

Trump es el nuevo rey de las criptomonedas
Donald Trump ganó miles de millones con la salida a bolsa en Nasdaq de su firma cripto. Con sus hijos al mando y políticas favorables, críticos alertan de un cruce peligroso entre poder presidencial y beneficio personal.
Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su familia se están embolsando miles de millones de dólares gracias a sus inversiones en criptomonedas, aprovechando un mercado poco regulado que él mismo ha moldeado activamente.
Desde las monedas meme hasta las monedas estables —monedas digitales diseñadas para mantener un valor fijo—, la ganancia financiera se estima en más de 5.000 millones de dólares (4.250 millones de euros) sobre el papel, lo que ha suscitado acusaciones de especulación sin precedentes por parte de un presidente en ejercicio.
Dos empresas impulsan los beneficios criptográficos de la familia Trump: World Liberty Financial (WLF), una plataforma financiera descentralizada que permite a los usuarios con tokens $WLFI ayudar a configurar las normas de préstamo de la plataforma, y American Bitcoin Corp. (ABTC), una empresa minera de bitcoins que cotiza en el Nasdaq.
WLF ha ganado millones con la venta de tokens $WLFI vinculados al nombre de Trump, mientras que ABTC, respaldada por sus hijos, posee importantes activos en bitcoins y vio cómo sus acciones subían un 110 % en su debut, antes de cerrar un 16,5 % por encima del precio de apertura de 6,90 dólares.
Según la agencia de noticias Reuters, una entidad empresarial de Trump posee el 60 % de WLF y tiene derecho al 75 % de los ingresos por la venta de monedas.
Preocupación por la influencia y el acceso
Los críticos creen que la doble función del presidente republicano como beneficiario de las criptomonedas y responsable político socava la confianza pública y difumina la línea entre la gobernanza y el enriquecimiento personal.
Ross Delston, abogado independiente estadounidense y perito, cree que las empresas de criptomonedas podrían ofrecer a actores sin escrúpulos la oportunidad de comprar influencia con Trump simplemente invirtiendo en sus monedas digitales.
“Se trata de una nueva vía que permite al presidente obtener dinero de cualquier persona, incluidos individuos y Estados extranjeros que estarían prohibidos por las leyes electorales estadounidenses, o personas condenadas por un delito o bajo investigación”, explicó Delston a DW.
Aunque Trump y sus hijos tienen prohibido vender sus propios tokens en WLF por ahora, es casi seguro que obtendrán grandes beneficios a medio plazo. Sin embargo, la Casa Blanca insiste en que no hay conflictos de intereses.
Los reguladores dan un paso atrás, los críticos exigen medidas
Mientras tanto, los reguladores federales estadounidenses han adoptado un enfoque marcadamente pasivo en lo que respecta a la supervisión de las criptomonedas, debido en gran medida a una amplia orden ejecutiva emitida en enero que desmanteló muchas de las barreras de la era Biden y las sustituyó por un marco diseñado para promover la innovación y acelerar la adopción de las criptomonedas.
Washington ha eliminado algunas normas confusas sobre cómo las empresas de criptomonedas deben informar de sus finanzas, lo que dificultaba a las empresas mostrar los activos criptográficos en sus balances o trabajar con los bancos. Al eliminarlas, la administración está facilitando el funcionamiento y el crecimiento de las empresas de criptomonedas.
Antes, la SEC era muy estricta, especialmente bajo su antiguo líder, Gary Gensler. Inició muchas investigaciones y demandas contra empresas de criptomonedas. Esas acciones se han detenido en su mayoría bajo Trump 2.0.
Mientras que el enfoque de Biden se basaba más en la precaución y el control, el de Trump fue descrito por un experto del sector como “criptocapitalismo con esteroides”. Aunque el sector de las criptomonedas está en auge, las últimas políticas estadounidenses plantean serias dudas sobre la ética, la transparencia y la estabilidad a largo plazo.
“Quizás esto sea solo un paso más que ha dado esta administración para combinar el cargo público con el beneficio privado”, declaró Richard Briffault, profesor de la Facultad de Derecho de Columbia, a DW. “Esto incluye tomar decisiones normativas, pero también utilizar el prestigio de la Casa Blanca y la presidencia para promover la fortuna de la familia Trump”, resumió.
La purga de funcionarios despierta la alarma
También se han intensificado las preocupaciones sobre la lealtad política dentro de las agencias federales, y los críticos señalan una tendencia creciente a destituir a funcionarios de carrera que se consideran incompatibles con la agenda de la administración Trump.
Entre ellos, se encuentran la gobernadora de la Reserva Federal Lisa Cook, la directora de los CDC Susan Monarez, el regulador ferroviario Robert Primus y, sobre todo, Erika McEntarfer, directora de la Oficina de Estadísticas Laborales.
“La administración no ha tenido ningún reparo en despedir a personas, incluidos funcionarios públicos corrientes, que solo están haciendo su trabajo, si no están en sintonía con la administración en lo político”, afirmó Briffault. “No hay mayor señal que el despido de la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales. Si están dispuestos a hacer eso, están dispuestos a despedir a cualquiera”.
Este clima de miedo y represalias ha hecho que los reguladores sean cada vez más cautelosos a la hora de cuestionar las iniciativas de Trump en materia de criptomonedas, incluso cuando surgen preocupaciones éticas.
Los legisladores estadounidenses están presionando al Congreso para que restablezca una supervisión más estricta y refuerce el control sobre las últimas políticas en materia de criptomonedas. Piden normas más claras sobre las monedas digitales, más transparencia por parte de empresas como WLF y límites a los funcionarios que poseen criptomonedas. Los críticos advierten de que la configuración actual beneficia a quienes tienen información privilegiada y pone en riesgo a los usuarios comunes.
“El resultado más probable es un enorme aumento de los procesos penales, las medidas de aplicación de la normativa y la perturbación económica tras esta presidencia”, advirtió Delston.
Texto de Nik Martin, DW