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Hugo Herrera y el test de drogas: “Kast se equivoca, quiere montar la imagen de un jovencito medio frivolón que se droga y, cuando se vuelve majadero el asunto, pierde eficacia” ELECCIONES 2021

Hugo Herrera y el test de drogas: “Kast se equivoca, quiere montar la imagen de un jovencito medio frivolón que se droga y, cuando se vuelve majadero el asunto, pierde eficacia”

Nicole Martinez
Por : Nicole Martinez Periodista El Mostrador
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El analista político y académico de la UDP consideró además que en el sector de Kast “hay gente bien inquietante”, como Johannes Kaiser y Gonzalo de la Carrera, este último recurrente interlocutor de fake news. Sin embargo, Herrera descartó que Kast sea fascista, y dijo que “puede ser alguien extremo o de derecha dura», al tiempo que desestimó que repita liderazgos como el de Jair Bolsonaro o Donald Trump. Sobre la centroderecha, afirmó que «si gana Kast, sin duda que el ámbito de existencia de esa centroderecha va a ser difícil, como lo ha sido con Piñera por lo demás. Si sale Boric es un poco más fácil, porque queda un poco más claro quién es el adversario».


«Si la diferencia fuera muy ajustada, claramente cualquiera de los dos candidatos puede hacerlo». Eso dijo el miércoles el candidato presidencial de la derecha, José Antonio Kast, haciendo referencia a la posibilidad de acudir a Tribunales Electorales si es que los resultados del domingo son estrechos. La idea la reforzó el presidente de RN, Francisco Chahuán, lo que fue cuestionado por la oposición, acusando que se seguía el libreto de Donald Trump.

El analista político y académico de la UDP, Hugo Herrera, desdramatizó sus declaraciones y sostuvo que no es un llamado a saltarse la institucionalidad. Sobre Chahuán, dijo que su liderazgo en RN «no es sólido». Pero además descartó que puedan replicarse en el líder del Partido Republicano figuras como Jair Bolsonaro y Donald Trump, pues –a su juicio– Kast no ha cuestionado a la ciencia.

Sobre la polémica por el test de drogas, el analista afirmó que hay «operaciones cuestionables» y que en este tema «Kast se equivoca». Herrera analizó también la situación disminuida en que quedó la centroderecha al plegarse rápidamente a la campaña de Kast, y consideró que, en caso de ganar el exdiputado la elección, la existencia de ese espacio será más difícil que si gana Boric.

-¿Qué expectativas tiene para el domingo? ¿Y cómo ve el clima electoral de estos últimos días?
-El ambiente está tenso en el mundo político. Yo distinguiría el país político, que es más o menos el 50% que participa en las elecciones, del 50% que se ha estado restando de las elecciones. Dentro de ese 50%, la disputa está muy acentuada. Distinguiría, sin embargo, otro nivel, porque muchas veces esta disputa, sobre todo en los últimos días de campaña, en que se intensifica, son como los últimos minutos de juego, y todos saben que en esos últimos minutos del juego como que los equipos se revitalizan y se dan más fuerte. Aquí pasa un poco lo mismo, y en ese sentido creo que es importante, sobre todo para lo que viene, separar un poco la disputa del día a día, respecto de la cuestión más amplia, el proceso más largo que está viviendo el país.

Hay muchos que empiezan a decir «estamos ante una tensión que podría parecerse a la Unidad Popular o a un país muy polarizado», y yo creo que, si uno mira la estructura de la situación en la que estamos, de la crisis que se manifiesta de manera patente en octubre de 2019 –pero que venía desde mucho antes, con la pérdida de legitimidad continua de las instituciones–, la estructura de esta crisis, más que un enfrentamiento de bandos, podríamos caracterizarla vertical, en el sentido que por una parte hay una situación popular concreta y, por otra, élites, discursos, instituciones que van por otro lado. No se puede realizar la operación fundamental que uno le pide al sistema político, que es comprender políticamente. O sea, articular la situación popular, captarla en instituciones y discursos donde el pueblo pueda sentirse reconocido.

Esa crisis, que afecta a todos los sectores, es la de largo aliento, y que el próximo Presidente va a tener que resolver. Pero también está vinculado a eso la Nueva Constitución. Después va a venir la implementación, y después la agenda de reformas, que en cada caso los candidatos están proponiendo. Reconozco que hay una intensificación de la disputa, pero pondría a esta disputa dentro de la otra trayectoria más larga, porque el domingo probablemente un candidato va a llamar a otro, y a otra cosa mariposa. Lo que pareció una pelea tan fuerte en el último debate, podría decantar en un entendimiento al menos en términos personales, más humanos.

-En cuanto a la performance que han tenido ambos candidatos estos días, ¿han logrado convocar al indeciso?
-Yo creo que hicieron ambos un esfuerzo. Es importante destacar que tanto Kast como Boric dieron algo así como un giro al centro. En el caso de Boric, incorporando economistas, figuras de la Concertación, cambiando radicalmente su discurso, porque ahora los 30 años son valorados, la socialdemocracia es una palabra bien vista, hay un vínculo con la Concertación y se habla hasta de focalización. Tenemos un Boric –al menos en el discurso– más en la senda de la Concertación que en la del Partido Comunista, no obstante que ahí también uno puede prever una estrategia. A mí lo que más me llama la atención es que al PC lo metieron dentro de un clóset, lo encerraron, no ha aparecido para nada ningún comunista diciendo nada, salvo Jadue, pero a título personal. La pregunta que hay que hacerse es cómo va a conversar Guillermo Teillier –que no quiere que se toque el programa– y la Concertación. Otra cosa importante que dejó el Frente Amplio, fue dejar de lado esa imagen de jóvenes de colegios buenos y universidades de élites que campean por el mundo como si nada importara mucho y que se pueden mandar al saco los 30 años.

Y en el caso de Kast, él pulió mucho el programa. El primer programa, además de muy largo, mal redactado y con muchos problemas de planteamientos, medidas demasiado drásticas. Y ante lo que uno podía decir «¿estamos aquí ante a un Bolsonaro?», los que conocen la trayectoria de Kast podían responder de antemano que no, en el sentido que tiene una trayectoria larga en política. Fue diputado muchos años, está familiarizado con los procedimientos de la democracia chilena que es menos estrepitosa o escandalosa que lo que ocurre en otros países. Por otra parte, hubo una colaboración desde el primer minuto con los partidos de Chile Vamos. A mi juicio, los partidos de Chile Vamos actuaron muy apresuradamente al sumarse a la campaña de Kast, pero visto en su conjunto, creo que eso ayuda a moderar el discurso, porque Kast tiene que entenderse con el otro Kast, con Desbordes, con Cristián Monckeberg, y eso significa que no puede llevar adelante su programa inicial. Debo destacar que modificó el programa.

-Esta campaña ha sido polarizada, tensa. ¿Qué rol han jugado las fake news?
-Una de las características de esta campaña es que se ubica en un cambio de época, en un cambio importante. A nivel planetario las instituciones están en crisis, la misma actividad periodística está mutando y la nueva época todavía no viene. Dentro de ese contexto, me parece que se ubica el problema de la información. Podríamos decir que las fake news tienen que ver con que muchas noticias no llevan la firma del o de la periodista responsable, y sin duda que ahí notamos la importancia del periodismo, de investigadores que contrastan fuentes. La ebullición de las redes sociales, que a veces tienen más alcance que el más expandido de los medios de comunicación tradicional, donde además los medios de comunicación se han estratificado por edades, no solo por las clases sociales (TikTok es de los adolescentes, Twitter de universitarios, Televisión sobre 40)… Esa compartimentalización, acompañada de la falta de mediación de medios y periodistas responsables, creo que facilita mucho el uso de fake news.

Más que hablar de candidaturas –que una puede usar más que otra las fake news–, diría que estamos ante un problema sistémico, porque el riesgo está en que las fake news o las redes sociales se vuelvan mareas incontenibles, donde en realidad no sabemos a qué atenernos.

-En el último debate Gabriel Boric le hizo el punto reiteradamente a José Antonio Kast por fake news. En esa candidatura en especial han existido casos como Gonzalo de la Carrera, que ha publicado varias veces noticias falsas. ¿Cuánto le cuesta eso a Kast? Varios hablan de una especie de guión que se ha repetido en candidaturas como las de Jair Bolsonaro y Donald Trump. ¿Se está replicando en Chile?
-Hay personajes alrededor de la candidatura de Kast. También en la de Boric, solo que los guardaron. En el caso de Kast no los guardaron y hay gente que es bien inquietante, como Johannes Kaiser, como De la Carrera, que tienen estilos, ideas, planteamientos que son distantes de lo que uno pudiera llamar republicanismo democrático. El Presidente Lagos, en el diario El País de España, decía que a él le merecían duda las credenciales republicanas y democráticas del Partido Comunista, y yo creo que respecto de Gonzalo de la Carrera y de Kaiser puede decirse algo parecido, y eso indudablemente que afecta respectivamente a los candidatos. En la medida en que las dos candidaturas son extremas, quedan afectados.

En el caso particular de Kast, si bien es cierto él es un conservador muy duro en términos de «moral sexual», por llamarlo de alguna manera, él no es un fanático a la Trump o al Partido Nacional Francés, o a la Bolsonaro, en dos sentidos precisos. Por una parte, en el sentido más evidente, Kast hasta ahora no niega la ciencia, y Bolsonaro en su minuto negaba consensos científicos importantes. En el caso de Kast, no ha llegado a eso, puede que algunos de sus adherentes, pero no estamos aquí frente a un fanático, es alguien que se deja guiar por los avances y rendimientos de la ciencia. Por otra parte, hay algo que es importante considerar y que hace que Kast no pueda ser un fascista, en el término al menos tradicional de la expresión. Puede ser alguien extremo o de derecha dura, pero no puede ser un fascista, en el sentido de que él cree en un mercado libre y competitivo, con reglas del juego clara, se opone a un Estado totalitario. Es un republicano de manera clásica, un liberal clásico, que en algunos temas puntuales plantea medidas radicales, pero las ha moderado con economistas que operan según el estado del arte.

-Pero en el caso de este guión que se plantea, Kast pidió un test de drogas a Boric, y lo mismo hizo Donald Trump con Joe Biden el año pasado. Kast habló de una cancelación ideológica de Lollapalooza cuando se pidió tiempo para hacer una consulta entre vecinos. Insistentemente se trae el tema de las fake news y se trae a la campaña de Kast. ¿Este guión se repite?
-Yo creo que efectivamente hay operaciones que son cuestionables. El tema de las drogas de Boric… sin perjuicio de que hay que decir que no contestó, y sabemos que el examen del pelo es el que vale y el de orina es para la semana pasada, ahí uno no puede pillar a un adicto siquiera. Tampoco estoy diciendo con esto que los candidatos tengan que hacerse exámenes de drogas, ese es un debate abierto, complejo.

Pero en esta cuestión puntual, diría que Kast se equivoca, porque lo que él quiere montar –me parece– es la imagen de un jovencito medio frivolón que se droga, y que no estaría por tanto con competencias suficientes para gobernar. Pero creo que ya cuando se vuelve majadero el asunto, pierde eficacia. La medida no solo es inadecuada en términos de seguir insistiendo una vez que muestra el examen, sino que me parece que es impertinente, más aún si lo acompaña de cosas como «en algo te vamos a pillar en el futuro». No tiene sentido. Yo creo que sí hay una crítica que se le puede hacer al Frente Amplio, que es este síndrome de juventud dorada, privilegiada, muy inteligente, muy sobreintelectualizada, pero que se cae en el trato con la realidad concreta. Yo creo que ahí debería haber apuntado Kast. Lo otro ya cae entre lo anecdótico, lo torpe, no creo que sea constructivo, porque qué es lo que quiere instalar Kast. ¿Quiere dejar instalada la duda de si en algo vamos a pillar a Boric? Eso no tiene sentido.

-El futuro de la centroderecha… Algunos dicen que se diluye con este apoyo a Kast.
-Los partidos de derecha acusan una crisis institucional importante, por dos capítulos importantes. El primero es que el candidato que ellos eligieron, que es Sebastián Sichel, no emergió de un movimiento ciudadano, tampoco de ninguno de estos dos partidos, sino que emerge de una operación –montada también con complicidad dentro de los partidos– liderada por 5 empresarios, entre ellos, el presidente de los empresarios. Entonces, uno dice de qué institucionalidad política estamos hablando. Se mostró que la plata, parece, o las influencias, podían más que la institucionalidad de los partidos, y destruyeron así a dos candidatos que podrían haber sido más competitivos, que eran Joaquín Lavín y Mario Desbordes.

Segundo, la crisis institucional de los partidos se revela también en que corren a adherir a Kast a la segunda vuelta sin hacer ningún ejercicio reflexivo, mínimamente exigible para un partido político. Resulta que ya se funde en la práctica la derecha moderada con la derecha más extrema.

En términos de una derecha social, como se ha llamado, sobre todo a la del eje Desbordes-Monckeberg-Paulina Núñez y otros, en los que he colaborado además, es un proyecto que fue derrotado pero que es de más largo aliento. Lo que pretende plantear es contra la tesis de Friedman, de que el orden económico neoliberal es la base de un orden político adecuado, y que es la que ha hecho que la derecha piense la política desde la economía y ha hecho fracasar a los dos gobiernos de Piñera porque no entiende el problema político. Y una visión más política, que es como la visión portaliana pero en otra época, que es la idea que para el desarrollo del país lo primero es que haya un orden legítimo, donde el pueblo pueda sentirse reconocido, y es eso lo que está en déficit hoy.

Si gana Kast, sin duda que el ámbito de existencia de esa centroderecha va a ser difícil, como lo ha sido con Piñera por lo demás. Si sale Boric es un poco más fácil –y no digo con esto que sea mejor que salga Boric–, porque queda un poco más claro quién es el adversario.

-Hay una sensación de que se ha ido instalando una posible duda o impugnación de los resultados del domingo si es que son muy estrechos. El mismo José Antonio Kast abrió la puerta de acudir a tribunales electorales si se da ese escenario y lo mismo el presidente de RN, Francisco Chahuán. Boric dijo que no pondrá en duda los resultados de la elección. ¿No se afecta con esto una institucionalidad que hasta ahora estaba siendo respetada por todos los sectores políticos? ¿Cree que si Kast queda por muy poco abajo se produzca un fuerte cuestionamiento a los resultados, como pasó con Trump?
-En principio, me parece difícil que ocurra un conflicto grave o que alguna de las partes pretenda saltarse la institucionalidad. Si bien esto es política y todo puede ocurrir, los antecedentes hacen improbable un conflicto en el sentido señalado. En Estados Unidos el sistema es completamente distinto y muy engorroso, puede haber diferencias minúsculas en estados que hagan cambiar completamente el resultado de la elección (por ejemplo, una diferencia de pocos votos en un estado que elija muchos electores). Eso hay que multiplicarlo por la cantidad de estados grandes. En Chile van todos los votos a un mismo fondo, de modo que la posibilidad de conflicto disminuye.

Las indicaciones de Chahuán no me parece que vayan a preparar la duda para saltarse el sistema jurídico, sino a urgir a los apoderados a ir a defender votos. Usualmente los problemas se producen en esa instancia, no, en cambio, en el Servel. Por lo demás, el liderazgo de Chahuán en RN no es sólido. Kast no ha llamado a saltarse la institucionalidad en caso de que haya dudas, sino a la posibilidad de acudir a la instancia jurídicamente establecida.

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