Publicidad
¡Volaron las plumas en el Saint George!: en emblemático colegio de la elite Apruebo y Rechazo se enfrentaron en apasionado debate sobre propiedad y Estado Social NUEVA CONSTITUCIÓN

¡Volaron las plumas en el Saint George!: en emblemático colegio de la elite Apruebo y Rechazo se enfrentaron en apasionado debate sobre propiedad y Estado Social

La asociación de egresados del colegio Saint George llevó a afecto un debate constitucional, oportunidad en que emergieron los temas que desvelan a la élite. Tal como en otros espacios, Rodrigo Álvarez y Constanza Hube, los expositores en favor del Rechazo, aprovecharon de diseminar sus temores sobre el futuro del país, con el foco puesto en el debilitamiento del derecho a propiedad, el caótico sistema político que propone el texto y una plurinacionalidad que extrapolará, según ellos, el conflicto de la macrozona sur al resto del país. Elisa Walker y Agustín Squella, por su parte, dedicaron gran parte de su tiempo a desmentir o matizar esas versiones consideradas apocalípticas, así como a invocar la moderación que, principalmente a juicio de este último, se ha echado tanto en falta en medio de este debate. “Dejémonos de asustarnos unos a otros”, pidió el académico. “Estamos en esto hace muchos años, metiéndonos susto”, agregó. A la salida los asistentes valoraron el encuentro. «Este es un colegio de élite, pero muy diverso y con una tradición de conciencia social y preocupación por los temas de sociedad”. Y en cuanto al resultado, concluyeron: «Hay una cuestión generacional. Entre los más grandes la cosa está 70-30 en favor del Rechazo, pero en los jóvenes es al revés: 70-30 en favor del Apruebo”.


Intenso, a ratos mezclando el guante blanco con el estilete, sin ocultar los temores más profundos que embargan a buena parte del país ni escatimando los esfuerzos por tratar de despejarlos… Así se podría describir, en líneas generales, el desarrollo del conversatorio organizado por Old Georgian Association, la entidad que agrupa a los egresados del Saint George, uno de los establecimientos educacionales más emblemáticos de la élite chilena, un espacio en el que se discutió de todas aquellas materias que provocan inquietud en un sector más acomodado de la sociedad.

Ante un centenar de egresados del establecimiento, y en transmisión por su propia plataforma, uno a uno fueron pasando los temas que preferentemente se ubican en la agenda de la élite: derecho a propiedad, estado social de derecho y subsidiariedad, plurinacionalidad y sistema político ocuparon un lugar preferente en las dos horas de encuentro, iniciado con unos minutos de tardanza por el retraso de la exconvencional UDI Constanza Hube, una de las invitadas junto con los exconvencionales Rodrigo Álvarez (también UDI) y el abogado y académico Agustín Squella, quien defendió la opción del Apruebo junto con Elisa Walker, constitucionalista egresada del colegio. La periodista Mónica Pérez, también egresada del Saint George, ofició de moderadora.

La dinámica estuvo marcada por una actitud marcadamente crítica por parte de Hube y Álvarez, quienes no ahorraron calificativos para demoler -sin concesiones- la propuesta de la Convención Constitucional, no obstante el público asistente se dividía en partes iguales a la hora de acoger o reprobar los puntos de vista expresados por los expositores, lo que, a decir de los asistentes al encuentro, da muestras de la diversidad cultural y política del tradicional establecimiento educacional situado en la comuna de Vitacura.

La propiedad, eso que desvela a la élite

No pasaron ni cinco minutos cuando se suscitó el primer encontrón, y fue a propósito de un tema que resulta medular en la élite: el derecho a propiedad, uno que se vería debilitado, según Hube, no ya sólo por la posibilidad de que se establezcan innovaciones como el pago “en cuotas” sino porque se deja de cautelar tal derecho por el alto quórum de 2/3 consagrado en la Constitución actual, lo que ha redundado, según Álvarez, en que no se indemnice el daño patrimonial efectivamente causado.

Lo anterior se agrava al considerar que el “derecho de aguas queda expropiado, no hay propiedad industrial, que es clave para el desarrollo y la innovación”, estableciéndose además el confuso concepto del “justo precio”. Todo lo anterior supone, a su juicio, “un cambio radical a partir de las autonomías territoriales indígenas”, situación que, según ambos, se traducirá en una lesión al valor de la libertad.

Mientras Walker aseguró que, en los hechos, “se indemniza es el daño patrimonial efectivamente causado” y que “el justo precio”, si bien “no está escrito en la ley», «sí lo está en la jurisprudencia”, Agustín Squella criticó la “sobrevaloración” de este derecho en el ideario del conservadurismo toda vez que quienes integraban ese sector “durante 17 años apoyaron un dictadura que sofocó todas las libertades pero respetó sólo el derecho de propiedad (…) no tienen como principal valor la libertad”, pues “demostraron que el principal valor es la propiedad mientras no les toquen la propiedad”. El académico exteriorizó así su agotamiento con el tenor discursivo de un Rechazo que sólo augura un infierno en caso de que la ciudadanía apruebe el texto.

Entonces el silencio se hizo en la sala. No pocos asistentes, en especial los más jóvenes, asintieron sonriendo; otros, generalmente los mayores, agacharon la mirada. Pero claramente el argumento empleado por el abogado crispó los ánimos de Hube y Álvarez, quienes, en adelante, asumieron una actitud defensiva y gesticuladora para reprobar las afirmaciones que formulaban sus contradictores. Squella no ocultó su incomodidad por la crítica lapidaria y sin matices hacia al texto constitucional y las oscuras proyecciones sobre el futuro del país, así como por la desmesura que dijo advertir en el lenguaje que ha prevalecido en el debate, por lo que hizo un llamado a la cordura en pos de atenuar la intensidad de las pasiones.

Otro momento tenso se vivió al momento de discutir sobre la propiedad de la vivienda, tema en que han surgido versiones que apuntan a que se acabaría la posibilidad de que, en el futuro, las personas puedan tener la casa propia. Álvarez recordó que su sector trató de consagrar el acceso a la “vivienda propia y digna… Y se rechazó el ‘propia’”, lo que le pareció “sorprendente” ya que para todo jefe o jefa de familia constituye “un instrumento de ahorro y lo que puede heredar a sus hijos”.

“Dejémonos de asustarnos unos a otros”, señaló Squella, claramente superado por los negros augurios de los defensores del Rechazo. “Estamos en esto hace muchos años, metiéndonos susto”, lamentó, instando a reflexionar sobre la posibilidad de ampliar la caja de herramientas del Estado a fin de hacer frente a un problema habitacional gravísimo que “no padecemos ninguno de nosotros”, señaló, en referencia a los asistentes. “La pandemia la reveló. Un exministro de Salud (Jaime Mañalich) dijo ‘me doy cuenta de los problemas de vivienda que hay en Chile. O sea, hay gente que llega a ocupar ministerios y no conoce su país”. Buena parte de la concurrencia asintió, acogiendo el llamado del abogado en orden a ponerse en el lugar de esos cientos de miles de chilenos y chilenas que se encuentran viviendo hacinados o en campamentos. «650 mil viviendas de déficit», se apuró en precisar la periodista Mónica Pérez.

El académico pidió reflexionar en ese grupo de chilenos que están muy lejos de tener resueltas sus necesidades más básicas, algo que se ve en los campamentos. “El sueño de muchos chilenos no es tener una vivienda propia (…) Les podrían decir: ‘quédense en el campamento, en esta ruca que hay acá pero es propietario, versus váyase con un arrendamiento razonable a una vivienda digna: ¿qué va a elegir?”, preguntó, al tiempo que instó a sus contradictores a creer más en la justicia social. “(Federico) von Hayek, ídolo de la derecha chilena, decía que la justicia social no existe. ¡Y eso lo creen!”, agregó, al tiempo que Elisa Walker afirmó que “la única forma de promover el acceso a casa es a través de la propiedad es una mirada restringida”.

Un experimento y una caricatura

Asimismo, en materia de sistema político, Squella recordó que lo actual “hizo crisis hace mucho rato, por actores políticos y partidos políticos que nunca estuvieron a la altura de las circunstancias”. Asimismo, afirmó que “cualquier sistema político que se hubiera diseñado en la propuesta constitucional habría sido, como este lo es en parte, un experimento”, uno “que habrá que corregir en el futuro”.

Álvarez criticó la propuesta de la Convención ya que “el sistema político completo esta desbalanceado y desnivelado”. Para colmo, incluir la posibilidad de que el Congreso tenga atribuciones de irrogar gasto afectará “algo que funcionaba bien en los últimos 30 años con gobiernos totalmente distintos”, como es el equilibrio fiscal. Si bien reconoció que el Ejecutivo puede aceptar si adhiere o no a la propuesta que irroga gasto, aclaró que “a la cámara no le va a costar nada conseguir la concurrencia presidencial”.

Hube, junto con defender la existencia del Senado, recalcó el carácter experimental del sistema político afirmando que en la Convención “lo que hicieron fue meterle ingredientes, da lo mismo si era dulce y salado, y dio lo mismo si el plato era incomible o no”, mientras que Walker reconoció que “el sistema actual también es un experimento, pues no tiene parangón con otras regulaciones”, aunque señaló que hay propuestas de reforma que le parecen “razonables”.

Agustín Squella saludó la consagración del estado social de derecho y su avance en el acervo cultural chileno. “Yo hasta hace poco escuchaba en foros académicos donde me decían desde sectores conservadores que los derechos sociales no existían. Son un invento de la izquierda y del socialcristianismo para sacarle impuesto a los ricos en favor de los pobres”, afirmó. “Para mí constituye un escándalo que en materia de satisfacción de derechos fundamentales se hayan transformado en un negocio”, agregó, si bien destacó la necesidad de que el Estado juegue limpio, aunque “tampoco el sector privado a veces juega limpio… por ejemplo: ¿son justos en Chile los precios de mercado de los medicamentos? Ahí tienen un ejemplo de precio justo (…) Los mercados son en alta medida manipulados”.

Elisa Walker afirmó que el catálogo de derechos sociales “es una de las razones que me lleva a aprobar. Fortalecer lo público es, a mi entender, fortalecer la idea de respeto a la dignidad de las personas”, mientras que Álvarez lamentó la “caricatura sobre la subsidiariedad” y la pérdida del consenso en torno a que “en Chile teníamos problemas públicos, y esos problemas debía solucionarlos el Estado y la iniciativa privada”.

Constanza Hube afirmó: “No es cierto que no exista solidaridad hoy día. No es cierto que el Estado sea pequeño. Ha crecido una enormidad desde el año 90, no es cierto que no exista solidaridad en materia de educación si existen los colegios estatales, o en salud”. Criticó, asimismo, que en la propuesta “el Estado está en todo” y que exista “una lógica de control social”, así como la intención no confesada de que “las personas dependan del Estado y eso es algo que ningún chileno quiere”. En tono burlón, Hube se declaró cansada de que “en cada discusión, como en la Convención, salgan los mismos conceptos: la dictadura, la Constitución de Pinochet, neoliberalismo…”

La plurinacionalidad fue otro tema presente en la discusión, en especial la justicia indígena, ocasión en que Elisa Walker precisó que, aun cuando hay muchos límites por incluir, “la justicia debe respetar los derechos humanos, y el segundo límite es que los casos que se resuelven dentro de esta justicia pueden ser revisados por la Corte Suprema”.

Mientras Rodrigo Álvarez criticó el que los gestos a los pueblos originarios redundó en un texto “desbocado y desmedido” en términos de autodeterminación y restitución de tierras, Hube alertó que, así como está escrito, “el problema va traer consecuencias que son muy importante en el conflicto que tenemos en la macrozona sur hoy día, que se está expandiendo, se va a extrapolar al resto de Chile”.

Para colmo, según Hube, la nueva Constitución incluye cerrojos como “los 2/3 de los votos para los temas importantes como régimen político, derechos; y para lo demás 4/7… y segundo, el consentimiento indígena”, aunque al respecto hasta Mónica Pérez debió intervenir para aclarar que ese consentimiento refiere a las autonomías territoriales indígenas. Elisa Walker desmintió a Hube toda vez que “el quórum es un quórum general de 4/7, pero si en ciertas materias específicas tú tienes 2/3, para qué ir a un referéndum, pero no quiere decir que te exige 2/3”.

La asistencia se retiró conforme con el conversatorio. “Este es un colegio de élite, pero muy diverso y con una tradición de conciencia social y preocupación por los temas de sociedad”, señaló un asistente. Otro agregó: “Muchos no pudieron venir por limitaciones de aforo, pero la mayoría se conectó por streaming. Hay plena conciencia de que el plebiscito es de suma importancia para el futuro del país”. Asimismo, una fuente nos aseguró que las preferencias en ningún caso son mayoritarias para una de ellas. “Hay una cuestión generacional. Entre los más grandes la cosa está 70-30 en favor del Rechazo, pero en los jóvenes es al revés: 70-30 en favor del Apruebo”, agregó.

Publicidad

Tendencias