Hace pocos días se informaron más de 66 casos de gastroenteritis en las regiones de Valparaíso y Metropolitana, en los cuales se aisló Salmonella. Gracias a la investigación epidemiológica, se logró determinar que los pacientes tenían como antecedente en común el consumo de queso de cabra obtenido desde un vendedor ambulante.
Los eventos de transmisión de enfermedades alimentarias, como los observados en este contexto, destacan la importancia de implementar medidas de bioseguridad y buenas prácticas en las explotaciones familiares dedicadas a la producción artesanal de alimentos.
En Chile, estas últimas siguen cumpliendo un rol en la oferta de productos agrícolas, sin embargo, la falta de formalización sanitaria y la escasa implementación de sistemas de aseguramiento de inocuidad, representan riesgos sustanciales para la salud pública.
Por lo mismo, es esencial abogar por la adopción de buenas prácticas productivas y de manufactura, conforme a las normativas nacionales del Ministerio de Salud. Este proceso sigue siendo un desafío, dado principalmente a la desconexión entre las recomendaciones sanitarias y el contexto, y realidad de los riesgos que enfrentan los pequeños productores.
Asimismo, es fundamental sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la inocuidad alimentaria y fomentar la adopción de prácticas adecuadas desde la producción hasta el consumo. Lo mencionado es fundamental, ya que la falta de bioseguridad no solo plantea riesgos para la salud de los consumidores, sino que también limita las oportunidades comerciales de la agricultura familiar campesina.
—