Publicidad
Iglesias católicas de América Latina arremeten contra la minería “depredadora” Medioambiente

Iglesias católicas de América Latina arremeten contra la minería “depredadora”

Publicidad

Obispos de la región presentaron un documento pastoral que fija posición frente a la actividad minera. Además, aseguran que las llamadas “energías limpias” no representan una solución real y advierten sobre el aumento de conflictos y la expansión de zonas de sacrificio en América Latina.


Un contundente documento lanzó el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), en conjunto con la Red Iglesias y Minería, para fijar postura frente a la minería en América Latina.

Titulado “Orientaciones pastorales de las iglesias católicas frente a la minería”, el texto denuncia la expansión del “extractivismo depredador”, señalando con dureza el impacto de la minería sobre las comunidades y el medioambiente.

“Nos duele el clamor de las comunidades y de las demás criaturas heridas por el avance del extractivismo depredador, especialmente de la minería que devasta, contamina, secuestra el agua y restringe el acceso a los bienes comunes”, afirma el documento.

Crítica a la transición energética: “El agua vale más que el oro”

En sus más de 40 páginas, el documento cuestiona los fundamentos mismos del actual modelo económico y lo que denomina una economía “que no duda en explotar, descartar e incluso matar”. La minería actual —asegura— es promovida por empresas transnacionales y sostenida por Estados, leyes, técnicos y científicos “que promueven este floreciente negocio de muerte”.

Además, cuestiona los vínculos entre minería y conflictos armados: “No hay guerra sin armas, y no hay armas sin metales (…) ¿Dónde se extrae los minerales para la inmoral industria armamentista? ¿Cómo nuestros países cooperan a la carrera armamentista?”, interroga el texto, que también denuncia la relación entre minería y violencia: “Nos duele el luto por los numerosos líderes socioambientales que han sido asesinados, criminalizados, calumniados o forzados a huir”.

El texto recoge con claridad el grito de resistencia de las comunidades. “Los pueblos latinoamericanos claman: ‘¡El agua vale más que el oro!’, y la Iglesia respalda sus manifestaciones y reivindicaciones”, sostiene, y acusa directamente a empresas y gobiernos de disfrazar sus intereses con “garantías de sustentabilidad” que en realidad son “engaños” que encubren violaciones a los derechos humanos y de la naturaleza.

También alerta sobre la actual transición energética global, advirtiendo que bajo el discurso de las “energías limpias”, se esconde una nueva ola de extractivismo intensivo: “Las llamadas ‘energías limpias’, en realidad, requieren infraestructura y maquinarias gigantescas (…) que se fabrican con una ingente cantidad y variedad de minerales llamados ‘críticos’”.

Según el documento, esta transición podría implicar “multiplicar dramáticamente conflictos y violencias en las ‘zonas de sacrificio’ destinadas a sostener las economías dominantes”.

El rol de la iglesia

El documento también advierte sobre el papel de la iglesia frente a empresas y Estados. Aunque reconoce que a veces se le solicita mediar en conflictos socioambientales, advierte: “Muchos líderes eclesiales, informados de las verdades ocultadas por las empresas, comprenden que el rol de la Iglesia es advertir del engaño y las falsas promesas”.

Más aún, llama a evitar cualquier captura corporativa: “Las Iglesias locales no pueden dejarse ‘comprar’ a cambio de beneficios propios (…) deben verificar si el dinero que depositan en bancos o invierten en acciones o fondos de pensiones no está financiando la agresión violenta de la minería contra comunidades o territorios”.

Como ejemplo, el texto destaca que la Conferencia Episcopal de Austria ya decidió retirar sus inversiones en minería de oro.

Junto con las denuncias, el documento propone caminos: transición hacia una “minería esencial”, promoción del derecho de las comunidades a decir “no” a proyectos extractivos, y fortalecimiento de una nueva espiritualidad ecológica. También llama a reformar los seminarios para incluir formación en ecología integral y pueblos originarios.

“La defensa de los modos de vida y derechos al territorio de las comunidades (…) está en línea con la visión de la ‘Economía de Francisco’, que requiere una conversión del sistema consumista y de descarte”, añade, y convoca a vivir una “sobriedad feliz (…) capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo”.

El documento cierra con una cita al Papa Francisco en Bolivia: “Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos”. Y añade una exhortación directa: “Que el grito acallado de los ríos, de los bosques, de las montañas y de los mares inspire nuestra conversión ecológica”.

Consulta el documento completo

Inscríbete en el Newsletter Juego Limpio de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para informarte sobre los avances en materia de energía renovable en Chile y el mundo.

Publicidad