
Politica exterior de Jara: ni fu ni fa y evita aludir a Cuba y Venezuela
La candidata oficialista presentó diez medidas de política exterior en su anexo programático, las que –según analistas– mantienen una línea de continuidad con el Gobierno, refuerzan el enfoque regional y defensa democrática, pero sin mayor caracterización sobre la actual crisis del multilateralismo.
Luego de ganar las primarias oficialistas, el programa presidencial de la candidata de la centroizquierda, Jeannette Jara, ha sido foco de controversia incluso al interior de la propia coalición. Por lo mismo, la publicación del anexo programático, durante este fin de semana, generó gran expectativa a propósito de algunos temas más comentados, como el respaldo al proyecto sobre aborto legal y el ingreso vital de $750 mil.
Pero otra materia pendiente en el documento inicialmente publicado en la página del Servel era la relativo a las propuestas en política internacional, lo que fue advertido hace algunas semanas por el senador José Miguel Insulza (PS), quien calificó como “lamentable” que no estuviera considerado desde un principio.
El tema finalmente fue integrado en el complemento programático dado a conocer este domingo y contiene diez medidas específicas respecto a relaciones internacionales.
Cabe mencionar que parte de las preocupaciones de Insulza y otros personeros del sector apuntaban al tono de Jara respecto a la situación política de Cuba y Venezuela, y la posición de Chile versus las definiciones del Partido Comunista en la materia.
No obstante, ha sido la propia candidata quien ha salido a calificar al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura y, frente a la situación de Cuba, afirmó que “claramente no es una democracia”.
Programa de continuidad
Analistas coinciden en que gran parte de las propuestas en materia de relaciones internacionales responden a principios de continuidad con la línea del actual Gobierno y lo que ha sido históricamente la tradición en política exterior de Chile.
El respeto del derecho internacional, la defensa de la democracia, la igualdad de género y los derechos humanos, el compromiso con el multilateralismo, entre otros temas, son parte de los principios descritos en el documento como ejes rectores de la diplomacia nacional.
“Es una política exterior de continuidad, donde tal vez lo que varía es el orden de los factores y algunos temas que han cobrado fuerza en los últimos años. Pero es interesante ver que se coloca primero el entorno vecinal y después se va al paravecinal dentro de la región, ese orden puede ser un poco distinto”, señaló el académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile Gilberto Aranda, a propósito de que la primera medida apunta a maximizar las oportunidades de cooperación con los países colindantes.
Por otro lado, Guido Larson, analista y docente de la Facultad de Gobierno UDD, si bien comparte la línea de continuidad del programa, advirtió sobre algunas medidas de difícil ejecución o que requerirían mayor detalle para evaluar su viabilidad.
“Lo primero obviamente es el tema del corredor bioceánico, que es una discusión eterna, llevamos décadas en torno a eso. Y esa cuestión requiere enorme coordinación y evaluación geopolítica por parte de los países supuestamente participantes, particularmente Argentina o Brasil”, señaló.
El experto también se refirió a la propuesta que busca agilizar “los controles en los pasos fronterizos para asegurar una mayor fluidez al comercio y el turismo”, lo que –a su juicio– se torna particularmente complejo en un contexto donde eso debe equilibrarse con seguridad y con exigencias respecto del tráfico ilegal. “Entonces ahí potencialmente abre un flanco de crítica política”, agregó.
En esa línea, Larson indicó que, si bien hay algunas medidas que parecen factibles, como la idea de fortalecer la Cancillería o ampliar la cooperación sur-sur, existen otras que son más bien asuntos aspiracionales. “No basta simplemente con declarar lo que quiero hacer, sino que cabe reflexionar sobre cómo, cuáles son los medios que me permitirán hacer eso. Y ahí inevitablemente viene la evaluación en torno al poder que tiene Chile, que es muy limitado”, sentenció.
Cuba y Venezuela sin mención
Otra de las medidas en materia de política exterior detalladas en el programa explicita el “apoyo a la democracia en la región”. “Apoyaremos las misiones de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos; promoveremos el fortalecimiento y actualización tanto de la Carta Democrática Interamericana como del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas”, puntualiza el texto.
Al respecto, el analista Gilberto Aranda destacó que no hay mención a los llamados “autoritarismos regionales”, lo que puede derivar en varias lecturas.
“Una es que se está hablando de principios generales, que es una posibilidad, pero también que se evitó entrar en discordancia con un sector particularmente del partido de Jara, que tiene una mirada muy distinta de Nicaragua, Venezuela y Cuba”, sostuvo.
En ese sentido, Aranda agregó que la candidata ha sido muy clarificadora desde hace mucho tiempo con el caso de Venezuela y con lo de Cuba ha tenido una transformación a tiempo. No obstante, “si tú dices al principio que los derechos humanos los vamos a promover, pero al mismo tiempo hay ciertas dictaduras que practican la violación sistemática y no se les condena, sería tener un espacio para contradicciones. Entonces mejor soslayar y se evita un problema que de alguna manera expone la diferencia al interior de la plataforma de la candidata”, añadió.
“Chile tiene que aprender a navegar en aguas impredecibles”
Para el cientista político y exsubsecretario de Defensa Gabriel Gaspar, el contexto electoral en Chile se inserta en un complejo escenario global donde el principal tema es “el peligro de la paz mundial”.
En esa línea, el analista apuntó a la necesidad de dejar atrás el “utopismo estratégico”, ya que nos encontramos en un momento post Guerra Fría, donde –señala– lo relevante son los problemas reales que tenemos hoy día, como lo que está sucediendo en Gaza, y no los “fantasmas” de 40 años atrás.
“Lo que habría que tomar en cuenta es que se está viviendo un momento distinto. No puede ser de continuidad con el de Boric (la política exterior de Jara), porque vivimos otro momento histórico internacional. Y si te preguntas cuál es ese momento, dirías que es un momento donde la paz del mundo está en peligro. Y ese es el tema central, porque algunas potencias están usando la fuerza para resolver sus posiciones o sus creencias”, advirtió.
Al respecto, Gaspar reiteró que la preocupación generada por el multilateralismo amerita un contenido más preciso y en eso debería consistir “la conducción del Gobierno”, donde en términos programáticos se requiere ser más “explícitos en caracterizar el momento que estamos viviendo”.
Aranda también se suma a esta preocupación y afirma que “Chile tiene que aprender a navegar en aguas que siempre fueron impredecibles, pero ahora lo son más que nunca”.
Por lo que parte de los desafíos en materia internacional es “aprender a insertarse en un mundo cada vez más complejo, donde hay distintos predominios”. “Yo creo que eso se insinúa en la parte del multilateralismo, pero el país tiene que promoverlo en un mundo muy compartimentado, de mucha fragmentación”, agregó el académico de la U. de Chile.
Inscríbete en el Newsletter +Política de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para informado/a con noticias precisas, seguimiento detallado de políticas públicas y entrevistas con personajes que influyen.