
El voto incierto: expertos advierten que las encuestas subestiman a los indecisos
“Las encuestas más comentadas simplifican una zona gris del electorado, que puede ser decisiva”, dice el investigador de la UAI Ricardo González, a propósito del bajo porcentaje de indecisos que arrojan los sondeos, ilusión que representaría un riesgo para la competencia electoral.
El próximo sábado 1 de noviembre comienza la llamada veda electoral, periodo en el que no podrán divulgarse nuevas encuestas indicando las preferencias presidenciales. Silencio obligado para las mediciones, en un contexto de incertidumbre respecto al real porcentaje de electores que aún no han definido por quién votar.
La falta de claridad sobre el número de indecisos ha sido materia de debates entre analistas y expertos en encuestas, debido a que en las últimas semanas los sondeos más comentados han arrojado que el porcentaje de consultados que aún no tiene claridad sobre su voto no supera el 10%.
De hecho, las últimas tres encuestas de octubre de Plaza Pública, que realiza Cadem, muestran solo un 9% de las preferencias para la opción “no votaría, o no sabe, no responde”. Cifras que refuerzan la tesis de un escenario sin mayores variaciones para el próximo 16 de noviembre.
Sin embargo, el bajo número de indecisos que presentan los sondeos no se condice con el hecho de que existe un segmento de la población sobre el cual no se tienen mayores certezas, al tratarse de las primeras elecciones presidenciales con voto obligatorio desde que se repuso la legislación en 2022. Por lo que dar por zanjado que la mayoría de los electores ya tiene definido su voto, representa algunas advertencias para la opinión pública.
Así lo describe el director del Laboratorio de Encuestas y Análisis Social de la UAI, Ricardo González, quien señala que el principal riesgo es que esa ilusión de certeza distorsione cómo entendemos la competencia electoral.
“Si se cree que los indecisos casi no existen, las campañas dejan de hablarle al electorado amplio y se concentran en atacar al rival, lo que refuerza la polarización. Además, el público termina percibiendo que la elección ya está definida, lo que reduce el interés y la deliberación. En realidad, la duda y la decisión tardía son parte normal del proceso electoral, ignorarlas empobrece tanto el análisis como la calidad del debate democrático”, dice.
“Es probable que entre un cuarto y un tercio del electorado esté aún indeciso”
En esa línea, son varios los factores a considerar a la hora de analizar metodológicamente las encuestas, para entender por qué presentan un porcentaje menor de indecisos y los riesgos asociados a estas cifras.
El académico de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI advierte que los sondeos telefónicos y web tienen bajas tasas de respuesta, donde algunas no superan el 10%. Por lo mismo, tienden a ser respondidas por personas más politizadas y con mayor decisión, y dejando fuera a grupos más desafectados. A lo que se suma la formulación de preguntas que fuerzan la toma de posición por parte de los encuestados, por ejemplo, “si la elección fuera este domingo, ¿por quién votaría?”.
El experto agrega que otro de los factores que influye es “el momento en que se realiza la medición y el contexto político del periodo. Las preferencias electorales son dinámicas, y una encuesta aplicada semanas antes de una elección puede reflejar un estado distinto al del electorado el día de la votación”.
“Importa, además, cómo se comunican los resultados: cuando se presentan sin aclarar márgenes de error o tasas de no respuesta, se instala la idea de certeza estadística donde solo hay estimaciones sujetas a variación. En otras palabras, no solo importan los instrumentos y su diseño, sino también cuándo se aplican y cómo se interpretan públicamente”, enfatiza.
Asimismo, Ricardo González afirma que la evidencia muestra que una proporción importante del electorado define su voto en la recta final.
“La encuesta presencial que realizamos en LEAS-UAI, en el marco del proyecto internacional Comparative National Elections Project (CNEP) –que logra captar mejor a quienes votan, porque la tasa de respuesta es cinco veces superior a la de las encuestas telefónicas y diez veces superior a la de los sondeos online–, indica que, en la elección presidencial de 2021, cerca de un tercio de los votantes decidió en el último mes y, dentro de ese grupo, la mitad lo hizo durante la última semana. Algo similar se observó en 2017 según la información recogida en el mismo proyecto”, indicó.
Lo anterior, sugiere que la decisión electoral es mucho menos estática de lo que muchas encuestas hacen parecer, por lo que la duda y la deliberación de último minuto son parte normal del proceso democrático. “Dicho esto, y considerando que estamos a poco menos de un mes de la primera vuelta presidencial de 2025, es probable que entre un cuarto y un tercio del electorado esté aún indeciso”, señaló el investigador.
Zona gris del electorado
De los casi 15,8 millones de personas habilitadas para sufragar este 2025, analistas apuntan a que cerca de 5 millones llegarán a las urnas por obligación, por lo que será un segmento clave a la hora de definir los resultados de la elección. Este segmento del padrón ha sido caracterizado como un votante despolitizado e indiferente a la contingencia.
“Por lo mismo, clausurar la conversación y decir que ya no hay más stock de indecisos, creo que es un intento de manipular la realidad, o reducir categorías complejas a una lógica binaria. Yo creo que eso le hace mal a la política”, dijo en el programa Empieza x acá de El Mostrador, el director del Centro Democracia y Opinión Pública UCEN, Marco Moreno.
En ese sentido, el académico agregó que es clave “describir bien cuál es la intensidad de convicción de las personas indecisas”, lo que resulta relevante en este contexto. “La geografía del voto cambió, pero estamos analizando electoralmente con categorías del voto voluntario un escenario de voto obligatorio”, advirtió.
“Las encuestas que muestran certezas absolutas probablemente no están midiendo la duda, sino que la están modelando, que es distinto”, añadió.
Asimismo, Ricardo González de la UAI, apunta a que los “indecisos no desaparecen porque hayan tomado una decisión, sino porque ese grupo tiende a no responder encuestas telefónicas o web, o fueron mal clasificados por una pregunta que no permite medir la indecisión adecuadamente. De este modo, las encuestas más comentadas simplifican una zona gris del electorado, que puede ser decisiva en la recta final”.
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