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El fantasma de la incompetencia que ronda al Ministerio de Defensa

Según fuentes de la Cancillería, la idea de dar orientación estratégica a un Chile de “estatura internacional acrecentada” y “un horizonte estratégico que incluye desafíos transnacionales” ya es de por sí un acto irresponsablemente presuntuoso en el entorno vecinal. Y peor aún, es someter a análisis parlamentario ese texto, porque de ahí, “ya nadie controla lo que puede resultar”, opinan en el Minrel.


No le ha ido bien al ministro Andrés Allamand con su documento Estrategia Nacional de la Seguridad y la Defensa que el gobierno, en una actitud calificada de sorpresiva e incomprensible por los expertos y analistas del sector, acaba de enviar en consulta al Senado de la República. El documento, que ya va en su quinta versión, luego de más de dos años de un trabajo bastante infructuoso por parte de la Subsecretaría de Defensa, todavía es considerado en su versión actual por la mayoría de quienes lo han leído, un texto conceptualmente abstruso y lleno de imprecisiones, que traerá más problemas que explicaciones y soluciones coherentes para el país.

Las razones que habría tenido el ministro Allamand para saltarse todo filtro previo en La Moneda y convencer directamente al Presidente de la República de la utilidad de consultar el documento con el Senado, tendría más de ansia electoral que de genuina preocupación por el tema, aseguran fuentes cercanas a Defensa. De otra manera, no hubiera omitido las advertencias y luces rojas de algunos de sus asesores, que ya han rechazado cuatro versiones anteriores, además de las aprehensiones de los asesores y ministerios políticos de La Moneda quienes ven con preocupación que se abra un nuevo foco de acusaciones de incompetencia gubernamental, sin razón alguna. La necesidad de estar en la agenda política-electoral le estaría pasando la cuenta al ministro, el que ahora debe buscar la forma de salir bien parado del tema.

Según parlamentarios y expertos con acceso al texto ello no le resultará fácil. Además de los problemas que el documento le crea al Ministerio de Relaciones Exteriores —calificado de reservado en su trámite de consulta—, genera una visión militarizada de la seguridad, perfila instituciones de consulta iguales o similares al Consejo Superior de Seguridad Nacional —Consusena— ya superadas; permite una invasión de campos de competencia civil por parte de las Fuerzas Armadas, da una idea distorsionada del papel de Chile en su entorno geográfico y, lo peor, es que todo ello lo hace con una pretendida estrategia, que es un nivel operacional y no una definición doctrinaria, lo que implica un error de fondo.

De acuerdo a fuentes de la Cancillería, la idea de dar orientación estratégica a un Chile de “estatura internacional acrecentada” y “un horizonte estratégico que incluye desafíos transnacionales” ya es de por sí un acto irresponsablemente presuntuoso en el entorno vecinal. Y peor aún, es someter a análisis parlamentario ese texto, porque de ahí, “ya nadie controla lo que puede resultar”, opinan en el Minrel.

El espectro de adherentes al documento es de variada procedencia doctrinaria, como Francisco Vidal y Gabriel Gaspar, ambos pertenecientes a la Fundación Chile 21. Es ese apoyo transversal, más las buenas relaciones con el actual Presidente del Senado, lo que habrían determinado al ministro Allamand a usar sus vínculos personales con el primer mandatario y poner el tema de manera vistosa en la agenda.

Sin embargo, tanto en el oficialismo como en ámbitos militares de la Defensa, a excepción del Ejército, el tema de la estrategia nacional nunca ha sido bien visto. Piensan que el actual subsecretario de Defensa, Oscar Izurieta, encargado de sacar adelante el tema, solamente ha hecho énfasis en lo que preocupa a esta rama castrense, e incluso llegó a presentar la tercera versión del documento en la Universidad de Cranfield, Inglaterra, durante una visita oficial y antes de consultarlo en Chile.

Hay quienes opinan que el ministro debiera dejar morir de inanición la consulta reservada, mientras que otros dicen que debe darle muerte súbita expresa a fin de evitar males mayores. En el gabinete ministerial apuestan a que con la ayuda de los amigos propios y transversales y, como se trata de un tema de Estado, tal vez un debate sigiloso permita una cirugía estética que lo deje relativamente presentable.

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