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La resaca electoral de la UDI  luego de haberse cambiado de fiesta PAÍS

La resaca electoral de la UDI luego de haberse cambiado de fiesta

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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El haber abierto las puertas para que sus candidatos se descolgaran del pacto oficial de primarias, al anunciar que no habría consecuencias para los representantes de la UDI que públicamente se acercaran al candidato José Antonio Kast, como una forma de “salvar los muebles”, terminó por transformarse en un arma de doble filo, por los costos no tan solo para el gremialismo sino también para el pacto parlamentario de Chile Podemos +. El haber instalado al candidato del Frente Social Cristiano a la par del propio, terminó por poner en riesgo la apuesta parlamentaria oficialista. “Es indudable que, dos listas parlamentarias, lo más probable es que impacten en la menos elegibilidad de la lista de Chile Vamos en ciertos distritos, pero no en todo el país. Ello entonces afecta no solo a la UDI sino también la lista de Chile Vamos y favorece a listas del Frente Social Cristiano”, analiza Tomás Duval.


Algunos hablan de una estrategia pensada y, otros, de un mal cálculo político de parte de la directiva de la UDI, pero lo cierto es que ya a fines de septiembre, en entrevista con T13, la secretaria general del partido, María José Hoffmann, señalaba que «no hay libertad de acción, pero obviamente que el camino que hemos elegido es el camino de convencer», abriendo de par en par la puerta para que los representantes del gremialismo que quisieran sacarse la foto con José Antonio Kast, y no con su candidato oficial, Sebastián Sichel, no sufrieran consecuencia alguna por aquello.

Un mes después, y luego del crecimiento sostenido que ha tenido el presidente del partido Republicano –también gracias al piso político que le ofreció la misma UDI en diferentes circunstancias–, se encendieron las alarmas no solo en la tienda con sede en avenida Suecia, sino también en el resto del conglomerado. Así lo evidenció el timonel gremialista, Javier Macaya, en entrevista con La Tercera el sábado 30 de noviembre, cuando señaló que “hay un riesgo de tener un mal resultado en la parlamentaria. Cuando partió la campaña le dijimos al comando que la parlamentaria es clave, que ahí estaría la base de apoyo territorial de los partidos, pero ningún candidato ha recibido frases de apoyo de Sebastián Sichel, de ningún partido (…). Votar por un candidato del Partido Republicano al Parlamento puede significar perder el tercio de la Cámara de Diputados”.

De esta manera, lo que en un principio pareció ser una estrategia válida para acrecentar el rendimiento electoral de sus postulantes al Parlamento, que sentían un peso más que un soporte al acercarse al ex-DC que ya tendía a la baja, terminó por darse vuelta y se transformó en una amenaza real a las aspiraciones de, al menos, alcanzar un mínimo porcentaje de influencia de parte de Chile Podemos + en el Congreso.

Incluso previo a la primaria presidencial, que ganó por lejos Sebastián Sichel, se guardaban bajo siete llaves los pronósticos que apuntaban a que el oficialismo, de seguir la tendencia ya experimentada en la elección de convencionales, alcaldes y gobernadores regionales, podía perder hasta un 50 por ciento de su representatividad parlamentaria. Esto, arrastrado también por un Gobierno que no ha logrado salir del muy bajo apoyo y alto rechazo que lo acompaña como un fantasma desde el estallido social.

Como parte de los factores que se han puesto sobre la mesa, está la función que cumplió la directiva gremialista cuando equiparó a los dos candidatos, los que ahora se asumen como propios (no oficialmente, pero sí en términos reales), anulando el mensaje que advertía a sus votantes sobre la importancia de votar por su lista parlamentaria y no por la del Frente Social Cristiano. Hoy en día –asumieron militantes gremialistas–, cuando sus votantes lleguen a la urna, no van a tener claridad del daño que puede significar el que voten por una lista que no sea la de ellos. “Hicimos parecer que las dos son buenas”, puntualizaron.

Esto ha sido abordado tanto a nivel de comisión política como de reuniones de la directiva, y si bien hay quienes le bajan el perfil –acusando que, de existir el trasvasije, este “será en menor grado”–, hay otros que avizoran una nueva debacle. Cabe siempre recordar que el oficialismo se está jugando la última posibilidad de lograr un espacio de poder de influencia en la toma de decisiones de las políticas públicas del país. En caso de perder el Gobierno, no la tienen en la Convención Constitucional, tampoco a nivel de gobernadores regionales, y a nivel comunal es muy reducida.

En la encuesta Tú influyes –publicada el miércoles 3 de noviembre–, ante la pregunta ¿Cuál de estos referentes políticos siente usted que le representa mejor?, en tercer lugar aparece Republicanos con un 15%, lo que representa un alza de 10 puntos respecto de la última encuesta, y por debajo de ellos, Chile Podemos + con 10%, cinco puntos menos.

El director de Tú influyes, Axel Callís, explicó esto señalando que “las marcas son relevantes, a la Lista del Pueblo la gente no los conocía como individuos, pero votaron por la marca de la lista. La Actuación de la UDI puede perjudicar la lista de Chile Vamos, el apoyo a Kast no es gratuito, les va a costar muchos diputados, varios”.

Todo esto considerando que el solo hecho de que el sector vaya en dos listas beneficia principalmente al conglomerado opositor, una idea que se intentó evitar desde un principio, pero que impidieron las, en ese entonces, insalvables diferencias entre una derecha que apostaba hacia el centro y otra que buscaba reforzar el nicho del 20 por ciento del Rechazo en el plebiscito.

El diputado de RN y cuentista político, Tomás Fuentes, realizó un cálculo que publicó El Mercurio, en el que señaló que el 2017, cuando el sector fue en una sola lista, obtuvo 2.321.340 votos en la parlamentaria, lo que se tradujo en 72 diputados. En esta ocasión, en la simulación le entregó un 10 por ciento de los votos al Frente Social Cristiano, lo que le dio como resultado una disminución de un 46 a un 4 por ciento de representatividad en el Parlamento.

Donde el tema también generó preocupación fue en Renovación Nacional, puesto que la primera lectura que se hizo fue que, con el alza de J.A. Kast, sumada a la mejoría en la imagen de su partido, el abanderado del Frente Social Cristiano debería arrastrar votos principalmente de los candidatos más duros, entre los cuales se cuentan varios del partido que compiten principalmente en el distrito 11.

El director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, señaló que “esta fragmentación en el electorado de la derecha además golpea uno de los atributos más importantes del sector, que es el de la gobernabilidad. Tener dos candidatos hace que no haya unidad de criterio para la elección, desorden excesivo en las filas del sector”.

En tanto, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, indicó que “es indudable que, dos listas parlamentarias, lo más probable es que impacten en la menos elegibilidad de la lista de Chile Vamos en ciertos distritos, pero no en todo el país. Ello entonces afecta no solo a la UDI sino también a lista Chile Vamos y favorece listas del Frente Social Cristiano”.

A esta hora el debate se está dando respecto de cuál es el verdadero responsable: si el comando de Sebastián Sichel, por cerrarles las puertas a los partidos y que, por haber buscado sostener su imagen de independiente, evitó a toda costa hacer terreno con los candidatos –sumado esto a que le dejó todo el flanco derecho al candidato exgremialista–, o la falta de liderazgo de los presidentes de la UDI y RN, principalmente el primero, que no solo abrió la puerta para la libertad de acción camuflada, sino que no pudo evitar el desangre hacia la derecha de su militancia.

Una vez terminada la carrera presidencial, no son pocos los que auguran un futuro diferente en relación con lo que hoy se conoce como Chile Vamos, con dos derechas, tal como acaba de suceder en la Convención Constitucional, con un subgrupo compuesto por independientes, RN y Evópoli, y otro por militantes de la UDI y Republicanos.

Para Callís, “la UDI tiene que definir en el corto plazo si se asocia con Republicanos, el electorado no da para dos derechas duras. Si uno mira el comportamiento de los UDI, daría para pensar que el próximo pacto electoral va a ser con Republicanos y no con Chile Vamos. Están haciendo todo lo posible para que existan dos derechas, una dura y una blanda”.

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