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Prístino: la nueva apuesta de cocina chilena de Claudio Úbeda abre sus puertas en Alonso de Córdova Gastronomía

Prístino: la nueva apuesta de cocina chilena de Claudio Úbeda abre sus puertas en Alonso de Córdova

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País, Revista Jengibre y Braga.
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El talentoso chef chileno Claudio Úbeda, conocido por su trabajo en Malakita y su enfoque en la cocina chilena de autor, ya abrió su nuevo proyecto: Prístino. Este restaurante, ubicado en el polo gastronómico de Alonso de Córdova, busca ofrecer una experiencia de “comfort food de mantel largo”.


La escena gastronómica nacional suma una nueva propuesta que podría transformarse en una de las mejores aperturas de este año. Se trata de Prístino, el nuevo restaurante del reconocido chef Claudio Úbeda, que abrió sus puertas en pleno polo gastronómico de Alonso de Córdova.
¿La novedad? Un lugar del tipo “comfort food de mantel largo”, que realza la cocina chilena con sabor y técnica, en medio de una zona con algunos de los restaurantes más reconocidos de Santiago. Ideal para compartir en familia o amigos, tener reuniones de trabajo o simplemente disfrutar.

“Éste es un concepto de de mantel largo no restrictivo, porque generalmente los restaurantes de mantel largo son para algunas personas y aquí no queremos que sea así. Queremos que sea una comida sabrosa, rica, que abrace, pero a la vez que esté bien presentada, con lindas copas, que las personas que atienden quieran que todos estén sentados en nuestro comedor”, detalla.

Pierna de pato asada al orno de carbón con puré de manzana a la naranja y vegetales confitados.

Por ahora, el restaurante opera en horario de almuerzo, ya que aún está a la espera de la patente de alcoholes, la que debería salir muy, muy pronto. Ahí abrirán también en la noche, completando una oferta gastronómica pensada para una experiencia completa, donde los sabores de siempre se presentan bajo una mirada contemporánea.

Un homenaje a nuestras raíces

Prístino no busca reinventar la cocina chilena desde cero, sino reconectarla con sus raíces más profundas, entendiendo que en la sencillez de los porotos con rienda, en el aroma de un caldillo o la conexión con el mar y el campo, está nuestra historia que merece ser contada con respeto y belleza.

La propuesta de Úbeda rescata esa tradición y la lleva al siguiente nivel, con ingredientes locales de calidad, técnicas refinadas y una presentación cuidada, sin perder el espíritu cálido y hogareño que define a la gastronomía nacional.

Malaya de cerdo servida en crema de porotos con riendas, chorizo crujiente y cebollitas en escabecha.

Por eso, el restaurante toma su nombre de la idea de lo puro, lo limpio, lo original. Prístino remite al origen, a lo esencial, y esa filosofía se refleja tanto en su carta como en un atmósfera acogedora, cómoda y sofisticada sin caer en lo pretencioso.

La cocina chilena como proyecto país

Para Claudio Úbeda, Prístino es parte de una cruzada por posicionar a la cocina chilena en el lugar que merece, tanto dentro como fuera del país. “Tenemos una identidad culinaria riquísima, pero muchas veces la hemos dejado de lado. Por eso queremos que la gente vuelva a emocionarse con los sabores de siempre, que venga, pruebe, como y pueda recordar cosas”, asegura el chef.

Con Prístino, Úbeda consolida su rol como uno de los máximos exponentes de la cocina chilena de autor, una corriente que respeta la tradición y al mismo tiempo propone una lectura propia y contemporánea de nuestra gastronomía.

Cebiche de caleta con pesca del día artesanal y tortilla de rescoldo.

Un proyecto familiar hecho con cariño

Aunque Prístino tiene la firma de Claudio Úbeda, detrás de su propuesta hay un equipo muy especial: su familia. Casado con la también chef Paula Meléndez, Claudio ha construido una vida en torno a la cocina, y hoy sus hijos también son parte activa del proceso.

“Es un negocio familiar, hecho con mucho cariño, con mucho esfuerzo y con grandes esperanzas de que funcione y que nos vaya muy bien. Queremos ser felices en este lugar”, comenta emocionado.

Sus hijos de 12 y 13 participan en la elección de platos, prueban las recetas y no temen hacer críticas sinceras. “Son los más exigentes”, cuenta el chef entre risas. La familia disfruta salir a comer junta, explorar sabores nuevos, conocer restaurantes y aprender sobre la cocina chilena desde la experiencia y la conversación.

Esta conexión cotidiana con los sabores y con el acto de compartir en la mesa es parte esencial del espíritu de Prístino: una cocina que nace del amor por lo propio, por el hogar, y por el deseo de hacer de cada plato una celebración de lo que somos.

Aires de verano (crema de chirimoya alegre, naranjas confitadas, helado de mandarina y crujiente de maracuyá).

Quienes deseen conocer esta nueva propuesta, pueden reservar para almuerzos en Prístino. Una vez se obtenga la autorización para servir alcoholes, el restaurante comenzará su servicio también durante la noche, ampliando su carta y su propuesta de maridaje, con una cuidadosa selección de vinos nacionales y cócteles de autor pensados para acompañar la experiencia.

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