PAÍS
Crédito: Agencia Uno
El excanciller de Ricardo Lagos habló con conocimiento de causa. «Yo sé lo difícil que es una visita como esa, yo fui como canciller del Presidente Lagos en visita oficial el 2005», por lo que reconoció que hay que ser prolijo y ver meticulosamente todos los detalles, lo que, según Walker, no habría hecho la comitiva presidencial. De hecho, tampoco planificaron una reacción ante un problema como el que se originó con la foto de Piñera con el ministro palestino en una mezquita en Jerusalem, ya que las explicaciones dadas por el embajador de Chile en Israel como por la vocera Cecilia Pérez lejos de apagar el incendio, lo avivaron.
Las polémicas en las giras internacionales del Presidente Sebastián Piñera suman y siguen, ahora con la visita oficial en Israel y Palestina, poniendo en entredicho el manejo diplomático del Gobierno y la Cancillería.
Especialmente conflictivo fue el episodio del recorrido de Piñera por la explanada de las Mezquitas, en Jerusalén Este, donde el Presidente fue acompañado por el ministro de Asuntos de Jerusalén de la Autoridad Palestina, Fadi al-Hasmi, lo que ocasionó críticas de Israel.
Sobre este tema habló el excanciller de Ricardo Lagos, Ignacio Walker, quien aseguró que «yo creo que aquí hubo desprolijidad, yo sé lo dificil que es una visita como esa», recordando cuando fue el año 2005 a Medio Oriente. En esta visita uno tiene que ser particularmente riguroso y meticuloso en los detalles y aquí yo creo que no se fue riguroso en los detalles».
«Yo no quiero armar una tormenta en una vaso de agua pero todos sabemos que un Presidente de la República cuando va a una visita de este tipo, sabe la especial sensibilidad y yo creo que no hubo atención a los detalles y en ese sentido creo que hubo desprolijidad, lo que realmente lamento porque desvía la atención», agregó Walker, recordando que los acuerdos que se iban a lograr en el viaje, como los acuerdos tecnológicos que se iban a firmar con Israel, pasaron a segundo plano.
Las explicaciones oficiales estuvieron marcadas por su debilidad. El embajador de Chile en Israel, Rodrigo Fernández, trató de aclarar el asunto y explicó que «el hecho de que finalmente participaran autoridades políticas es un hecho que no era ni conocido, ni mucho menos consentido por la Cancillería chilena». A esto se sumó la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, quien aseguró que “el Presidente llega a cualquier país, o incluso en nuestro país, y es saludado o se le piden fotografías, él muchas veces no tiene por qué saber con quién está al lado”.
El problema es que la declaración del embajador Fernández fue acompañado del asesor de temas internacionales de Presidencia, Benjamín Salas Kantor, sindicado como el encargado de digitar la política internacional del Gobierno desde el segundo piso de La Moneda.
La Cancillería carga con el karma de que durante la gestión de Roberto Ampuero fue un secreto a voces, en el Gobierno y Chile Vamos, que las riendas de la Cancillería nunca las llevó el converso escritor, sino que eran manejadas por el hijo de la ministra del Deporte, Pauline Kantor y del jefe del segundo piso, Cristián Larroulet.
Ahora, desde el ajuste ministerial, y con la llegada de Teodoro Ribera al mando del edificio Carrera, hay una suerte de paréntesis, dado que el nuevo canciller aún no ha mostrado las cartas de cómo llevará su relación con el segundo piso de La Moneda, ni tampoco la forma en que resolverá la conflictiva relación del Minrel con el abogado de la PUC y asesor de Larroulet.
