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Fuentes de Soda y su aporte a la gastronomía nacional Gastronomía

Fuentes de Soda y su aporte a la gastronomía nacional

En las cercanías del metro Baquedano se encuentra la mayor concentración de estos locales de todo Chile, convirtiéndose ya en parte del paisaje urbano.


En 1930 se instaló la primera fuente de soda en el sector Plaza Italia – Alameda y alrededor de ella comenzaron a aparecer negocios similares que se transformaron en tradición para los vecinos y transeúntes. 

Paulistano, Baquedano, La Terraza, El Tejado, Blasco, la Antigua Fuente, entre otras, se han transformado en bastiones de una parte de la gastronomía chilena que a menudo pasa desapercibida, pero que está resurgiendo en el barrio.

Francisca Fernández, dueña de Blasco, cuenta que fue en las fuentes de soda donde se “adaptaron a nuestro país preparaciones que venían de otros países. Por ejemplo, los completos, como los comemos en Chile, nacieron acá, como una mezcla de lo que se comía en Alemania y en Estados Unidos”.

Y así fueron apareciendo nuevas ofertas para el público, como los italianos y una variedad de coctelería que “no se encuentra en otro tipo de locales, como el fernet con manzanilla, la malta con huevo o el borgoña”.

Aunque en algunos de estos locales se siguen preparando platos tradicionales como la cazuela y los porotos granados, los sándwiches siguen siendo los favoritos del público. Entre ellos destaca el lomito de la Antigua Fuente, cuyo secreto es “que se cocina en su propio jugo, por lo que la carne se mantiene blanda y muy sabrosa, distinto a lo que pasa en la mayoría de los lugares en que el lomito se hace a la plancha”, explica su dueño Carlos Siri.

¿Pero qué explica el auge y posterior concentración de las fuentes de soda en la zona central de la ciudad? 

 “Al ser un local para personas que pasan a comer y se van, la barra pasó a ser más importante que las mesas, lo que hizo que este fuera un negocio más fácil de montar”, cuenta Carlos Siri, quien ha seguido con el negocio que comenzó su familia hace 60 años.

“Detrás de esto hay siempre el esfuerzo de una familia con cultura emprendedora –agrega Fernández– Una de las particularidades de las fuentes de soda es que siempre vas a ver al dueño, o la dueña, trabajando en el local”.

Es ese espíritu emprendedor el que, según los locatarios, ha permitido superar los duros años del estallido social y la pandemia, que afectaron fuertemente a todo el comercio en el sector. Según Francisca Fernández, “ha sido un resurgir difícil, pero estamos saliendo adelante. Se está viendo la reactivación y se nota en las ventas que nuestros parroquianos volvieron”.

Además del aporte culinario, las fuentes de soda han aportado al sentido de pertenencia de los barrios. “Acá llegaban primero las parejas de pololos, luego se casaban y venían luego con sus hijos y esos niños ahora traen a sus pequeños. Somos un punto de encuentro”, sostiene Siri.

Del centro a cadena

Desde que en 1952 se inauguró su legendario local de Agustinas 1016 -con sus clásicos y reconocidos jugos naturales, vitaminas, completos, hamburguesas y sándwiches- Dominó ha sabido innovar y adaptarse a los nuevos tiempos.

El tradicional local de comida rápida incluye ahora opciones plant-based y una alternativa alta en proteína que se suman a las 14 variedades de sus completos con su sabor único gracias a su salchicha de receta exclusiva y su icónica mayo.

Pero los nuevos tiempos incluyen el desarrollo de la App Club Dominó que permite, por ejemplo, realizar todo el proceso de compra directo en el celular sentado en la mesa de cualquier local, desde pedir los productos hasta pagar la cuenta haciendo así más cómodo y rápido el proceso.

Además de la rapidez, ahorro de tiempo, comodidad y conveniencia, la app entrega múltiples beneficios como regalo de bienvenida, descuentos exclusivos todos los días, completo gratis el día del cumpleaños, promociones Impacto Flash exclusivas para los socios del club, y descuentos dirigidos según cada cliente.

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