otra sociedad, Volcom, que lo ha llevado a hacer negocios con el empresario Álvaro Saieh.

Está claro que el sello del clan es la transacción de papeles, de instrumentos financieros, algo que es igual de nítido en la trayectoria del primogénito del Primer Mandatario.

La dificultad para levantar negocios ante inversionistas institucionales terminó por obligar a Sebastián Piñera  Morel a dar un paso al costado en Volcom, considerando la exposición pública que podría afectar a actores como las AFP, para invertir en fondos colocados por el hijo del Presidente. Su salida fue en 2015, en paralelo a la llegada de José De Gregorio a Volcom.

No es el único negocio en el que ha tenido una breve y deslucida participación. BP Capital, la otra firma en la que se involucró y que hizo colocaciones, estaría en proceso de cierre.

Su viaje a China se habría dado con él participando, activamente, de ciertos comités de inversión de Bancard, que es solo una de las sociedades en que se funde el patrimonio familiar de los Piñera Morel.

Su hermano Cristóbal tiene un perfil más bajo, aunque en estos días salió dos veces a defenderse públicamente de las críticas. “A China fui a acompañar a mis padres, cubriendo todos mis gastos y sin costo para el Estado y solo participé como oyente en reuniones no oficiales y sin ningún interés comercial. El resto es parte de la pequeñez de la guerrilla política”, posteó en Twitter. Eso sí, nadie del Gobierno ha explicado cómo se calculó el prorrateo que resultó del costo del pasaje en el avión de la FACH y los otros gastos derivados de su estadía en Asia junto a la delegación oficial.

Luego, vino la supuesta aclaración por la empresa que él y su hermano Sebastián formaron con fines tecnológicos, Kauai Labs Spa. “KauaiLabs.cl es una sociedad q constituí para desarrollar Proy Fintech y Deportes en Chile, q aún no opera. Algunos medios la confundieron con http://Kauailbas.com , empresa de robótica de EEUU, y a partir de ese error, aventuraron hipótesis sin ningún fundamento”, explicó –también vía Twitter– Cristóbal Piñera Morel.

Para mayor complicación del clan Piñera, la polémica creció más cuando llegó desde Hawái una respuesta a sus dichos. Scott Libert, fundador de la original Kauai Labs, dijo al diario Interferencia que «si bien no es estrictamente ilegal para una compañía de un país foráneo usar el mismo nombre que una empresa de Estados Unidos, creemos que ustedes estarán de acuerdo en que hacerlo deliberadamente no representa por ningún motivo una actitud cortés y profesional. Para todos aquellos que estén inspirados en crear una compañía propia como nosotros lo hemos hecho, los animamos a no seguir los pasos dados por estos individuos en Chile”.

Luego de estudiar Sicología, cursó un MBA en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y fue contratado por Cencosud, en diciembre de 2018, para trabajar en la gerencia de innovación. Horst Paulmann, el controlador del holding donde trabajan 130 mil personas, reconoció que supo de su incorporación y lo conoció solo cuando ya estaba contratado.

A pesar de eso, la sensación de una «meritocracia a la medida» estuvo presente desde que su incorporación a Cencosud se hizo pública.

En abril, Cristóbal dejó el puesto para dedicarse a sus emprendimientos. Entre ellos, la plataforma Hop.in, negocio sobre el cual reconocía la dificultad de “levantar capital”, pese a que en el family office donde participa con su hermano y hermanas, figura con un capital de más de 4 mil millones de pesos.

En la vida es mejor tener amigos que plata y el empujón definitivo para este primer emprendimiento provino de un “tío”: Andrés Navarro, empresario y amigo de su papá.

Navarro, como fundador de Sonda a fines de los 70, es pionero en la industria tecnológica local. En ese primer negocio, Cristóbal era socio de José Tomás Daire, hijo del “Pepo” Daire, otro conocido del Presidente y uno de los socios de Chilefilms.

El “Pepo” es cara histórica de esta última compañía junto a Cristián Varela, otro conocido del Jefe de Estado. Este último era presidente de Colo-Colo cuando, en el 2007, Sebastián Piñera entró como accionista al club junto a Gabriel Ruiz-Tagle. Con una extensa red de contactos, su hijo –que se llama igual– es persona de confianza de La Moneda, ya que se le encargó la tarea de gerente de la COP25.

Cristóbal Piñera figura como director de la empresa CG Cosmetics (toallitas húmedas) y la tienda It Velvet (ropa exclusiva). Antes tuvo pasos por la Fundación Chile, el comando de su padre y País Digital. En Kauailabs figuran como directores y en las escrituras aparece el amigo de ambos, Juan Tomás Turner. Junto a su hermano Sebastián tienen participación en casi todas las sociedades familiares.

Malestar interno

En los equipos que asesoran al Mandatario no cayó bien la decisión de Piñera de llevar a sus hijos a la gira a Asia y no incorporar, por ejemplo, al presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, quien se quejó públicamente de su marginación en beneficio de otro vendedor privado de cobre, Andrónico Luksic, que sí viajó.

La evaluación interna en Palacio es que el error presidencial arruinó todo el trabajo que se hizo para levantar la gira como el viaje que confirmaría sendos acuerdos comerciales con dos socios estratégicos, China y Corea del Sur, y que, además, permitiría reforzar la imagen internacional de Chile. Pero nada de eso quedó en la retina de la opinión pública, solo la sensación colectiva del evidente nepotismo.

Si bien en los primeros días las críticas provenían exclusivamente desde la oposición, escenario en que La Moneda pudo tener controlado el conflicto, este se les fue de las manos totalmente cuando los cuestionamientos se instalaron en el seno de la propia derecha. Por más que se trató de bajar el perfil al asunto, fue inevitable que el lunes –un día antes del regreso del Presidente y su delegación– el tema se tomara la discusión en el comité político de Palacio.

Aunque la UDI trató de insistir en que no se podían dejar pautear por las críticas de la izquierda, en RN y Evópoli se entendió a cabalidad que una nueva decisión inconsulta del Jefe de Estado complicó otra vez la imagen del Gobierno, que no pasa por su mejor momento en términos de aprobación.

La herencia

Los cuatro hijos del Presidente –Sebastián, Cristóbal, Cecilia y Magdalena– comparten la propiedad de Inversiones La Odisea, mientras que la titularidad de Inversiones La Iliada recae en los nietos del Mandatario, todos menores de diez años.

En paralelo, está Bancorp, la cual administra principalmente la fortuna heredada de los cuatro Piñera Morel, entre varias otras sociedades.

«Al menos dos de sus hijos todavía eran menores de edad cuando Piñera los incorporó como socios de sus empresas. Esto demuestra que ellos no generaron el dinero que hoy está a su nombre y que su patrimonio está completamente fundido con el de su padre. En 1997, Cristóbal Piñera Morel tenía apenas 13 años y su hermano Sebastián, 15. De enero de ese año data la primera publicación en el Diario Oficial que los sitúa como accionistas de Inversiones Bancard Limitada, junto a sus hermanas Cecilia y Magdalena. Cada uno de los Piñera Morel tenía entonces más de $520 millones de participación en esa sociedad», reza un reportaje de Ciper del año 2017, que recogió cómo se fundió una serie de sociedades entre el Mandatario y sus herederos.

El mismo reportaje reveló que la rebautizada Odisea «se caracterizó por el bajo aporte del padre –solo $18 millones– mientras que cada uno de sus hijos figuraba invirtiendo $4.495 millones. A esa fecha, Cristóbal, el menor de los Piñera Morel, tenía 20 años y era estudiante de Sicología. Su hermano Sebastián probablemente estaba terminando su carrera de Ingeniería Comercial y Cecilia estaba recién titulada de pediatra. Magdalena, la mayor, es profesora de Historia y para entonces ya tenía varios años de experiencia laboral, pero nada que le permitiera invertir más de $4 mil millones».

“El apellido Piñera abre puertas pero también genera prejuicios”, confesó Cristóbal a la prensa hace unos años. El viaje a China es la prueba fehaciente de ambas cosas.

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