Publicidad
Jorge Gaju: “De 100 pesos invertidos en educación, 99 van a la superior y 1 a capacitar en oficios” PAÍS

Jorge Gaju: “De 100 pesos invertidos en educación, 99 van a la superior y 1 a capacitar en oficios”

Publicidad

Esta escandalosa desproporción desconoce a los casi 5 millones de adultos desescolarizados, que al no tener cuarto medio ven limitado el acceso a trabajos formales. También da cuenta de cómo el desempleo de los más pobres no es tema, sobre todo el de las mujeres.


-Trabajo, trabajo, trabaj… -y se cortaba la fugaz aparición del candidato independiente a diputado por San Antonio, Sergio Velasco, en la franja electoral de las elecciones de 2005. Han pasado 20 años desde entonces. Y, aunque el ingeniero civil Jorge Gaju (45) no es candidato a nada, repite con el mismo ímpetu que dio notoriedad al político Velasco su propio mantra: “Intermediación laboral, intermediación laboral, intermediación laboral”.

Como director ejecutivo de Emplea, fundación del Hogar de Cristo que trabaja por la activación laboral de las personas más vulnerables, estuvo en Hora de Conversar. En el programa que emite El Mostrador, habló de la precariedad del empleo en Chile. Y de la necesidad de dar trabajo a quienes hoy lo requieren con urgencia.

Así partió la entrevista:

-Todos escuchamos las cifras de desempleo actuales: están entre un 8 a un 9 por ciento. ¿Pero le tomamos el peso que eso equivale a más o menos 900 mil personas que están buscando activamente trabajo? Por otro lado, lo que esas cifras no muestran son el otro millón más de personas que están inactivas y podrían emplearse si tuvieran las oportunidades de hacerlo. Eso es lo que en las estadísticas de empleo se llaman los inactivos potencialmente activos. Dentro de este grupo, casi 600 mil son mujeres que están en edad, en situación y necesidad de trabajar, pero no tienen la posibilidad de hacerlo. La suma de ambos grupos es de casi dos millones de personas sin trabajo.

-¿Qué hace el Estado por activar, capacitar y ofrecer oportunidades laborales a ese millón de inactivos potencialmente activos?  

-Mira, las herramientas del Estado en esto existen en la forma de distintos programas de capacitación. El Ministerio del Trabajo tiene algunos planes y programas de empleo, pero son muy puntuales y escasos. Insuficientes, ciertamente. Este es un problema que no puede pensarse de manera aislada o individual, requiere abordarse con una estrategia global.

Y con aproximación de género, porque aquí sí que esa condición pesa. El 80 por ciento de las participantes de Emplea son mujeres. Lo mismo sucede con otra fundación vinculada al Hogar de Cristo, Fondo Esperanza, que entrega microcréditos, capacitación y redes de apoyo, bajo el formato de Banco Comunal, a microemprendedores. Ahí sucede lo mismo: la mayoría son mujeres.

Afirma Gaju: “El gran tema no es solo cómo formamos y capacitamos a esas mujeres, sino cómo se organiza el sistema de cuidado, para que ellas puedan realmente trabajar. No se saca nada con prepararlas para el trabajo, si después no van a poder integrarse al mundo del empleo. ¿Cómo damos flexibilidad a los regímenes laborales para que puedan incluirse efectivamente? Sabemos que muchas de ellas podrían trabajar, pero no en la jornada tradicional. En suma, se trata de abordar el problema desde muchas variables. Pero no se aborda así. Falta mucho para eso. Es más, hay algunas estrategias que van en sentido contrario.

-¿Cuáles, por ejemplo? 

-Ha faltado en las últimas reformas laborales incorporar medidas que refuercen la real igualdad de oportunidades. No se trata de darles a las mujeres más facilidades para que ellas estén al cuidado de sus hijos, como alargar el postnatal a las madres. Se deben entregar a los padres las mismas flexibilidades y posibilidades que a las mujeres para que ningún empleador sienta que es una desventaja contratar mujeres. El empleador debe ver al hombre y a la mujer exactamente igual para evitar que la balanza se incline negativamente hacia las mujeres.

El desempleo femenino en julio pasado llegó al 10,1% según el INE. Una cifra preocupantemente alta que se vincula a factores sociales, estructurales y culturales, como el rol de cuidadora, el encarecimiento de la contratación femenina o el cumplimiento de la doble jornada.

-Llama la atención que en un gobierno declaradamente feminista el empleo femenino haya ido bajando y no se reaccione en consecuencia… ¿Cómo ven el fenómeno desde Emplea?

-No hemos recuperado los niveles de empleo previos a la pandemia; ahí efectivamente hay una deuda con las mujeres. La tasa de desempleo que recoge a esas 900 mil personas de las que hablaba al comienzo en el caso de los hombres está 20 puntos por sobre la de las mujeres. Los últimos datos indican que alcanza un 68% para los hombres y un 48% para las mujeres. Los hombres recuperaron lo que habían perdido en pandemia; las mujeres no. Ambos, ellos y ellas, sufrieron un bajón enorme en la pandemia, pero a ellas les ha costado mucho más recuperarse.

Los cargos de entrada

Daniela es madre, jefa de hogar, lleva muchos años fuera del mercado laboral. Ella querría trabajar, podría hacerlo, pero carece de las herramientas y las oportunidades para lograrlo. Manuel es gerente de personas en una empresa que necesita formar personas que hagan instalaciones de fibra óptica. Ambos, Daniela y Manuel, se encontraron gracias a la intermediación laboral de Emplea.

Hoy Daniela tiene un empleo decente, según la definición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esto significa que aprendió una tarea técnica específica, hace un trabajo productivo que le genera un ingreso digno, protección social para ella y su familia, y oportunidades para su desarrollo personal e integración social. También incluye el derecho a expresarse, organizarse y participar en las decisiones que la afectan.

Un match perfecto. Eso es la intermediación laboral a la que se dedica Emplea.

-El perfil de nuestros participantes corresponde en un ochenta por ciento a mujeres. De ellas, la mayoría tiene enseñanza media incompleta. Esto refleja que trabajamos con el grupo más postergado del mundo laboral chileno. Un treinta por ciento son jóvenes y casi un veinte por ciento, personas mayores de 50 años. Muchos de ellos no han terminado el cuarto medio. Hay una estadística que está muy invisibilizada: hoy en Chile existen casi 5 millones de adultos desescolarizados. Que no terminaron su enseñanza. Y eso automáticamente restringe sus posibilidades de empleo -explica Jorge Gaju.

Esta es una realidad que limita de manera dramática el acceso a trabajos formales. O sea, decentes. Y a este grupo sin educación completa se agregan 1.3 millones de personas que viven bajo la línea de la pobreza, enfrentando barreras sociales, económicas y culturales que restringen su plena integración laboral.

Frente a estas cifras resulta escandaloso que Chile destine 2 mil millones de dólares anuales a financiar la educación superior y apenas 30 millones de dólares al año para la formación en oficios de personas adultas que buscan terminar su escolaridad, formarse en oficios e insertarse tras años de informalidad o trabajo no remunerado. Para ser aún más claros: de 100 pesos destinados a educación, 99 van a la formación universitaria y ¡apenas uno! a apoyar a este grupo vulnerable en su afán de completar estudios y capacitarse para el trabajo.

 Jorge Gaju habla del universo Emplea:

-Existen muchos trabajos en los que no se necesita tener una gran formación. Alguien que no tiene cuarto medio rendido no es alguien que necesariamente no esté preparado. Por el contrario, muchas veces cuenta con mucha experiencia, además de compromiso, responsabilidad, entusiasmo. No terminó sus estudios, porque tuvo que trabajar, hacerse cargo de responsabilidades y de otros. Nuestros participantes son gente muy buena para el trabajo, que necesita una oportunidad.

De eso, él y su equipo deben convencer a las empresas. Y las personas deben partir, como es natural, desde abajo. Explica:

-Quienes no han tenido una formación cuentan con menos herramientas y deben empezar su carrera laboral en cargos de entrada. Cuesta que las empresas les den importancia a los cargos de entrada y les dediquen tiempo, energía y esfuerzo a formar a esos trabajadores. Las empresas que han trabajado con nosotros se han llevado sorpresas extraordinarias, porque se puede conseguir mucha gente y gente muy buena para esos cargos. Más comprometida y que en todos los estudios y encuestas demuestra que se desempeña mucho mejor que los demás.

¿Disfraz de la cesantía?

Al inicio de la campaña presidencial, Emplea se unió a la conocida “universidad de los trabajadores”, Infocap, que es una obra social de la Compañía de Jesús, para convocar a los candidatos en carrera y hablarles de este tema: la precariedad del empleo. Y la necesidad de capacitar a los que necesitan trabajo decente. Ahí les presentaron 6 propuestas. Una de las cuales tiene que ver con fortalecer el registro especial de organismos técnicos de capacitación.

-¿Qué es eso y por qué ayudaría?

-En el esquema de capacitaciones que ofrece el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, el SENCE, hay un grupo de organismos que cumplen ciertas condiciones, como Infocap y Emplea, que entregan formación presencial, en sedes físicas, con instalaciones, equipamiento, con talleres, que preparan a personas que lo buscan en oficios muy concretos y necesarios. Hoy, ya lo vimos, existe una inversión enorme en la educación profesional universitaria, pero en este país necesitamos buenos técnicos y capacitar en oficios. Los programas de formación para el Trabajo de SENCE reciben menos de 30 millones de dólares anuales y alcanzan apenas a 24 mil personas, dejando en evidencia la baja prioridad de este tema en la agenda pública. Hay que apostar por la capacitación en oficios y fortalecer a los organismos que hacemos profesionalmente esa tarea. Eso implica darle estabilidad al sistema y reglas claras.

Jorge Gaju afirma que “tenemos una deuda con un millón 900 mil personas que podrían estar trabajando y no lo están porque no se les han dado las herramientas que necesitan. La intermediación funciona. Cuando podemos conectar a una persona que quiere trabajar y la preparamos para que haga de manera excelente la tarea que la empresa necesita, el match es perfecto”.

Emplea sale a buscar a las personas, las convoca, las selecciona y luego se las pasa a la empresa que requiere de trabajadores, sin abandonarlas, acompañándolas en su primera experiencia laboral. “Esto último facilita mucho las cosas y las personas despegan”.

-Tengo la impresión de que el manido concepto emprendimiento en Chile es el disfraz de la cesantía, sobre todo en el caso de las mujeres. Está lleno de mujeres emprendedoras que pegan uñas plásticas, depilan las cejas o hacen queques. Eso no sustenta una economía ni es trabajo decente. ¿Qué piensas del tema? 

-Entiendo tu preocupación. Es algo que a nosotros nos toca mucho ver. Cuando alguien no se puede emplear formalmente, la alternativa para generar algún ingreso es esa, el micro emprendimiento. No hay otra. La startup exitosa que quiere convertirse en un unicornio no se da acá en este grupo. Acá son emprendimientos de subsistencia. ¿Por qué? Porque las condiciones del mercado son rígidas. Las personas no encuentran oportunidades, no tiene sus documentos regularizados, y deben trabajar en algo porque deben alimentar a sus hijos, pagar el arriendo, mantener la casa. Nosotros debemos trabajar para que ese emprendimiento sea lo mejor posible. Ahí apoyamos con educación financiera o enseñando a difundir lo que producen en redes sociales… Muchas veces no es el camino que uno desearía, pero es el camino que tienen las personas. Y esto se explica, porque la generación de empleo ha sido muy débil.

-¿Qué ha hecho en concreto el gobierno con programas de empleo femenino en los sectores más vulnerables?

-Me puedo equivocar, pero no recuerdo ningún programa en ese sentido. Hemos visto algunos subsidios para el empleo joven para el empleo mayor. Uno que otro programa que apunta a apoyar a mujeres. Hoy tenemos un trabajo específico con el FOSIS para apoyar unas mujeres para que luego se inserten en capacitación en programación. Son ejercicios pilotos, así se han definido, pero iniciativas sólidas que apunten a soluciones estructurales no tengo ninguna en la cabeza. Nada que mencionar.

-Ustedes también apoyan a migrantes, a poblaciones en tránsito, como las llaman. Esa población hoy día despierta mucha animadversión, evidente xenofobia. ¿Cómo manejan ese tema?  

-Nosotros podemos dar fe de que los participantes de Emplea que son migrantes, solicitantes de asilo o refugiados, es gente que necesita trabajar, que tiene las mejores intenciones y que es de la mejor calidad humana. Esas personas aportan al país. Y lo que necesitan es precisamente poder regularizar su documentación para hacerlo de la mejor manera. Una persona que se regulariza y tiene un trabajo formal no solo deja de depender de los servicios y la asistencia del Estado, sino que paga impuestos, cotiza, se convierte en un aporte económico y productivo. Lo que más necesitamos es que esa gente pueda trabajar normalmente, porque lo hace muy bien. Nosotros somos testigos de eso.

Publicidad