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Senador Huenchumilla apuesta por una disolución «amigable» de la DC: «El partido no es nada y por eso es que estamos como estamos» PAÍS

Senador Huenchumilla apuesta por una disolución «amigable» de la DC: «El partido no es nada y por eso es que estamos como estamos»

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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A horas de que comience la Junta Nacional de la DC, el senador Francisco Huenchumilla emplaza a sus camaradas de la Democracia Cristiana (DC) a asumir el rol histórico de su partido para resolver la posición institucional de cara al plebiscito de salida. Frente aquellos que consideran hacer «un acto de fe» con la derecha para superar la Constitución del 80 a través del Rechazo, el senador es categórico: «Si se dejan caer en la trampa, la derecha va a volver a tener la llave maestra de las reformas constitucionales, porque en la Constitución de Pinochet la derecha tiene un derecho a veto, cualquiera que sea el quórum que exista. Por lo tanto, volveríamos a un escenario que ya creíamos superado con el acuerdo de noviembre de 2019 y con el plebiscito de entrada que fue contundente, en orden de que casi el 80% de la gente quería una nueva Constitución». A su vez el parlamentario llama a sincerar las posturas de la colectividad en la que milita hace 58 años: «Hace tiempo que la DC viene arrastrando el poncho y no se decide a ser un partido de centro izquierda o a ser un partido de centro derecha, como quieren algunos. Yo creo que llegó la hora de que se tomen las decisiones respectivas» reflexiona Huenchumilla, quien ante estos hechos, plantea la opción de una separación, fraternal y amistosa, debido a la incapacidad de llegar a acuerdos y a una fragmentación interna, que a su juicio, se hace cada día, más irreconciliable.


El senador por la región de La Araucanía, Francisco Huenchumilla, ha decidido interpelar a sus camaradas de la Democracia Cristiana (DC), en el contexto de la Junta Nacional- de carácter extraordinario- que hoy miércoles decidirá la postura de la falange de cara al plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre. Apostando abiertamente por el Apruebo, el político que vive su último periodo parlamentario, ha adoptado una postura crítica a la posición de los senadores Matías Walker y Ximena Rincón, quienes han evidenciado estar a favor del Rechazo, e incluso fueron los autores del proyecto de ley que busca rebajar a 4/7 el quórum requerido para hacer reformas a la actual Constitución, que avanzó en el Senado este martes, y que contó con el apoyo de la derecha.

Contrario a la libertad de acción de sus militantes, Huenchumilla asume un rol de liderazgo y en evidente autocrítica, hace su diagnóstico sobre los síntomas, que según su parecer, dan cuenta de un partido con fracturas de tal profundidad, que hacen muy difícil la convivencia interna y un futuro en conjunto. Según el parlamentario, posterior a la decisión institucional que decida tomar la Junta Nacional, la falange debería sincerarse y abrirse a la posibilidad de una separación, en forma «amistosa y fraternal». Más allá del Apruebo y el Rechazo, el ex intendente por la región de La Araucanía, cuestiona los acercamientos de algunos de sus camaradas a las ideas y a la posición ideológica de la derecha, lo que a su juicio, es evidentemente contrario a la historia política de la DC, que según el senador, nació precisamente como una alternativa neutral a los extremos de la izquierda y la derecha.

-¿Cuáles, cree usted, que son los principales riesgos de apostar por un nuevo proceso constituyente, a partir del Rechazo?

-Debemos comprender los términos de lo que está en disputa. Aquí lo que está en el escenario del país es votar Apruebo o Rechazo, donde el Rechazo significa que sigue vigente la Constitución de Pinochet, lo que implica en consecuencia, que si queremos modificar, fuera de este proceso constituyente, la actual Carta Fundamental, nos tenemos que colocar en el escenario de que la derecha va a volver a tener la llave maestra de las reformas constitucionales, porque en la Constitución de Pinochet la derecha tiene un derecho a veto, cualquiera que sea el quórum que exista. Por lo tanto, volveríamos a un escenario que ya creíamos superado con el acuerdo de noviembre de 2019 y con el plebiscito de entrada que fue contundente, en orden de que casi el 80% de la gente quería una nueva Constitución.

-¿Qué implica que gane el Rechazo en el plebiscito de salida?

-El Rechazo es retroceder a foja cero y quedar de nuevo a merced de la derecha, y cuando uno tiene una visión de lo que es la derecha, más allá de elementos subjetivos, debemos ir a recorrer la historia, y la historia nos dice que desde los noventa, la derecha nunca estuvo disponible para modificar la Constitución de 1980 en términos sustantivos, y siempre estuvo disponible para aspectos cosméticos, que no horadaran el núcleo central de lo que significaba el modelo que contiene la actual Carta Magna. Se hicieron múltiples conversaciones, incluso acuerdos, donde la derecha después de estar favorable a ciertos cambios, después nunca cumplió esos compromisos.

-En ese sentido, ¿Qué piensa de algunos militantes de la DC que apuestan abiertamente por el Rechazo? ¿Cree que es un voto de confianza a la derecha y este relato de rechazar, pero estando a favor de una nueva Constitución?

-La historia tiene un color, y ese color de la derecha nos dice que nunca ha estado disponible para cambiar la Constitución de Pinochet. Entonces me pregunto porqué esta vez deberíamos creerles, porque este es un problema político, y no es un problema de buena o mala voluntad con respecto a los personeros de derecha que ahora se manifiestan disponibles para hacer los cambios, cuando esa misma letanía la escuchamos muchas veces en la derecha, y nunca cumplieron su palabra. Entonces, algunos nos quieren pedir a nosotros, y entre ellos, algunos personeros de la centro izquierda, que hagamos un acto de fe en la derecha, cuando llaman a votar Rechazo porque dicen que después va a existir una nueva Constitución, en acuerdo con la derecha. Estos personeros, ingenuamente desde el punto de vista político, nos están pidiendo al resto que en esta oportunidad nosotros le demos un certificado de fe a la derecha, y eso significa entonces, que, en el fondo, ellos están por el Rechazo, y el Rechazo significa simple y llanamente mantener la Constitución de Pinochet. Eso es lo que está en juego el 4 de septiembre.

-¿Cuál cree que debiese ser el rol de la DC en esta discusión? Considerando que muchos de sus camaradas han evidenciado cercanías con la derecha y con estar a favor de reformar la actual Constitución

-La DC tiene que pensar para qué nació y cuál es su papel en una sociedad como ésta. Su rol no puede ser mimetizarse con las posturas conservadoras, que quieren mantener el status quo que quiere favorecer a los sectores más pudientes del país, porque eso es la Constitución de 1980, que fija reglas del juego, en virtud de las cuales no existen derechos sociales para la gente. Lo que existe es el mercado, lo que existe es el lucro y el individualismo, y ese tipo de modelo de sociedad está en las antípodas de lo que ha sido la historia de la DC. Entonces, la DC estaría traicionando su historia, sus principios y sus valores, y creo que hoy día, Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin estarán dando vuelta en su tumba al ver como algunos con argumentos rebuscados, tratan de justificar su Rechazo, haciéndole el juego a la derecha. No podemos ser tontos útiles de la derecha.

-Más allá de la decisión institucional del partido sobre aprobar o rechazar la propuesta de la Convención Constitucional, y considerando las evidentes fracturas ideológicas y políticas internas ¿Cuál es su diagnóstico sobre la DC? ¿Cree que es posible seguir adelante, para evitar caer en la «intrascendencia», como advirtió el timonel de la colectividad?

-Yo siempre trato de tener una visión de la política que vaya más allá de las personas, pues esto no es nada personal contra nadie. Es simplemente una visión política distinta respecto de qué decisión debemos tomar. Pero, además, la DC tiene que mirarse al espejo y darse cuenta de que existen dos almas en la DC, y que, por lo tanto, hace tiempo que viene arrastrando el poncho y no se decide a ser un partido de centro izquierda o a ser un partido de centro derecha, como quieren algunos. Yo creo que llegó la hora de que se tomen las decisiones respectivas, donde muchas veces se lo he planteado a algunas y algunos de los dirigentes del partido.  ¿Por qué no nos separamos, amigablemente y fraternalmente? Entendiendo que tenemos miradas distintas, porque mientras unos miramos hacia el sur, otros miran para el norte. Y eso significa entonces que el partido no es nada, que el partido es amarillo, y por eso es que estamos como estamos, porque no tenemos credibilidad frente a la gente, porque no somos claros. Porque los partidos políticos están para conducir al Estado, pero eso implica que se tenga un relato en virtud del cual la gente te perciba y te siga, y entonces hoy día estamos en la parte baja de la tabla, en el peor de los mundos, porque estamos divididos.

-¿Separarse amigablemente? ¿Sería eso posible? ¿Cree que sería el paso final hacia la muerte de un partido político con más de 60 años de historia?

-Es que yo me pregunto, ¿Por qué, simplemente, no somos realistas? Y hacemos un proceso en que separemos aguas, porque hemos hecho múltiples esfuerzos para la unidad. Yo personalmente lo he hecho en los últimos años, y nunca hemos logrado llegar a acuerdos, entonces quizás es hora de sincerarnos entre nosotros, sin necesidad de pelear, porque venimos de un tronco común, y a lo mejor no estamos juntos, pero podemos estar unidos en algunas cosas concretas que podamos hacer frente al país. Creo que sería sano para nosotros y sería sano para el país, que nosotros pudiésemos tener una decisión de esa naturaleza, pero, en fin, no me voy a adelantar a los hechos y espero que la Junta Nacional pueda tomar una buena decisión, que permita que apoyemos una nueva Constitución, donde podrá haber algunos temas que no satisfacen del todo, pero que es mucho más fácil modificar la nueva Constitución que volver a la Constitución de 1980, con el Rechazo.

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