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Jara y ProCultura: “Lo peor sería que quede el manto de duda sobre la política como con Penta y SQM” PAÍS

Jara y ProCultura: “Lo peor sería que quede el manto de duda sobre la política como con Penta y SQM”

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Francisca Castillo
Por : Francisca Castillo Periodista El Mostrador
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La abanderada del PC afirmó que una de las características que la distingue frente a sus competidores, es su experiencia en el Estado y una gestión eficiente que ha sido demostrada “en el pasado con la aprobación de leyes como la de 40 horas, ley Karin, sueldo mínimo y la reforma previsional”.


La exministra del Trabajo vive días ajetreados entre actividades de campaña, entrevistas y reuniones en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL), el ​centro de estudios chileno ligado al Partido Comunista, y ahora su sede como candidata de la colectividad.

A pesar de lo acelerada de su agenda, manifiesta estar tranquila frente a la presión de lograr una alta convocatoria en las primarias del 29 de junio. “Tanto los debates, como la franja van a ayudar mucho para poder ser más convocantes”, dice. Aunque advierte que ganar la presidencial depende “en buena medida” de cuánta gente sean capaces de llevar a las urnas. 

En conversación con El Mostrador, repasó algunos de sus focos programáticos y afirmó que una de las principales características que la distingue frente a sus competidores, es su experiencia en el Estado y una gestión eficiente que ha sido demostrada “en el pasado con la aprobación de leyes como la de 40 horas, ley Karin, sueldo mínimo y la reforma previsional”. 

La abanderada del PC también se refirió a sus críticas hacia el comando de Carolina Tohá, a quienes esta semana acusó de “caricaturizar” a las otras candidaturas, haciendo un llamado a no “repetir las recetas políticas” de la Concertación. 

“Hubo harto desencantamiento, sobre todo cuando en algunas áreas más que cuestionar o cambiar el modelo, lo que se hizo fue profundizar el neoliberalismo”, señaló. 

-¿Le preocupa el nivel de convocatoria para estas primarias? Por ejemplo, que supere los 1.700.000 votos que hubo en la primaria del 2021, para así llegar en buen pie a la primera vuelta. 
-Creo que la posibilidad de que lo que hoy día dicen las encuestas se revierta y pueda ganar la izquierda la elección, depende en buena medida de cuánta gente seamos capaces de convocar a la primaria. Por lo que encuentro que es de primera prioridad poder tener una primaria que sea muy participativa, es muy relevante.

-¿Cuál sería la estrategia? ¿Hay poco entusiasmo en general por lo que va a pasar el 29 de junio?
-Yo creo que recién está empezando la campaña, de hecho parte oficialmente el 30 de mayo. Y tanto los debates, como la franja van a ayudar mucho a poder ser más convocantes.

-¿Es necesaria la diferenciación para poder generar esa convocatoria? Usted esta semana marcó claramente las diferencias al referirse a la “restauración concertacionista” que representaría la candidatura de Carolina Tohá y la necesidad de generar un polo político distinto a lo que fue la Concertación.
-Yo creo que hay diferencias importantes en las candidaturas, que a lo mejor todavía no se ven tan públicamente expresadas porque no ha habido debates y hemos estado solamente cada uno haciendo su agenda por su lado. Pero yo veo claras diferencias en términos de la experiencia, por lo menos que yo tengo respecto a los demás candidatos. La posibilidad de construir acuerdos amplios, la gestión ya demostrada que he tenido en el pasado con la aprobación de las 40 horas, ley Karin, sueldo mínimo y la reforma previsional. 

A mí me interesa, como a todos los candidatos, que el país crezca. Pero ese crecimiento tiene que llegar, además de los sectores empresariales, a la mesa de todos los chilenos y chilenas. Entonces el énfasis en tener un salario vital y un trabajo decente son dos cosas para mí bien estructurales en la agenda de gobierno.

En los demás temas a lo mejor nos podemos parecer mucho. Sin duda el tema de la seguridad pública es un problema real y por más que se dictaron muchas leyes, el sol no se puede tapar con un dedo en esa materia.

-Y respecto a la construcción política distinta…
-Creo que lo que no podemos hacer es creer que las soluciones del pasado sirven para el momento actual o para el futuro. Por eso repetir recetas políticas que tuvieron su tiempo no nos sirve para el momento actual.

Sin duda durante la Concertación se hicieron hartos avances, pero también hubo harto desencantamiento, sobre todo cuando en algunas áreas más que cuestionar o cambiar el modelo, lo que se hizo fue profundizar el neoliberalismo. Y en ese contexto creo que hay un aprendizaje. Me tocó incorporarme a la Nueva Mayoría como parte del Partido Comunista y ahí con mucha gente de la exconcertación compartíamos esta visión.

Por eso creo que si uno ve los problemas actuales de Chile, la desigualdad que hay, la necesidad de generar una cohesión social mayor donde importantes sectores populares, del mundo de las organizaciones sociales, del mundo de las diversidades no se sientan excluidos, las soluciones tienen que ser con la mirada puesta en el futuro y no en el pasado. 

-¿El polo político al que usted se refiere sería un símil a la Nueva Mayoría? 
-Yo creo que ninguna receta se repite de la misma forma. Hoy día hay más partidos que están a la izquierda como el Partido Popular, el Partido de los Trabajadores, el Partido Igualdad. Personas que no están incorporadas en esta coalición y que podrían sumarse. Y para el otro lado está la DC, que ha sido invitada pero no ha aceptado sumarse.

Entonces uno puede pensar en una centro izquierda que sea más amplia social y políticamente. Eso se trabaja, construyendo puentes, generando confianza y acogiendo a los demás realmente, con su identidad propia, no tratando de cambiarlos.

-La última CEP mostró que la seguridad y el crecimiento económico están dentro de las principales preocupaciones de la gente. ¿Cómo se puede disputar con credibilidad estos temas desde la izquierda, considerando que siempre han sido parte del relato de la derecha? 
-Yo creo que los temas prioritarios para la ciudadanía son crecimiento y seguridad pública, pero le agregaría salud pública. Sin duda veo ahí que hay una situación muy tensa que genera en las personas un malestar creciente y que tiene que ver con algo esencial en la vida que es vivir tranquilos y vivir con salud. Entonces, si no damos respuesta en el ámbito de la salud pública, nos encaminamos a un problema social muy importante. 

En materia de crecimiento es evidente que el discurso, si bien la derecha lo trata de hacer propio, no les pertenece. Para mí eso es evidente. Chile ha crecido, los gobiernos de la centroizquierda y de la izquierda, han tenido importantes avances y creo que hoy día estamos en una situación en la cual heredamos una tremenda crisis producto de todo lo que pasó durante el Covid, donde el país se ha estabilizado, pero el crecimiento tiene que proyectarse. 

Hay múltiples recetas que se han propuesto, por ejemplo, combatir la concentración económica. Las pymes en nuestro país jamás van a crecer si siguen optando a menos del 15% del mercado, porque todo lo demás lo concentran las grandes empresas que son el 3% del país. Algunos candidatos han planteado que para impulsar el crecimiento hay que reducir impuestos, pero a la vez plantean que junto con reducir los impuestos van a reducir la deuda pública y van a reducir el déficit fiscal. Cosas que son opuestas, porque si tú tienes menos ingresos no hay forma de reducir la deuda pública. Yo espero que ante esta propuesta populista de reducción masiva de impuestos, haya gente que esté entendiendo que realmente no son posibles, que son solamente para la galería. 

Lo segundo que haría es algo que resulta evidente, que es reducir los plazos de ejecución de los proyectos de inversión pública, que son un gran motor de apalancamiento de la economía, sobre todo cuando hay efectos contracíclicos, o cuando estamos en una fase contracíclica.

Evidentemente hay que racionalizarlos, no me voy a extender en eso porque yo creo que es de los temas más tratados últimamente, pero hay también áreas estratégicas que hay que potenciar en Chile. Está el tema de tierras raras, el tema del amoníaco, sobre todo pensando hoy en día que los fertilizantes provenían de Ucrania y con la situación bélica que tienen eso se ha suspendido.

Entonces hay espacios productivos, pero hay que ponerle foco, inversión y ganas. Y esto se tiene que hacer de manera sustentable, porque lo que hemos aprendido es que cuando las empresas no son sustentables, en definitiva, igual después los mercados se terminan cerrando para ellas. 

Por lo tanto, el crecimiento no es un discurso de la derecha, ellos lo tratan de apropiar con medidas que además son populistas más que realistas.

-¿Y en materia de seguridad pública? Usted menciona en su programa seguridad con enfoque social, eso en qué se traduce. 
-Lo primero que quiero decir al respecto es que hay algo que es real y que durante mucho tiempo concentramos el discurso de seguridad pública en elementos de carácter preventivo únicamente. Si uno parte de esa realidad y que cambió hace un buen par de años y en buena hora, porque hemos tenido fenómenos de crimen organizado que antes no conocíamos y que nos tienen que preocupar severamente.

Hecha esa distinción de momentos en los cuales no abordamos estos temas, creo que evidentemente lo preventivo no sólo no se puede abandonar, sino que lo que hay que hacer es fortalecerlo, porque hoy día tenemos algunos programas preventivos pero que son ultra focalizados. Entonces aquí hay que generar espacio para que los niños, niñas y jóvenes puedan salir de sus casas, no tengan que estar todo el día encerrados y no corran el riesgo de convertirse en soldados del narco o en pequeños delincuentes.

En la parte de persecución policial del crimen organizado, hay varias cosas que se pueden hacer, pero una de ellas es que hay que extender la carrera de Carabineros y de la PDI. Si uno ve, 20 años es una carrera breve, entonces hay que buscar incentivos económicos también para que ellos puedan seguir apoyando al país. 

Por otro lado, hay que meterle más inteligencia a la investigación policial. Y en ese contexto, creo que la utilización de un conjunto de nuevas tecnologías que en otros países se utilizan, también se pueden traer para acá como experiencia. 

Y en tercer lugar, hay que levantar el secreto bancario. Por más que se opongan, si queremos seguir la ruta del dinero -muchas veces vinculada con la mafia organizada, ya no solamente los delitos económicos de cuello y corbata- tenemos que perseguir el origen del dinero. Yo sé que hay harta oposición por parte de la derecha a este tema, y le hacen creer a las personas que el Estado quiere revisar su cuenta rut. Pero  todos sabemos que eso no es real, y si queremos hacer algo en serio, hay que abordarlo en serio. 

-Usted siempre ha dicho que no basta con llegar al poder para hacer cambios si no se tiene mayoría social y política. ¿Cómo eso se traduce en los cambios concretos que hay que impulsar para dotar de gobernabilidad, por ejemplo, al Congreso? A propósito del debate sobre la reforma al sistema político que tiene resistencia en ambas cámaras. 
-Primero veo inviable hoy día, políticamente, avanzar en reformas políticas. Estamos a meses de una elección parlamentaria y son los mismos parlamentarios los que tendrían que hacer ajustes sobre cupos parlamentarios, reorganización de distritos, y eso no va a pasar. Entonces creo que es una energía que hay que conducir para el próximo gobierno.

La construcción de mayorías sociales y políticas no solo se expresa en una conformación en el Parlamento, en la elección del Ejecutivo, sino que también en una ciudadanía empoderada de sus derechos. 

Lo que nos ha ocurrido es que la organización de los sectores sociales va en un ciclo que está más pausado que en otras ocasiones. Es decir, hay menos gente bregando por los cambios. Pero, por otro lado, tenemos un Parlamento que tiene una amplitud tremenda, no diría que de ideas políticas, sino que de liderazgos personales, lo que hace muy difícil la confluencia de los acuerdos. 

En ese contexto, la reforma política que se haga, tiene que considerar, que sin negar la diversidad de Chile -no se puede volver a un sistema binominal para decirlo bien en concreto- permita alianzas que sean un poco más amplias para poder sacar adelante los proyectos de ley. El desprestigio de la política y la desafección tiene mucho que ver con que no se da respuesta a las necesidades ciudadanas.  

-¿Hay alguna fórmula que le parezca mejor hoy día?
-Más que una ley, es un problema de adhesión a ideas políticas. Y lo que tenemos realmente es  que hay mucho dirigente político que está más centrado en su propia carrera personal más que en un proyecto para el país. Lo veo desde todos los sectores políticos, pero en particular lo veo muy manifiesto en la ultraderecha.

-¿Y eso en concreto, por ejemplo, es apostar por una cuestión de órdenes de partido? 
-Bueno, hay varias medidas. Todas estas fórmulas se pueden aplicar, el tema es el convencimiento de por qué estamos en política. Creo que es ahí donde está la dificultad principal. Por más que un partido disponga que se vote de una determinada manera, si un parlamentario no quiere, lo que va a hacer es quedar al margen de ese partido. Entonces, el punto es si estamos en política para seguir nuestros propios intereses personales o al servicio a un proyecto colectivo. 

Dentro de la fórmula de la reforma al sistema político se pueden implementar varias de las cosas que hay. Algunos hablan de las federaciones de partidos, otros de las cuotas por distrito, órdenes de partidos. Hay otras cosas que son adecuadas para un sistema democrático. Por ejemplo, hoy día los dirigentes gremiales y sindicales están imposibilitados de ser parlamentarios, y no le encuentro ningún sentido. Es suspender derechos ciudadanos a alguien que quiere representar, ya sea al mundo empresarial o al mundo de los trabajadores. 

-A propósito de personalismos hablemos de la arista ProCultura. ¿Qué nivel de afectación ve usted en el progresismo en general con estos nuevos antecedentes del Caso Convenios?
-Es una situación que genera un daño importante a la credibilidad en la política. Cuando se conocen casos como estos, a mí por lo menos me producen una sensación de impotencia muy grande, sobre todo si uno lo ve desde la perspectiva de que tanto en este caso, como en Democracia Viva, y en general el Caso Convenio, eran recursos que estaban destinados para los más vulnerables, entonces encuentro realmente que son profundamente reprochables.

Yo espero que la investigación llegue hasta las últimas consecuencias, lo peor que nos puede pasar es que quede el manto de duda sobre la política que quedó con Penta y SQM, porque al final aunque uno no tenga nada que ver igualmente le hacen daño a todos los que estamos en política. 

-¿Ve alguna afectación concreta, en su caso o en las candidaturas a la primaria? 
-En mi caso no veo ninguna afectación concreta porque no tengo que ver ni con estos casos, ni con los anteriores, Penta y SQM. Pero sin duda se hace daño igual, al proyecto, a la izquierda. Es parte del enojo que la gente tiene con los que están en política, y aunque uno no tenga nada que ver, igualmente me tengo que encontrar respondiendo preguntas siempre sobre estos temas.

De verdad espero que la justicia sea muy severa. Encuentro que la impunidad que se instaló en esos casos de financiamiento ilegal de la política hizo un daño inconmensurable. Y espero que en este caso, con estas causas, no se repita la misma historia. 

-También relacionado al daño sobre la credibilidad pública. ¿Como exministra del Trabajo, qué le parece la revelación de Contraloría respecto a los más de 25 mil funcionarios públicos que salieron del país con licencias fraudulentas? 
-Durante toda la gestión en la que estuve como ministra del Trabajo, realizamos tres negociaciones con la mesa del sector público. Hace algunos meses atrás, el 6 de diciembre del 2024, firmamos el último protocolo de reajuste salarial para el sector público, pero que además tenía un conjunto de otros compromisos. Entre esos, la instalación de una mesa por el ausentismo laboral, dado el alto número de licencias del sector público. 

Porque hay al menos dos problemas. Ahora se sabe que algunos habrían tomado licencias para salir del país, pero lo cierto es que además hay un alto número de licencias médicas. 

Me tocó, por otro lado, ver lo que pasaba en la Superintendencia de Seguridad Social, que es la segunda instancia, después de que una licencia médica está en el Compin. Es un organismo autónomo, pero por lo menos mis sugerencias a la superintendenta era que trataran de poder reducir los tiempos de espera en materia de resolución, dado que había más de 100.000 licencias en stock pendientes de resolver cuando entramos al gobierno. Con antigüedades que iban de meses hasta dos años. 

Hoy día nos enteramos de esta otra situación, no es para que la PDI se preocupe de revisar en las fronteras si alguien está con licencia médica o no, como algunos han propuesto, me parece que ese no es el camino. Pero claramente los sistemas informáticos debieran hacer esos cruces y esas alertas, para que esto se pueda derivar a los organismos pertinentes. 

Creo que quienes hicieron uso de estas licencias médicas para irse de vacaciones o de viaje deben ser sancionados severamente. Lo que no me parece es que se trate de meter a todos los funcionarios públicos en el mismo saco, como trata de hacer la derecha.

-¿Cómo abordarlo estructuralmente? 
-Bueno, eso es lo que está haciendo el Comité contra el Ausentismo, que ahora se conoce públicamente pero es algo que está desde diciembre del 2024, porque precisamente estaba la preocupación desde antes.

Hay varias medidas que se han ido revisando, por ejemplo, en torno al cumplimiento de metas en relación a números de ausencia. El problema de fondo que subyace en esta realidad es que enfermarse y ser cubierto por una licencia médica, implica un subsidio laboral es parte de la seguridad social y no debiera mal usarse, porque en definitiva lo que se hace es poner en cuestión un instrumento de la seguridad social que harta lucha costó para poder tenerlo. 

Esta medida que tomó ahora la Contraloría me imagino que va a producir un efecto inmediato en reducción de licencias, pero es bien complejo pensar que sea un jefe de servicio el que ande persiguiendo a los que están con licencia. Esto terminaría criminalizando el enfermarse, eso es lo que pasa cuando algunos abusan. Ponen en riesgo los derechos de los demás. De todas maneras creo que las sanciones deben ser ejemplificadoras.

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